Meses después de la agresión que sufrió Esther Quintana el 14N, cientos de personas se manifestaron frente a la Generalitat de Catalunya a mediados de febrero.
Huesos rotos, un ojo perdido. Dolor, sufrimiento, impotencia. Y sí, una comisión parlamentaria estudiará el tema en Catalunya. Y sí, el proceso judicial de Esther parece que avanza. Pero nadie asumió responsabilidades por el caso y los antidisturbios continúan trabajando sin identificación.
Imputan a dos mossos por el caso de Esther Quintana que perdió un ojo el 14N.
90 gramos a 720 km/h abatieron también a este hombre en la primera huelga general de 2012. “Nadie merece caer abatido, como muerto, por un balazo de goma en la cara” escribí entonces, alterado por el sonido seco del golpe, por el cuerpo inerte, por la sangre en el suelo. Inquieta saber que, aunque la pena de muerte fue abolida en 1978 en todo el Estado, continúan utilizándose armas que permiten matar sin juicio ni sentencia a un hincha del Athletic de Bilbao reventándole el cráneo de un disparo.
La asociación Stop balas de goma aporta datos para el escalofrío sobre el historial de estos proyectiles: 2 personas han muerto, 8 han perdido un ojo en los últimos 3 años en Catalunya, 30 han sufrido lesiones permanentes en toda España. Por eso las personas retratadas en estas fotografías exigieron ayer, una vez más, Stop balas de goma. Para que el dolor y la entereza de Esther sirvan de algo. Para que la profecía de Ferlosio no se cumpla.
[ Palabras: Primeras líneas del ensayo Vendrán más años malos y nos harán más ciegos, de Rafael Sánchez Ferlosio. ]
[ Retratos fotográficos de Jesús G. Pastor: Manifestación contra el uso de balas de goma, 14 de febrero de 2013 (Barcelona)]