El Consejo de Ministros ha aprobado la remisión a las Cortes Generales del Proyecto de Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE). Entre las novedades más destacadas, la inclusión de "reválidas" para obtener títulos de Graduado en ESO y de Bachillerato, un sistema orientado a desviar al alumnado menos capaz o con escasos recursos hacia la formación profesional e incentivar el estudio de la religión, algo que la Conferencia Episcopal viene exigiendo al Gobierno a fin de recuperar alumnos para la misma.
El ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, ha argumentado que la razón de ser de la reforma, que es inaplazable, guarda relación con el abandono escolar temprano y con el fracaso escolar. "Es la dimensión en la que los resultados españoles difieren más de los europeos y la que más compromete el futuro de los jóvenes y de nuestra economía", ha dicho.
En su opinión, si se estabiliza una tasa de abandono como la que tenemos en la actualidad, los jóvenes no sólo tendrán dificultades para encontrar trabajo ahora sino que también las tendrán para conseguir un "empleo adecuado que les permita insertarse con un mínimo de dignidad en la sociedad" cuando sean mayores.
El ministro también ha incidido en que hay que mejorar la empleabilidad de los jóvenes. Según los cálculos de la UE, en el curso del próximo decenio sólo el 15% de los empleos disponibles en Europa podrán ser ocupados por personas con una capacidad media o baja. Por ello, Wert ha subrayado que "quien no adquiera una cierta capacitación profesional no va ser capaz de encontrar empleo".
Por otra parte, el ministro ha señalado que la norma pretende evitar que los alumnos repitan curso ya que "sólo en la fase obligatoria del sistema hay medio millón de alumnos que están repitiendo y están costando 2.500 millones de euros al sistema".
Formación profesional
José Ignacio Wert ha resaltado que otro objetivo es impulsar y modernizar la Formación Profesional para hacerla "más digna, mejor orientada y más enfocada a la empleabilidad, así como más transitable y más flexible". En su opinión, "la forma de conseguir que la FP no sea percibida como una carretera de segundo orden es que existan caminos de comunicación entre sus distintas etapas y la formación académica". "Tenemos que conseguir que la sociedad, los padres y los propios alumnos vean en la FP un camino viable y de insertarse con éxito en la sociedad", ha añadido.
El ministro ha señalado que debe haber un cambio en la distribución de competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas en materia educativa. Así, ha explicado que se han dividido las asignaturas en tres tipos: troncales, específicas y de libre configuración autonómica "no para marcar diferencias de importancia entre ellas" sino para definir un núcleo básico que garantice la homogeneidad de los contenidos en aspectos básicos y unos estándares mínimos en todo el Estado.
Como novedad en el sistema educativo español, Wert ha apuntado que se efectuarán evaluaciones externas iguales en todo el Estado al final de cada etapa educativa: "No son las reválidas. No tienen el objetivo de ajustar la demanda de estudios superiores a las posibilidades de oferta".
Con la futura Ley será posible pasar al curso superior con un máximo de dos asignaturas pendientes, siempre que no sean simultáneamente lengua -común o cooficial- y matemáticas, según ha detallado el ministro.
En cuanto a la asignatura de religión, Wert ha avanzado que no se modificará su anterior regulación, será evaluable en los mismos términos que su asignatura sustitutoria y contará para calcular la nota media de los alumnos.
Respecto a la escolarización en castellano, ha puntualizado que la norma sigue la doctrina del Tribunal Constitucional que "nos ha dicho que tenemos que garantizar la escolarización en castellano", lo que supone velar porque el castellano sea "también lengua vehicular", en un contexto de existencia de lenguas común y cooficial.
