Gijón Turismo se acercó hasta la Escuela Asturiana de Surf y habló con Hugo de esta actividad física y del turismo activo en un entorno tan privilegiado para este deporte como es la Playa de San Lorenzo.
¿Quienes vienen a la escuela asturiana de surf?
De todas las edades, desde el más pequeñín con 3 años en clases privadas hasta el mayor de 76 años. Pero también de todas la nacionalidades hasta 15 diferentes, sobre todo, alemanes. Nuestra escuela es como un club donde se realizan salidas, entrenamientos físicos, stand up paddel, entre otras actividades, ya que la filosofía de la escuela es la educación integral en el entorno natural
¿Qué es lo primero que se aprende en la escuela de surf?
Lo que se tiene es una experiencia única. Hay una anécdota donde un alumno mientras esperábamos a las olas me dijo “Hugo, ya entiendo, estamos haciendo surf”. Y es que estar encima de la tabla solo es una técnica más, antes de eso, hay que aprender a posicionarse en la tabla, remar, hacer cambios de dirección, saber sentarse… Es necesario mucha práctica y ser muy observador del entorno para llegar donde está la ola.
¿Por qué surfear en Asturias y en concreto en la Playa de San Lorenzo?
En el litoral de Asturias se puede aprovechar más las olas, por su continuidad, además tiene más kilómetros y está menos masificado, En Canarias existe esa continuidad pero no se recomienda para una experiencia de iniciación. El centro neurálgico del surf en Asturias está en Salinas, playa para surferos avanzados, Tapia con su Campeonato europeo y Gijón muy propicia para el aprendizaje y disfrute todo el año.
Pues San Lorenzo al estar integrada en el casco urbano tiene las condiciones perfectas para ello y, frente a lo que se cree, la meteorología no afecta mucho ya que incluso cuando llueve entramos al agua porque como les digo a mis clientes es solo agua.
Agradecemos a Hugo su tiempo y os animamos a surfear en Gijón. Recuerda que gracias a Gijón Turismo y con días con sal de lunes a domingo podrás disfrutar de esta experiencia de manera más económica. ¡Nos vemos en la playa!