Investigadores del CNIO, en colaboración con científicos del Reino Unido, han desvelado que mutaciones heredadas en el gen BRCA2 predisponen a una peor evolución del cáncer de próstata y mayor riesgo de metástasis. Las conclusiones del trabajo plantean una revisión en el abordaje clínico de estos pacientes.
Los pacientes con cáncer de próstata y mutaciones heredadas en el gen BRCA2 presentan un peor pronóstico y una menor supervivencia que el resto. Esta es la principal conclusión de un trabajo publicado esta semana en la edición digital del Journal of Clinical Oncology.
“Si bien la mayoría de los pacientes con cáncer de próstata tiene un pronóstico excelente, uno de los mayores retos con que nos encontramos en la práctica clínica diaria es la dificultad para identificar aquellos pacientes en los que la enfermedad puede ser letal”, explica David Olmos, jefe de la unidad de Cáncer de Próstata y Tumores Genitourinarios del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).
La investigación, realizada con expertos británicos del Institute of Cancer Research y The Royal Marsden NHS Foundation Trust, busca indicadores genéticos que ofrezcan pistas sobre la evolución de la enfermedad.
Para ello, los autores examinaron a 61 pacientes con cáncer de próstata portadores de mutaciones en el gen BRCA2 –gen supresor de tumores que protege el ADN–, 18 con mutaciones en BRCA1 –gen cuya función es similar a la de BRCA2– y 1.940 en los que se había excluido la presencia de mutaciones en sendos genes.
La magnitud del estudio lo convierte en el de mayor calibre realizado hasta la fecha con pacientes de cáncer de próstata y mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2, conocidos tradicionalmente por ser los responsables del síndrome de cáncer de mama y ovario familiar.
La magnitud del estudio lo convierte en el de mayor calibre realizado hasta la fecha con pacientes de cáncer de próstata
Los análisis de los pacientes mostraron que los portadores de mutaciones en dichos genes tenían más probabilidades de presentar un cáncer de próstata avanzado en el momento del diagnóstico, así como de desarrollar metástasis.
Además, dentro del subgrupo de pacientes en los que la enfermedad no se había extendido en el momento del diagnóstico, el 23 % de los portadores de mutaciones desarrolló metástasis en los cinco años siguientes, frente al 7 % de los no portadores.
Cinco años de seguimiento
A los cinco años del diagnóstico, el 19 % de los portadores de mutaciones en BRCA2 con enfermedad temprana había fallecido, frente al 4 % de los no portadores. En este caso, no se observaron diferencias significativas entre pacientes con mutaciones en BRCA1 y pacientes sin mutaciones en estos genes.
Elena Castro, primera autora del artículo que también trabaja en el CNIO, señala: “Estos datos convierten al gen BRCA2 en el primer factor genético para el pronóstico del cáncer de próstata. Los resultados plantean la necesidad de un cambio de paradigma en el abordaje clínico de los pacientes portadores de mutaciones en los genes BRCA, para los que los estándares de tratamiento actuales parecen ser insuficientes y no existen guías específicas de actuación”.
“Ahora que hemos conseguido identificar pacientes en los que la enfermedad es potencialmente letal, nuestro reto es explorar los tratamientos más adecuados y con menos efectos secundarios que tengan un impacto real en supervivencia”, concluye Olmos.
Un tumor muy frecuente
El cáncer de próstata es el segundo tipo de cáncer más frecuente en varones en todo el mundo, aunque en los países desarrollados es ya el tumor más abundante. Ese es el caso de España, donde se diagnostican más de 25.000 nuevos casos cada año y representa la tercera causa de muerte por cáncer en varones.
En las últimas décadas se ha producido un incremento en la incidencia debido, sobre todo, a la mayor esperanza de vida y a la generalización del cribado de la población mediante antígeno prostático específico (PSA).
También se ha observado un descenso en la mortalidad por esta enfermedad, debido a que la mayoría de los diagnósticos se realizan en estadios tempranos y a la mejora de los tratamientos. Aún así, todavía existen casos en los que la enfermedad es fatal.