El violagambista, director de orquesta y especialista en música antigua, Jordi Savall, ha afirmado hoy en Santander que “el peor déficit” que tiene España son los dirigentes políticos con una cultura musical “insuficiente”. En este sentido, el premio César de la Academia de Cine francesa criticó que la clase política “no ha sabido darse cuenta de la importancia” del patrimonio musical español que, a su juicio, es uno de “los más ricos de Europa”.

“Me sorprende que ningún político haya valorado la importancia que tiene la música en el mundo en el que vivimos”, apuntó Savall en una rueda de prensa en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) previa a su participación en el novedoso ciclo cultural de la institución académica ‘Música antigua’.

Savall lamentó que su trabajo esté “mucho más valorado” fuera de España y, para demostrarlo, recordó que “todos” los premios con los que ha sido distinguido durante su trayectoria profesional son extranjeros, excepto la Medalla de Bellas Artes del Ministerio de Cultura que recibió en 1998.

En esta línea, hizo hincapié en que España “no es un país que aprecie sus músicos” y, según apuntó, como profesional, puede dar “testimonio verdadero de ello”, porque mientras en Francia toca “cuatro o cinco veces al año”, en Madrid tiene “un concierto cada dos”. No obstante, reconoció que no puede quejarse porque sigue teniendo numerosos conciertos por Europa, pero que le “sabe mal” porque se siente “muy español”.

El especialista en música antigua, explicó que la viola de gamba dejó de tocarse a finales del siglo XVIII y, por ello, aquellos que decidieron retomar ese instrumento necesitaron “muchísimo trabajo de investigación y años tocando” para poder encontrar “el estilo” que corresponde a este tipo de música.

Sin embargo, según Saval “es una realidad” que hoy en día se vive “mucho más rápido y más aceleradamente” debido en parte a “la facilidad que existe para hacer todo tipo de cosas”. En la actualidad “cualquiera puede grabar un disco de calidad aceptable”, añadió el violagambista, quien recordó que hace 36 años, cuando empezó a tocar, tuvo que trabajar “durante 10 años ocho horas al día” para poder grabar su primer disco