El Papa lavó los pies a diez chicos y dos chicas de un reformatorio

El Papa lavó los pies a diez chicos y dos chicas de un reformatorio
Ciudad del Vaticano,  (VIS).- A las cinco de la tarde de ayer, Jueves Santo, el Papa Francisco salió del Vaticano para ir al Instituto Penal de Menores Casal del Marmo, donde, a las 17.30 horas, celebró la Misa "in Coena Domine", la primera del Triduo pascual, para cincuenta chicos y chicas detenidos en esta cárcel para menores situada en las afueras de Roma. El Papa lavó los pies a diez chicos y dos chicas, y en su homilía dijo que su obligación es ayudar a los demás: "como cura y como obispo debo estar a vuestro servicio, es un deber que nace de mi corazón".
En el momento del lavabo de los pies, el Papa Francisco se arrodilló seis veces, en cada una de ellas lavó los pies de los jóvenes que estaban cerca. El Santo Padre echó el agua, secó los pies de los chicos y luego los besó. Las chicas a las que lavó los pies son una italiana y otra de un país del este de Europa. A continuación publicamos el texto completo de la homilía que el Pontífice pronunció después de la lectura del Evangelio:
"Esto es conmovedor. Jesús que lava los pies a sus discípulos. Pedro no entendía nada, se negaba. Pero Jesús se lo explicó ¡Jesús -Dios- ha hecho esto! Y él mismo explica a sus discípulos: "¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis el Maestro y el Señor, y tenéis razón, porque lo soy. Pues si yo, que soy el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Os he dado ejemplo para que, como yo he hecho con vosotros, también lo hagáis vosotros". Es el ejemplo del Señor: Él es el más importante y lava los pies, para que entre nosotros el que es el más alto tiene que estar al servicio de los demás. Y esto es un símbolo, una señal, ¿no?


Lavar los pies es: "yo estoy a su servicio." Y también nosotros, entre nosotros, no es que tenemos que lavar los pies todos los días uno al otro, pero ¿qué significa esto? Que tenemos que ayudarnos, unos a otros. A veces me enfado con uno, con otra ... pero ... olvídalo, olvídalo, y si te pide un favor, hazlo. Ayudarse unos a otros: Jesús nos enseña esto y esto es lo que yo hago, y lo hago de corazón, porque es mi deber. Como cura y como obispo tengo que estar a vuestro servicio. Pero es un deber que nace de mi corazón: lo amo. Amo esto y amo hacerlo porque el Señor así me lo ha enseñado. Pero, también vosotros, ayudaos: ayudaos siempre. El uno al otro. Y así, ayudándonos, nos haremos bien. Ahora haremos esta ceremonia de lavarnos los pies y pensamos, cada uno de nosotros piense, "¿yo realmente estoy dispuesta, estoy dispuesto a servir, a ayudar al otro?" Pensemos esto, solamente. Y pensemos que este signo es una caricia de Jesús, que hace Jesús, porque Jesús vino precisamente para esto: para servir, para ayudarnos."
Con el Santo Padre concelebraron el cardenal Agostino Vallini, el sustituto de Secretaria de Estado mons. Giovanni Angelo Becciu, el secretario del Papa mons. Alfred Xuereb, el capellán de la cárcel, el padre capuchino Gaetano Griego. La misa tuvo lugar en la capilla dedicada al "Padre misericordioso", y asistieron alrededor de 50 jóvenes entre ellos 11 muchachas, que son todos los detenidos en esa cárcel. Al final de la ceremonia, Papa Francisco se reunió de nuevo con los chicos en el gimnasio, en presencia, entre otros, de la ministra de Justicia de Italia, Paola Severino. Los muchachos de la cárcel regalaron al Papa un crucifijo de madera y un reclinatorio, hechos por ellos en el taller del Instituto.
Antes de marcharse, Papa Francisco agradeció a los jóvenes su acogida y les dijo: "¡No os dejéis robar la esperanza, siempre con la esperanza, adelante!". Uno de los chicos le preguntó por qué había decidido visitar la cárcel de menores, y el Papa respondió:"es un sentimiento que ha venido del corazón: he sentido ésto. Dónde están los que quizá me ayudarán más a ser humilde, a ser servidor como debe ser un obispo. Y he pensado, he preguntado: ¿dónde están aquellos a los que les gustaría una visita? Y me dijeron: quizá Casal del Marmo. Y cuando me lo dijeron, he venido aquí. Pero esto ha venido del corazón, solo de allí. Las cosas del corazón no tienen explicaciones, vienen solas. Gracias, eh!". Al despedirse dijo a los chicos: "Me despido, muchas gracias por vuestra acogida. Rezad por mí y no os dejéis robar la esperanza. Siempre adelante. ¡Muchas gracias!"

Dejar un comentario

captcha