Por Fernando Bazán/noticiasdesiria.blogspot.-El Ejército Libre Sirio ha desarrollado un "orden de batalla" que describe a los grupos rebeldes, su ideología y sus fuentes de financiación. El presente informe fue compartido la semana pasada con el Departamento de Estado y es una ventana a una guerra que espera por un milagro diplomático.
El grupo de coalición más grande es Jabhat Al-Tahrir Al-Souriya Al-Islamiya, Frente Islámico de Liberación de Siria (FILS), cuenta con unos 37.000 combatientes, procedentes de cuatro principales subgrupos del país e incluye los “Batallones Farouq” principalmente Homs y frontera turca-; “Brigada Tawhid” –Aleppo-; “Brigadas Suqour Al-Sham” –Idleb-; “Brigada Al-Shuhada Souriya” –Idleb- y la “Brigada Islam” (Damasco), entre otros. Es una versión “salafizada” de elementos del Ejercito Libre de Siria (FLS) que vieron frustradas sus expectativas por falta de apoyo exterior y las sucesivas derrotas; básicamente una bolsa de islamistas oportunistas y creyentes que van desde los moderados de la “Brigada Tawhid” a los salafistas sombríos de la “Brigada Al-Islam“.
Aunque reciben el apoyo financiero de Arabia Saudita, este no es el único aportarte ya que, por caso, el ala norte de la Brigada Farouq disfruta del patrocinio turco y ha atacando posiciones del ejército sirio desde el territorio turco, y no es ninguna coincidencia que los principales cruces de la frontera norte fuera de territorio kurdo, ahora son controlados por Farouq. Varios grupos del FILS también disfrutan del patrocinio de una red de donaciones creado por Mohammed Surour Zeinelabidin, un influyente teólogo sirio salafista cuyas relaciones con Arabia Saudita no son buenas para nada.
La segunda coalición rebelde es más dura y está dominada por el núcleo duro de los musulmanes salafistas, su nombre es Jabhat Al-Islamiya Al-Tahrir Al-Souriya -Frente Islámico de Siria- y cuenta con respaldo saudita; el propio Frente señaló que sus efectivos llegan a los 25.000, pero se estima que en realidad dispone de unos 13.000 combatientes repartidos en unas 11 brigadas rebeldes en todo el país se han fusionaron para formar este Frente. Este grupo actúa como un paraguas de sub-grupos islámicos salafistas–como Ahrar Al-Sham- conformados por sunitas locales que responden a las órdenes de los salafistas sauditas o kuwaitíes.
Otro grupo rebelde, conocido como Ahfad Al-Rasul ("Descendientes del Profeta"), es financiado por Qatar y cuenta con unos 15.000 combatientes que formaron parte de otros grupos y que se unieron por diversas circunstancias. Sin embargo el verdadero poder -por su capacidad operativa- lo detenta Jabhat Al-Nusra, que es una rama del grupo “Al-Qaeda en Irak”; según cálculos rebeldes, ha crecido hasta llegar a unos 6.000 combatientes que se encuentran entre los más capacitados y motivados de los rebeldes.
Funcionarios iraquíes de Inteligencia dicen que el creciente cooperación entre elementos sirios y locales está bombeando nueva vida a la insurgencia sunita en Iraq; los grupos yihadistas comparten el entrenamiento militar, logística, Inteligencia y armas a medida que crecen en fuerza alrededor de la frontera entre Siria e Iraq -especialmente en la región de Al-Jazeera- que están tratando de convertirla en un santuario que sirva como una base de operaciones para golpear a cada lado de la frontera. La Inteligencia iraquí estima que el mes pasado unos 750 militantes del Frente Al-Nusra -incluyendo combatientes de otros países árabes- controlaban grandes extensiones de tierras del lado sirio y que los militantes sirios cada vez más seguido cruzan a Irak a capacitarse con sus homólogos.
Jabhat Al-Nusra tiene una ideológica extrema contra los alawitas y no duda en matar a civiles o a los prisioneros de guerra, de hecho se lo señala de haber realizado los atentados suicidas en las principales ciudades sirias; sin embargo ha mantenido un cierto nivel de orden en las áreas conquistadas, a diferencia de algunas facciones no islamistas que saquearon los barrios civiles y que a veces se expresan en términos más sectarias y genocida que cualquier salafista.
