Ramiro Fernández desvela los secretos del 'buen porte'

Ramiro Fernández desvela los secretos del buen porte
Le llaman "el peluquero de la selección", pero no es un apodo que le guste mucho: prefiere el de "el barberín", mote que los marineros le pusieron cuando, a los dieciesis años, les cortaba el pelo en el salon de su hermano en El Musel, donde se inició en el oficio. Este miércoles, Ramiro Fernández presentó en el Ateneo Jovellanos de Gijón  el libro "CÓMO TRIUNFAR EN LA ERA DE LA IMAGEN. CLAVES PSICOESTÉTICAS PARA EL SIGLO XXI", cuyos derechos de autor serán donados a fines benéficos. El acto, al que asistió el primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Gijón, Rafael Felgueroso, intervino como introductor un viejo amigo del psicoesteta: Agustín Antuña, antiguo miembro del Comité Olímpico Español. Aquí les ofrecemos un extracto de la conferencia de Ramiro.

 

"Buenas tardes a todos.

 Quién me iba a decir a mí, que apenas cinco meses después de venir aquí, a este prestigioso y acogedor Ateneo Jovellanos, iba a tener la oportunidad de regresar y volver a estar con todos vosotros. Entonces os hablé de la imagen, de cómo había cambiado el concepto en los últimos años, y repasé mis andanzas por Gijón, la ciudad donde me inicié en el oficio y a la que siempre llevaré en mi corazón. Hoy, en cambio, vengo a presentaros mi libro. Lleva por título 'Cómo triunfar en la era de la imagen. Claves psicoestéticas para el siglo XXI' (...).

Nací en Nembra, una aldea del concejo de Aller, en la cuenca minera, un paraje maravilloso rodeado de verdes montañas. Soy hijo de padre minero y el menor de siete hermanos. Mis recuerdos de aquella época me llevan a los partidos de fútbol que jugaba con los chavales del pueblo. Duraron poco porque muy pronto me mandaron a estudiar a Valmaseda, en Vizcaya, y con apenas 16 años ya estaba ayudando a mi hermano en la peluquería que regentaba en el puerto del Musel. Entonces ya no había tiempo para jugar a la pelota. Y menos aún cuando mi hermano decidió irse a Brasil y yo me quedé sólo en Gijón aprendiendo el oficio.
 Creo que si no llego a ser peluquero me habría gustado ser médico. ¿Quién sabe? Lo que ya tenía descartado era lo de futbolista porque siempre se me dieron mucho mejor las manos que los pies. ¡Menos mal diréis ahora que sabéis que dediqué toda mi vida a las tijeras! (...).

 

 

Mi peluquería está situada a escasos cincuenta metros del hotel de la Reconquista, en Oviedo. Allí se concentró la selección española que por entonces entrenaba Javier Clemente y entre los seleccionados estaban Luis Enrique y Abelardo, dos asturianos a los que aquí conocéis muy bien y que ya atendía antes de que ficharan por el Real Madrid y el Fútbol Club Barcelona.

 Ambos animaron a otros jugadores a venir a que les cortara el pelo y allí me encontré con Fernando Hierro, Cañizares, Pep Guardiola, Miguel Ángel Nadal, etcétera.
 Al parecer volvieron al hotel y el entrenador les preguntó por qué estaban tan contentos y por qué hacían tanto cachondeo. Le contaron la historia del barberín y al día siguiente tenía la cabeza de Javier Clemente en mis manos. El actual entrenador, Vicente del Bosque, siempre dice que él selecciona a los jugadores y que los jugadores seleccionan a Ramiro (...).

He pretendido que jóvenes, adolescentes, emprendedores, mayores... que todos os sintáis identificados y encontréis aquí ideas prácticas y útiles en el día a día para vuestro cuidado personal. Es un libro fruto de la experiencia de muchos años de trabajo. De escuchas y aprendizaje, de constatar la necesidad que tenemos los seres humanos de sentirnos bien con nuestra imagen (...).

hablo del cabello, de sus cuidados básicos y de los mitos y leyendas urbanas que siempre le han rodeado; de la dermatología y la cosmética aplicada a la piel, de la psicoestética, ese concepto cada vez más popular, esa idea cada vez más extendida de que la imagen se apodera de casi todo. En muchos casos no se comprenderá bien esta palabra pero se vive su significado, de la misma forma que no se necesita conocer la palabra amor para estar enamorado.
 Hablo de cómo realizar un afeitado perfecto, de cómo cuidar la barba y de su historia o de la necesidad de encontrar a un joven apolíneo que apueste por el bigote para que éste se aleje de clichés trasnochados.
 No me he olvidado de las patillas y las cejas y tampoco he dejado de lado esos complementos que nos singularizan: desde el sombrero –que vuelve- hasta la corbata. Subrayo la importancia de la higiene capilar, tanto en los bebés como en los adultos, y cómo debemos actuar en caso de que suframos una de las enfermedades que atacan al cabello. Plasmo las últimas tendencias en extensiones, prótesis capilares e implantes de cabello.
 También analizo la evolución que están viviendo los nuevos científicos y pensadores que han pasado de ser personas de aspecto bohemio y descuidado a gente elegante, de buen porte, que se preocupan por su imagen porque saben que cuidándola se transmite mejor su mensaje o su idea.
 ¡Cómo no! Analizo a los futbolistas, esos ídolos de masas que crean tendencia, y hablo de los pilotos de Fórmula Uno, ese deporte que deja una estela de glamour y modernidad allá donde se celebra un gran premio.

Quizá alguno se anime a abrir un negocio y aquí encontrará qué debemos tener en cuenta tanto antes de dar el salto como una vez que se abre la puerta al público por primera vez.

 Los emprendedores, con los que me siento tan identificado, tienen en estas páginas algunas ideas que confío que les animen a dar rienda suelta a su aventura empresarial o respuestas a esas innumerables dudas y preguntas que surgen mientras las ideas se cocinan en la cabeza.
 Y no sólo me estoy refiriendo a los futuros colegas de profesión, no. Aquí encontrarán respuestas e ideas todos los que tienen en mente abrir un negocio, independientemente de la actividad que vayan a realizar. Para mí, tal y como están hoy las cosas, autónomos y pequeños empresarios han sido y son la tabla de salvación de la economía de este país, de esta región y de esta ciudad. Hemos sido, estamos siendo y seremos un motor de crear empleo, de crear vida, de crear ciudad, de crear movimiento, de crear barrio, de crear. Y eso es precisamente lo que necesitamos hoy: crear (...).

Muchas gracias por vuestra presencia, por vuestra renovada amistad, por vuestro afecto y por vuestro cariño.

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