Investigadores vallisoletanos en el estudio internacional de una gigantesca tormenta en Saturno

Investigadores vallisoletanos en el estudio internacional de una gigantesca tormenta en Saturno

El grupo de investigación de Ciencias Planetarias de la Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC) de Valladolid, coordinado por José Francisco Sanz Requena, ha participado en una investigación internacional sobre una gigantesca tormenta en Saturno que aportará nuevos datos acerca de la atmósfera de este planeta. El trabajo, liderado por el Grupo de Ciencias Planetarias de la Universidad del País Vasco dirigido por el profesor Agustín Sánchez Lavega, será portada mañana de la prestigiosa revista norteamericana Nature bajo el título Saturn's 2010 Great White Spot and the dynamics of the planet's weather layer (Saturno 2010: La Gran Mancha Blanca y la dinámica de la capa meteorológica del planeta).


La investigación establece las primeras hipótesis sobre un fenómeno que ha representado “un desafío a la comprensión”, ya que la tormenta en el planeta anillado se ha presentado nueve años antes de lo esperado. En 130 años de observaciones telescópicas regulares, el fenómeno se ha venido produciendo con la regularidad del año saturnino, equivalente a 29’5 años terrestres. Sin embargo, para sorpresa de la comunidad científica, en diciembre de 2010 astrónomos aficionados japoneses detectaron los primeros signos de la tormenta, con casi nueve años de adelanto sobre lo esperado.


Según el profesor Sanz Requena, “a fecha de hoy, más de seis meses después de la erupción de la tormenta, su foco original, aunque debilitado, sigue activo, lo que representa una sorpresa mayúscula y un desafío en la comprensión de estos violentos sucesos meteorológicos”.


La Gran Mancha Blanca es el apelativo con el que los astrónomos conocen un fenómeno meteorológico único en el sistema solar, una tormenta de proporciones descomunales que se desarrolla en Saturno y llega a alcanzar prácticamente el tamaño de la Tierra. La perturbación se expande hasta rodear todo el planeta formando un anillo de nubes blancas que le han dado nombre.


Extrapolación a la Tierra


Más allá de la curiosidad por conocer los procesos físicos que subyacen a la formación de estas gigantescas tormentas en Saturno, el estudio de estos fenómenos permite conocer mejor y chequear los modelos empleados en el estudio de la meteorología y del comportamiento de la atmósfera terrestre, en un medio ambiente muy diferente e imposible de simular en un laboratorio. Las tormentas de Saturno son, en cierto modo, un banco de pruebas de los mecanismos físicos que subyacen en la generación de las tormentas violentas que acontecen en las regiones ecuatoriales y tropicales de la Tierra, o en fenómenos tan cercanos como las llamadas gotas frías.


Respecto a las conclusiones del trabajo, Sanz Requena señala que “según las observaciones que hemos realizado del fenómeno, la irrupción de la columna de gases calientes ascendentes en chorro que forma las nubes blancas visibles, apenas modifica el fluir habitual de los vientos que soplan en dirección a los paralelos de Saturno”.


Éste es un aspecto importante, ya que dos teorías compiten para explicar el origen energético de estos vientos y la comprensión de la variada meteorología de estos gigantes gaseosos: “o bien es la luz solar y los vientos son superficiales, o bien es el calor interno que sale de Saturno y los vientos son profundos”, destaca Sanz Requena.


Tal y como se publica en el artículo de Nature, los modelos utilizados en la investigación que mejor han simulado la tormenta y la subsiguiente perturbación de escala planetaria requieren que los vientos se extiendan en profundidad hasta las nubes de agua, es decir allí donde no llega la iluminación solar. Si es así, “este trabajo confirmaría lo ya apuntado en anteriores trabajos nuestros sobre Júpiter y Saturno, y que señalan que los vientos tendrían su origen en la fuente interna de calor”, concluye el investigador de la UEMC.


Complemento a una investigación anterior


Según la información de la UEMC proporcionada a DiCYT, esta investigación complementa otra anterior publicada en mayo por la revista Science, en la que ha participado también el equipo de Agustín Sánchez Lavega, y en la que se describen las perturbaciones en el campo de temperaturas y en la composición química que la tormenta ha causado en la alta atmósfera de Saturno.


Además de los investigadores de la Universidad Europea Miguel de Cervantes de Valladolid, en el actual trabajo han colaborado la Escuela de Ingenieros Industriales de la UPV, la Fundació-Observatori Esteve Duran de Catalunya, del Observatorio de Calar Alto en Almería, de la Universidad de Oxford en Gran Bretaña y del Observatorio de París en Francia. También ha participado decisivamente una red internacional de observadores coordinados desde la UPV/EHU, que desinteresadamente ha contribuido con la toma de imágenes del planeta


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