Comunicado de la Vigésima Séptima Reunión del Comité Monetario y Financiero Internacional
Las medidas de política adoptadas han desactivado riesgos críticos a corto plazo. Se está perfilando una recuperación desigual, pero el crecimiento y la creación de empleo aún son demasiado débiles. Están apareciendo nuevos riesgos y persisten varios riesgos viejos. Debemos actuar decisivamente para impulsar una recuperación sostenible y restablecer la capacidad de resistencia de la economía mundial. El saneamiento y la reforma del sector financiero siguen siendo una prioridad. Las economías avanzadas tienen que equilibrar el respaldo de la demanda interna con reformas encaminadas a corregir las debilidades estructurales que deprimen el crecimiento, implementando al mismo tiempo planes fiscales creíbles. Las economías de mercados emergentes y en desarrollo que están experimentando un crecimiento relativamente elevado deberían comenzar a reconstituir el espacio de la política económica; por su parte, las que están expuestas a flujos de capitales volátiles deberían evitar vulnerabilidades financieras. Celebramos las orientaciones definidas en la Agenda Mundial de Políticas presentada por la Directora Gerente.
Economías avanzadas. Estados Unidos está experimentando una recuperación moderada y continua liderada por el sector privado, en tanto que Japón ha tomado nuevas medidas para combatir la deflación. En la zona del euro en su conjunto la recuperación aún no logra materializarse. Es esencial que la mayoría de las economías avanzadas continúen avanzando en el fortalecimiento de sus finanzas públicas. En los casos en que las circunstancias de cada país lo permitan, deberían evitarse políticas fiscales procíclicas, debería centrarse la atención en los saldos estructurales y permitir que actúen plenamente los estabilizadores automáticos para apoyar el crecimiento. Sigue siendo crucial formular planes creíbles de consolidación fiscal a mediano plazo, sobre todo en Estados Unidos y Japón. Aún se necesita una política monetaria laxa que contribuya a reforzar el crecimiento, pero esta política debe ir acompañada de planes creíbles de consolidación fiscal a mediano plazo y de un avance más firme de las reformas estructurales y las reformas del sector financiero. Eso ayudará también a contener el impacto potencial de una distensión monetaria en los flujos de capitales y los tipos de cambio. En su momento, el ciclo de expansión monetaria deberá concluir con cautela y deberá comunicarse con claridad. En la zona del euro, es crucial seguir avanzando en el saneamiento de los balances bancarios y la reducción de la fragmentación financiera. Es necesario proseguir las reformas estructurales encaminadas a estimular la productividad y el empleo. Se requieren nuevos avances tangibles con respecto a los elementos centrales de una unión bancaria efectiva y una unión fiscal más sólida, que refuercen la capacidad de resistencia de la unión monetaria.
Países de mercados emergentes y en desarrollo. Dado que la actividad está repuntando, se deberían recalibrar las políticas a fin de reconstituir los márgenes de maniobra de la política económica y protegerse de las vulnerabilidades financieras. En los casos en que se deba hacer frente a riesgos para la estabilidad macroeconómica o financiera derivados de una cuantiosa afluencia de capitales volátiles, el ajuste de política macroeconómica podría estar respaldado por medidas prudenciales y, según corresponda, por medidas de gestión de los flujos de capitales. No obstante, estas medidas no deben sustituir al ajuste macroeconómico que la situación justifique. Tomamos nota de la ampliación del respaldo que el FMI ofrece a los países árabes en transición y celebramos el respaldo bilateral brindado hasta ahora. Es preciso que el FMI y los países miembros en general redoblen esfuerzos para apoyar a los países que están emprendiendo reformas difíciles. Asimismo, celebramos la mayor colaboración del FMI con los Estados pequeños a fin de reflejar mejor sus necesidades en el diseño de los programas y la asistencia técnica.
Países de bajo ingreso. En muchos países de bajo ingreso, el crecimiento sólido e ininterrumpido ofrece una oportunidad para reconstituir el margen de maniobra de la política económica y atender al mismo tiempo necesidades sociales y de infraestructura apremiantes, como un respaldo focalizado en los pobres a través de la reforma de los subsidios. Tomamos nota de las modificaciones recientes de los servicios financieros del FMI para países de bajo ingreso y la prórroga temporal de la tasa de interés cero. Instamos a los países miembros a destrabar el financiamiento necesario para asegurar la autosostenibilidad del crédito concesionario del FMI, tras la decisión de 2012 sobre las utilidades extraordinarias de la venta de oro. Solicitamos al FMI que siga de cerca la sostenibilidad del Fondo Fiduciario para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza (FFCLP) en relación con las necesidades de los países de bajo ingreso. Asimismo, aguardamos con interés la finalización del examen de la política sobre límites de endeudamiento en los programas que respalda el FMI.
