Por SINC.-Hasta ahora la comunidad científica pensaba que los alimentos que más les gustan a los niños son las patatas fritas, los caramelos y las bebidas azucaradas, precisamente los más perjudiciales para su salud.
Sin embargo, un nuevo estudio, publicado en la revista Food Quality and Preference, concluye que dicha hipótesis no es del todo cierta tras analizar si todos los niños tienen la misma preferencia por los azúcares y las grasas, considerados promotores de sobrepeso y obesidad a todas las edades.
Durante la investigación, que forma parte del proyecto Identificación y prevención de los efectos sobre la salud inducidos por la dieta y el estilo de vida en niños (IDEFICS, por sus siglas en inglés), se examinaron las preferencias de sabor en más de 1.700 niños de entre seis y nueve años de edad procedentes de ocho países europeos (Italia, Estonia, Chipre, Bélgica, Suecia, Alemania, Hungría y España).
Los autores determinaron, mediante pruebas sensoriales, los gustos de los niños por la grasa, el azúcar, la sal y el glutamato monosódico, un potenciador del sabor que corresponde al quinto sabor básico, denominado ‘umami’.
“Los resultados fueron sorprendentes”, explica a SINC Silvia Bel-Serrat, única coautora española del estudio, que trabaja en la Universidad de Zaragoza. “Aunque a menudo se tiende a pensar que los niños comparten una predisposición común hacia las grasas y los azúcares, se observó que los de diferentes países no tenían de ningún modo preferencias similares”.
Alemanes y chipriotas ante las galletas
Más del 70 % de los niños alemanes prefirieron las galletas con grasas añadidas, frente a solo el 35 % de los chipriotas. Por el contrario, la mayoría de los alemanes prefirieron el zumo de manzana básico, mientras que los niños suecos, italianos y húngaros se decantaron por la opción con azúcares o aromas añadidos.
Más del 70 % de los niños alemanes prefirieron las galletas con grasas añadidas, frente a solo el 35 % de los chipriotas
“Esto implica que las preferencias de sabor están influidas por factores culturales, pero también observamos que estos gustos se desarrollan de forma similar a medida que los niños se hacen mayores”, afirma Anne Lanfer, autora principal del estudio e investigadora en el Instituto de Epidemiología y Prevención de Bremen (Alemania). Así, en los ocho países los niños mayores tenían una mayor preferencia por el azúcar y la sal que los pequeños.
El equipo de investigación también valoró si los gustos variaban según el género del niño, su umbral de percepción de los sabores, el nivel educativo de los padres, los patrones de alimentación durante la edad temprana, el tiempo dedicado a ver la televisión y el uso de alimentos como recompensa por parte de los padres.
Los resultados mostraron que no existía relación entre estos factores y la preferencia por el azúcar, la grasa, la sal y el umami entre los niños; a pesar de que se les había atribuido previamente una influencia en las preferencias de sabor.
Afinar la prevención
Para los investigadores, el estudio tiene implicaciones importantes. “Hay una tendencia a realizar programas de prevención dietéticos uniformes en países europeos. No obstante, las preferencias de sabor varían según el país y el mismo programa no será igualmente eficaz en todos los países”, apunta Lanfer.
Por ejemplo, promover el consumo y la distribución de zumo de manzana no azucarado sería más eficaz en Alemania, donde su aceptación es alta, que en Hungría, donde a la mayoría de los niños les gusta el zumo con azúcar añadido.
Es más, sabiendo que los niños cambian sus predilecciones a medida que se hacen mayores, “todavía cabe la esperanza de que las preferencias de sabor de los niños no sean estables y que puedan ser influenciadas por sus padres y por el ambiente que les rodea”, concluyen los autores.
FOTO: No todos los niños tienen la misma preferencia por las patatas fritas, las golosinas o las bebidas azucaradas. / Sílvio Gabriel Spannenberg.