Después de la formación del ELS las nuevas brigadas comenzaron a tomar nombres religiosos, en lugar de nombres de personalidades nacionales o regiones, este cambio es una influencia de la Hermandad dentro del ELS; por eso el primer oficial druso en desertar del ejército, el teniente Khaldoun Sami Zaineddin, tomó la inusual decisión de unirse al Movimiento de Oficiales Libres en octubre de 2011, en lugar del ELS. La influencia de la Hermandad Musulmana se hizo más notoria y continuó aportando tiempo y recursos en la construcción de su influencia dentro de las fuerzas rebeldes: las facciones pro-Hermandad incluyen la Brigada Tawhid; elementos de las Brigadas Farouq; el Cuerpo de Protección de Civiles -considerado el ala militar de la Hermandad, liderado por Hakim y Ansar al-Islam-.
La Hermandad cuenta con brigadas en todo el país, cuyos nombres suelen incluir la palabra "escudo", tales como el Escudo Éufrates, el Escudo de Capital, y el Escudo Aqsa, pero también coordina en algunas zonas con la línea dura como Jabhat al-Ahrar Nusra y Al-Sham; la Hermandad deberá recorrer un largo camino antes de alcanzar el control de Siria, pero su juego de poder ya ha desempeñado un rol importante en la perpetuación de la crisis actual y no es un buena señal para su futuro papel en la Siria pos-Al-Assad.
Los grupos rebeldes islámicos son quienes controlan la escena dentro de Siria y es por ello que la Hermandad siente que puede representarlos políticamente, ya que es el grupo de oposición mejor organizado con jerarquías internas, oficinas, un sitio web e incluso un periódico; además tienen el apoyo de Qatar y Turquía, ya que ambos Estados apuestan a que es el único partido que tiene alguna posibilidad de organizar Siria. Si bien la Hermandad manifestó su intención de Estado laico, basado en los DDHH, entre los activistas de la oposición sospechan que están utilizando la democracia para llegar al poder, y una vez en el poder, van a utilizar las leyes con el fin de reprimir a sus críticos como sucede en Egipto; con lo cual Occidente deberá optar entre trabajar con la Hermandad -que es más moderado que los yihadistas- o con el vencedor de los grupos salafistas como Jabhat Al-Nusra o Jabhat Al-Islamiya Al-Tahrir Al-Souriya.
El gobierno mantiene el control de la mayoría de las ciudades importantes, incluyendo Damasco, pero se le ha vuelto cada vez más difícil para retomar las zonas en disputa; los avances rebeldes en el sur -en los alrededores de Dara'a- si no son contenidos por el ejército de Al-Assad, sumaría un nuevo frente a los existentes en el norte y este del país.
El escenario rebelde sirio está profundamente desorganizado y es dominado por los grupos islámicos más o menos moderados, con lo cual la influencia de EE.UU. es limitada incluso si se intensifica la participación encubierta en los próximos meses. Pero lo más inquietante es que la Siria pos-Al-Assad puede ser más caótica y peligrosa que la guerra civil en curso con la pérdida del aparato estatal y la ruptura de la seguridad de las armas químicas; la mejor esperanza para la política de EE.UU. sería presionar a los sauditas para que sus grupos islámicos trabajen junto al “Consejo General Consultivo” -bajo el mando del Gral. Salim Idriss- y el ELS.
Esto en parte ya sucede, debido a que las fuerzas laicas de Idriss han combatido con los grupos pro-sauditas contra las fuerzas estatales; una alianza entre ambos sectores rebeldes aportaría una cuota de orden y abriría el camino para que Idriss negocie un gobierno de transición militar que incorpore elementos del ejército de Al-Assad. Varios altos funcionarios en EE.UU. reconocen ahora que calcularon mal el tiempo que Al-Assad podría aguantar, por lo tanto el actual enfoque del presidente Obama, apoyado por Denis McDonough -jefe de la Casa Blanca-, se basa en la prudencia.
El más comprometido esfuerzo de los EE.UU. -hasta el momento- proviene de la CIA, que está trabajando con los servicios de espionaje europeos y árabes proporcionando Inteligencia, entrenamiento y apoyo logístico para seleccionar a los grupos rebeldes “amigos”; sin embargo, la CIA se siente frustrada por la renuencia del gobierno de Obama para proporcionarle a los rebeldes armas y dinero en efectivo. Los críticos de la administración y en la oposición siria dicen que la renuencia del gobierno para armar a grupos moderados se ha fortalecido los combatientes islamistas que podrían dominar el país cuando el régimen caiga, pero lo cierto es que la Casa Blanca y los departamentos de Defensa, Estado y Justicia no tienen una justificación creíble para intervenir militarmente -Rusia vetaría cualquier resolución del Consejo de Seguridad- y la OTAN no está interesada en una nueva misión militar con resultados imprevisibles.