En julio de 2011 se cumplen cien años del descubrimiento de la ciudadela de Machu Picchu, en Perú. El conjunto había permanecido oculto durante siglos hasta que en 1911 el arqueólogo estadounidense Hiram Bingham descubrió esta asombrosa ciudad inca. A partir del día 7 de julio de 2011 empezarán las celebraciones en Perú del centenario de este “reencuentro” de la Humanidad con parte de su legado e historia
La ciudadela de Machu Picchu se encuentra encaramada en una ensillada de la Cordillera de los Andes, a 2.430 metros de altitud sobre el nivel del mar. Se cree que este conjunto monumental desempeñó una importante función ritual en el culto del sol practicado por las poblaciones incaicas que se asentaron en la región entre los siglos XI y XVI.
Además de la extraordinaria belleza de su emplazamiento, Machu Picchu es probablemente la más lograda realización arquitectónica del periodo de apogeo del Imperio Inca. Sus muros, terrazas y rampas colosales están construidos de tal manera que dan la impresión de haber sido tallados en la roca misma de las montañas. Asimismo, esta región de la cuenca alta del Amazonas destaca por la diversidad de su fauna y flora.
La ciudadela estaba escondida en las estribaciones orientales del bosque tropical andino hasta que fue descubierta el 24 de julio de 1911 por Hiram Bingham. No obstante, algunos habitantes de la zona sabían ya de la existencia de Machu Picchu. Sin ir más lejos, cuando Bingham llegó a la antigua ciudad imperial había dos familias de campesinos que vivían en el lugar. Las primeras referencias directas a Machu Picchu de hecho datan de 1902, cuando un grupo cusqueños visitó los vestigios de la ciudad.
El lugar fue inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1983 por sus valores culturales y naturales. En la actualidad es la mayor atracción turística del Perú. Sin embargo, este éxito acarrea también riesgos para la buena preservación de la ciudadela
FOTO: ©UNESCO - Vista de la ciudadela inca de Machu Picchu