Lula da Silva comenzó aludiendo a la importancia de escoger el tema de la juventud como centro de esta conferencia: “La juventud es un capital, un bien extraordinario. Su capacidad de movilización por las grandes causas del progreso es inigualable. Es importante, eso sí, reconocer los derechos de los jóvenes ofreciéndoles canales reales de participación en la vida política, económica, etc.” Y mirando a los Jefes de Estado y de Gobierno, que estaban sentados detrás, les hizo echar la vista atrás, para que se acordasen de cómo eran hace unos años: “Puedo imaginarme a todos ustedes cuando eran jóvenes y luchaban por la independencia de sus países”.
También recordó el interés de Brasil por África y su compromiso económico con el continente, como alianza entre regiones en desarrollo al margen del mundo occidental, donde -también indicó- nació la crisis económica mundial: “Amigas y amigos, la crisis que nació en los países desarrollados en el 2008 ha provocado hechos penosos en todo el mundo. Pero la cuenta de este ajuste no debe ser pagada por las naciones emergentes, que deben actuar en conjunto para una nueva gobernanza mundial”.
“Estamos presenciando cómo los países más pequeños de Europa: España, Portugal y Grecia están pagando por una crisis que no surgió en los países pobres, que surgió en Estados Unidos, en los bancos norteamericanos, en los países más ricos de Europa. Y quienes van a pagar la cuenta son los países más pobres de África, de Latinoamérica y de Europa. Quieren que España despida trabajadores, que empeore la situación de sus pobres. Pero hasta ahora ningún banco ha pagado la cuenta que ha significado millones para muchos”, afirmó el expresidente brasileño.
“Necesitamos unas Naciones Unidas representativas para hacer frente a las amenazas a la paz mundial. No es posible que un continente africano con 53 países no tenga ni un representante en el Consejo de Seguridad, como no es posible que América Latina, con 440 millones de personas tampoco tenga un representante. No es posible que sólo cinco países puedan decidir qué hacer, cómo actuar… Necesitamos unas Naciones Unidas capaces de tener el valor para pedir el cese del fuego en Libia y constituir una mesa de negociación”.
Recordando que ya no es presidente, y que una mujer ahora gobierna su país, da Silva recordó que seguirá trabajando y viniendo a África: “Si ustedes creen que se van a librar de mí, olvídenlo, porque estoy empeñado en que consigamos una forma diferente de relación. Porque la fotografía que se muestra de África es una imagen equivocada, de pobreza y de miseria; una imagen llena de prejuicios, porque desde fuera son incapaces de ver a África como un continente de seres humanos. Porque ellos creen que latinoamericanos y africanos somos de segunda clase, porque parecemos indios o somos negros. Pero nosotros queremos ser tratados en igualdad de condiciones, y participar de la riqueza de producción de este mundo, así es que voy a seguir visitando África”.
Y, ya con prácticamente toda la sala puesta en pie, da Silva terminó con otro ejemplo de sabiduría: “Denle un millón de dólares a un rico e irán a una cuenta para que viva de sus intereses. Pero si se los dan a una mujer pobre, se convertirán en alimentos para un niño pobre”.
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