Restablecimiento de la capacidad de resistencia. Celebramos la labor que está llevando a cabo el FMI sobre empleo y crecimiento como base para un asesoramiento en materia de políticas adaptado a las circunstancias de cada caso, en colaboración con otros organismos. Las reformas para encarrilar la deuda hacia una trayectoria sostenible son cruciales. Solicitamos al FMI que analice las lecciones que se desprenden de casos anteriores de alto endeudamiento. Es necesario reafirmar el compromiso de implementar las reformas financieras. Subrayamos la importancia de la Estrategia de Supervisión Financiera del FMI para impulsar la labor en esta materia, por ejemplo a través de la evaluación del impacto mundial de las reformas regulatorias. Es necesario avanzar en mayor medida para subsanar las deficiencias de los datos. Los desequilibrios mundiales han seguido disminuyendo, pero se necesita redoblar los esfuerzos para reducir las causas estructurales de estos desequilibrios. A fin de respaldar el reequilibramiento, los países con déficits deben continuar incrementando el ahorro nacional y las economías con superávit deben estimular las fuentes internas de crecimiento. Además, se necesitan reformas fiscales y estructurales, apuntaladas por tipos de cambio más flexibles cuando corresponda, para que la corrección siga su curso. Afirmamos nuestro compromiso de abstenernos de realizar devaluaciones competitivas y toda modalidad de proteccionismo en el ámbito del comercio y la inversión. La lucha contra la evasión fiscal es esencial para ayudar a reforzar la capacidad de resistencia fiscal de todos los Estados miembros. En este sentido, nos comprometemos a fomentar la transparencia en el ámbito de los impuestos y la lucha contra el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo.
Supervisión a cargo del FMI. Es necesario que el marco reforzado de supervisión se implemente de manera imparcial y eficaz para lograr una mayor integración de las perspectivas multilaterales a la supervisión bilateral y el análisis de riesgos y efectos de contagio que realiza el FMI. Celebramos la Decisión de Supervisión Integrada, los resultados de la labor del FMI sobre los flujos de capitales, el Informe sobre el Sector Externo de carácter piloto y el Informe sobre Efectos de Contagio. Aguardamos con interés el próximo examen de la política de transparencia. Solicitamos que se analicen con más profundidad el impacto de la política monetaria no convencional en los flujos de capitales y los precios de los activos y de las materias primas, la influencia de los flujos de capitales en los tipos de cambio y la liquidez mundial.
Reformas de la estructura de gobierno. Instamos a los países miembros que aún no hayan dado todos los pasos necesarios para ratificar las reformas de 2010 a que lo hagan sin dilación. Seguimos comprometidos a llevar a término la reforma del régimen de cuotas y la estructura de gobierno del FMI, lo cual es clave para su credibilidad, legitimidad y eficacia. Integraremos la labor sobre una nueva fórmula de cálculo de las cuotas con la labor dedicada a la Decimoquinta Revisión General de Cuotas. Es necesario que esta fórmula sea simple y transparente; sea compatible con las múltiples funciones que cumplen las cuotas; genere resultados que en términos generales sean aceptables para los países miembros, y que su implementación sea factible desde el punto de vista estadístico sobre la base de datos puntuales, de alta calidad y fácilmente disponibles. Instamos al Directorio Ejecutivo a llegar a un acuerdo sobre una nueva fórmula de cálculo de las cuotas como parte de su labor en el marco de la Decimoquinta Revisión General de Cuotas. Se espera que cualquier realineación de las cuotas tenga como resultado aumentos de las cuotas relativas de las economías dinámicas, en consonancia con su posición relativa en la economía mundial, y por lo tanto probablemente aumentos de la participación que corresponde a los países de mercados emergentes y los países en desarrollo en su conjunto. Deben tomarse medidas para proteger la voz y la representación de los países más pobres. Reafirmamos nuestro compromiso de llevar a término la Decimoquinta Revisión para enero de 2014.
Expresamos nuestra satisfacción por las conclusiones de la segunda evaluación externa de la Oficina de Evaluación Independiente y esperamos con interés la implementación de sus recomendaciones.