- El director español visita México para presentar en la Cineteca Nacional los documentales Cineastas contra magnates y Cineastas en acción, donde denuncia las alteraciones que sufren los filmes por parte de las televisoras y corporaciones
Cineastas contra magnates y Cineastas en acción, son los dos trabajos ganadores del Goya al mejor documental, en los que el director español denuncia las alteraciones que sufren los filmes por parte de las televisoras y corporaciones, y que incluyen la alteración del doblaje, la música, así como al que llama el nuevo vandalismo del final cut en la era digital.
Acompañado en conferencia de prensa por Nelson Carro, subdirector de Programación de la Cineteca Nacional, Carlos Benpar afirmó que en el mundo actual se lucha más por los derechos patrimoniales que por los derechos morales de los cineastas, quienes a menudo han visto sus obras alteradas por los intereses de los magnates.
"Estos filmes intentan dar voz a los cineastas, quienes son los únicos que luchan por los derechos de sus filmes para que estos perduren en el tiempo, enfrentándose contra los mercantilistas y mercachifles que dedican sus días a lucrar con la creatividad ajena".
Dijo que los magnates no son los productores, sino esos seres que controlan los mercados y que muy a menudo no saben nada acerca de los acervos que manejan.
"En España, la ley de propiedad intelectual vigente provenía del siglo XIX y ni siquiera contemplaba la palabra filme, de ahí que durante años, muchos pudieran hacer lo que quisieran con las obras cinematográficas de terceros".
En este sentido, puso como ejemplo el caso del juicio iniciado por el cineasta Sidney Pollack cuando llevo a juicio a una televisora danesa que alteró la edición del filme Los tres días del cóndor para su exhibición pública.
"En ese caso el juez dijo que legislativamente no había los elementos para dar la razón a Pollack, sin embargo el juicio puso nuevamente el reflector sobre la alteración que sufren muchas obras fílmicas".
Como ejemplo puso el coloreado que se ha realizado a muchos filmes clásicos o el llamado Paning Scan que realizan las televisoras para adaptar los filmes a su formato y que incluye la alteración de los planos para llenar la pantalla.
"En estos documentales se muestran incluso casos como el de la película Titanic, donde el dibujo de Kate Winstley desnuda fue alterado digitalmente para ponerle un corsé y que pudiera ser transmitido por televisión".
En los documentales, que serán comentados por Benpar el 21 de marzo, aparecen figuras como Woody Allen, Manuel de Sica, Liv Ullman, Artur Penn, Fred Zinnemann, Jean-Luc Godard, Claude Chabrol, Bigas Luna, Bernardo Bertolucci y Federico Fellini.
Según Carlos Benpar actualmente hay en Europa y especialmente en España una gran inquietud en lo que se refiere al cine, sobre todo por ese factor que en los documentales Cineastas contra magnates y Cineastas en acción se define como "la furia de los espectadores estafados".
"Ahora las proyecciones en DCP son inhumanas porque no hay ni una raya en pantalla como antaño con el 35 milímetros. Sin embargo lo que más sigue dañando al cine es la censura, a veces, películas como Cinema Paradiso donde un proyeccionista cortaba todos los besos de los filmes por orden del cura, sigue ocurriendo aunque de forma más sutil".
El director se mostró entusiasmado por la charla paralela que ofrecerá el viernes 22, a las 20:15 horas, en la Sala 7 Alejandro Galindo de la Cineteca, donde seguirá abordando el tema de la alteración de los filmes en el siglo XXI, sobre todo para las nuevas generaciones.
"Percibo un rechazo insultante de los jóvenes hacia joyas de la cinematografía, pero además que se sienten orgullosos de no conocerlas por considerarlas anticuadas, de ahí que la censura gane terreno cuando la propia gente comienza por no querer su herencia cinematográfica".
Carlos Benpar dijo que en contra de la alteración de los filmes y la lucha contra los grandes emporios cinematográficos y televisivos deben unirse todos los cineastas, quienes a fin de cuenta tienen los derechos morales de la obra.
"El trabajo del director es el oficio de la frustración absoluta, siempre hay manos que quieren alterar el producto final de la película. John Ford prefería no rodar planos extras para que no alterarán su película en el estudio, hoy en día la alteración alcanza niveles corporativos con las famosas Ediciones del director, que no son sino otras alteraciones que buscan vender como nuevo un producto".
Finalmente, comentó que hoy está permitido por la ley que una película pueda ser mutilada o alterada, “sin embargo lo que no toman en cuenta los magnates, es el enojo que provocan en el público. Me tocó estar en un festival en Calanda, el pueblo donde nació Buñuel, y en cierto momento me invitaron a tocar el tambor. Supe que había calado a la gente con mi mensaje cuando alguien gritó: ¡Pégale duro, imagina que es la cabeza de aquel cabrón que colorea las películas!".