Javier Fernández defiende la concertación social y afirma que no flaquea ante Rajoy

Javier Fernández defiende la concertación social y afirma que no flaquea ante Rajoy

Asturias.-El presidente del Principado, Javier Fernández, realizó hoy una firme defensa de los acuerdos de la concertación social en Asturias, así como tambièn aseguró que no hace dejación de responsabilidades ente el Gobierno de Rahoy. Su intervenvención se produjo en el marco de la clausura del XIII Congreso Regional de UGT Asturias.

 

Intervención del presidente

 

Estoy contento y orgulloso de estar aquí. Contento, porque uno se encuentra siempre mejor entre amigos, y aquí, en este auditorio, tengo muchos y grandes amigos. No se preocupen, no voy a nombrarles uno por uno, pero ellos saben muy bien quienes son. A ellos, y a todos vosotros,  gracias por haberme invitado y enhorabuena por vuestro congreso. Sinceramente, gracias.

Dije también que estoy orgulloso. Sí, y soy consciente de que no intervengo como secretario general de la Federación Socialista Asturiana ni como afiliado a UGT, que lo soy. Hoy estoy hablando como presidente del Gobierno de Asturias. Es el jefe del Ejecutivo quien se siente orgulloso de poder dirigirse a vosotros, a un sindicato de vuestra raigambre.

Hay muchas decisiones que avalan la trayectoria de la UGT asturiana. Os voy a citar alguna reciente. Por ejemplo,  que hayáis sabido negociar y pactar la  concertación social, que movilizará 2.279 millones para dinamizar la economía y facilitar la lucha contra el desempleo. La Unión General de Trabajadores ha demostrado con este pacto que en uno de los momentos más duros de la recesión, cuando lo más fácil es echarse al monte o refugiarse en el nihilismo, antepone los intereses de los asturianos a su comodidad particular. Una seña de responsabilidad que también han compartido CCOO y la Federación de Empresarios. Porque no me engaño, y sé de sobra que a los dirigentes de los dos grandes sindicatos y de la patronal les hubiese sido muchísimo más sencillo elevar el listón de las reclamaciones y dejar solo al Ejecutivo, para que allá se las componga. Habéis acreditado de nuevo vuestra responsabilidad y vuestro compromiso con Asturias.

 Desde que firmamos la concertación han abundado las críticas. Son de una ligereza que asusta. Se resumen en que es un modelo superado, en que repite fórmulas caducas y viejas. Hombre, no. Lo viejísimo es que no haya entendimiento, que los empresarios vayan por un lado y los sindicatos por otro. Pero esa música de fondo contraria al pacto social, a que UGT, CCOO y los empresarios tengan voz y compromiso por medio de grandes acuerdos regionales ya la hemos escuchado varias veces, como si la concertación fuese una liturgia vacua e ineficaz. No me sorprende ese desdén en algunos. Lo que me alarma de veras es que no reparemos todos en las interpretaciones y consecuencias que hubiera tenido en esta coyuntura un fracaso del diálogo social, hasta qué punto ese fracaso hubiera engordado el desánimo y la frustración en Asturias.

Porque es justo en estos tiempos terribles de la recesión cuando más falta hacen los grandes acuerdos. Hasta Mariano Rajoy se ha dado cuenta, y el día 16 de este mes se reunió con Cándido, aquí presente, y con el líder de Comisiones. Aunque parece que, al contrario que nosotros, Rajoy no está muy empeñado en el pacto. Pues le pido al señor presidente del Gobierno que tome ejemplo de Asturias y que no se conforme con la fotografía, que vaya al fondo y entienda de una vez por todas que la mayoría parlamentaria es tan legítima como insuficiente en algunas circunstancias, y que dialogar y buscar consensos no le hará más débil. España necesita hoy un gran entendimiento básico que dé confianza a las empresas y a los trabajadores. Lo que le erosiona es la soberbia, el aislamiento e incumplir las promesas electorales.

Recibo mejor otras quejas sobre la concertación. Entiendo las de UGT cuando me exige que el Gobierno sea más ágil. También comprendo a quienes piden que incluya más medidas innovadoras contra el desempleo. ¡Cómo no asumirlo, cuando tenemos más de cien mil parados! Soy el primero que reconoce esa emergencia social. Sabéis que esta semana que acaba cumplimos el primer año de gobierno. En este período me habréis oído pocas veces, si es me lo oísteis alguna, referirme a la herencia recibida. No hemos hecho como Rajoy, que acabará culpando a la gestión de  Zapatero de la reaparición de Aznar. Pero dejadme que hoy haga memoria para recordar que la derecha había dejado paralizada la Administración. No partíamos de cero, sino de varios grados bajo cero. Y, pese a ello, en este tiempo hemos conseguido bastantes logros, como haber devuelto a Asturias la normalidad política y  la estabilidad institucional, haber conjurado el riesgo de intervención, firmado la concertación, aprobado el presupuesto? También hemos puesto en marcha dos planes de empleo, uno para parados de larga duración que beneficiará a 1.300 personas y otro para jóvenes que facilitará su primera experiencia laboral a 2.000 menores de 26 años. Al mismo tiempo, destinamos 21 millones para la contratación de parados por los ayuntamientos. Pues bien, todas esas cosas juntas no justifican un solo atisbo de triunfalismo mientras el paro continúe en las cotas actuales. Nadie tiene derecho moral a presumir de su gestión mientras no se frene el desempleo. Por eso me resulta indecente la presunción del Gobierno central. Un Ejecutivo que dirige un Estado con más de seis millones de desempleados y renuncia a buscar un gran acuerdo social, político e institucional contra el paro debería pedir perdón a diario.

 Sé también que culpar en exclusiva al Gobierno de Rajoy es absurdo. Por supuesto, la situación dramática de España se debe en muy buena medida a la política impuesta por la Unión Europea, a esa austeridad sin misericordia, destructiva, que está poniendo en jaque al gran proyecto europeo. Soy consciente de que la troika ?compuesta, como sabéis, por el Fondo Monetario, el Banco Europeo y la Comisión Europea- aprieta las tuercas a Rajoy para que dé una vuelta más a una reforma laboral que ha despojado de derechos a los trabajadores. Conozco que es la misma troika la que le está pidiendo que desvincule ya, cuanto antes, la actualización de las pensiones de la inflación, para empobrecernos más a todos. Entiendo que son los mismos dirigentes quienes fijan los techos de déficit. Yo no le reprocho eso a Rajoy; yo le reprocho que no proteste, que no se rebele contra esas medidas, que abrace con entusiasmo la reforma laboral, que intente aplicar la ley del embudo con el déficit a las comunidades autónomas. Le reprocho que no asuma que España es un socio más, en plenitud de voz y derechos como cualquier otra nación de la Unión Europea. Eso es lo que ni comparto ni entiendo, como tampoco comparto ni entiendo que el Partido Popular asturiano haya renunciado a la defensa de los intereses del Principado para quedar reducido a la mera condición de palmeros de Rajoy, aunque amenacen con cerrar la minería o pongan excusas para ofrecernos una variante de Pajares tuerta y provisional. No lo entiendo, porque con esa actitud sólo fomentan el crecimiento de la derecha más populista e irresponsable que hay en Asturias. La otra derecha que ellos mismos engendraron en sus entrañas.

Quienes me escucháis me habéis reclamado en varias ocasiones que sea más enérgico con el Gobierno central. Os aseguro que el Ejecutivo asturiano jamás ha hecho ni hará dejación de sus responsabilidades. No hemos dejado un minuto de pedir al ministerio de Industria que rectifique sus planes para la minería. También hemos solicitado a Defensa e Industria que se afanen en la búsqueda de contratos que eviten el hachazo laboral a la fábrica de armas. Hemos recurrido al Constitucional para defender nuestro derecho a cobrar un impuesto a la banca. Hemos viajado a Bruselas para pedir a la Comisión Europea que facilite el futuro de nuestros astilleros. Quiero decir que trabajamos política, institucional y, cuando llega el caso, judicialmente para defender los intereses de Asturias. Eso sí, no vendemos quincalla; no damos voces en la plaza del mercado.

No confundáis los gritos  de los vendedores de crecepelo con la defensa enérgica, seria y sólida de los intereses de Asturias. Ése es un truco muy conocido. Sólo os pido un poco de memoria, y que penséis si quien fue señor de horca y cuchillo en el Partido Popular, quien imponía la obediencia debida a sus afiliados, está en condiciones de acusar de sucursalismo a nadie. No acepto que un caudillo pretenda sentar cátedra de democracia.

Tenemos serios problemas, muy difíciles, en Asturias y en España. Ojalá acierten las previsiones más optimistas para este año. Ése es mi deseo, porque a los asturianos nos interesa que España vaya bien dentro de una Unión Europea que vaya mejor. Para eso  es imprescindible que la UE rectifique su política económica y el Gobierno central abandone su obcecación y entienda que esta austeridad inclemente no hace más que ensanchar el peligro de quiebra social. Ahora, yo sí puedo hoy comprometerme públicamente a una cuestión. Quiero contar con vosotros, con un sindicato con la fortaleza, con la historia y con el futuro que tiene la Unión General de Trabajadores. Porque estoy convencido de que, sean cuales sean las circunstancias, a Asturias siempre le irá mejor con cohesión social, acuerdos y estabilidad política y presupuestaria. Ése es el camino correcto. La estabilidad social, política y presupuestaria, el diálogo y el acuerdo. Para continuar por esa senda cuento con vosotros. No desperdiciemos ni una sola ocasión para proseguir en esta dirección, que es la que nos acabará devolviendo a la luz. Y ese viaje, que será largo y duro, siempre se hará mejor en buena compañía. Como la de la Unión General de Trabajadores.

 


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