Por Malullaco.-Quien iba a pensar que debido a una gran nevada, teníamos que suspender nuestro encuentro gastronómico del miércoles día 13 de la semana pasada. Aunque el pronóstico de la Agencia Estatal de Meteorología anunciaba cotas mínimas; dado lo avanzado del tiempo, ya que como quien dice nos encontramos en el umbral de la Primavera, era inimaginable, que a causa de la nieve, muchas cofrades no pudimos salir de casa. No hubo mas remedio que suspender la comida para otro dia.
Afortunadamente, la nieve se fue muy rápido y ya para el lunes de esta semana pudimos congregarnos en la Cava de Floro las siguientes cofrades: Maricarmen, Pilar, Elena, Cari, Estela, Empidia, Aránzazu, Lydia, Maria Luisa, Raquel y Margarita . En total 11 cofrades, ya que a última hora la secretaria Maria Luisa Bengoa nos avisó de que no podría asistir a causa de una fuerte gripe.
La Cava de Floro es un establecimiento con una decoración de nuevo cuño, del tipo de los que se conocen
actualmente como gastrobares. Es decir, un espacio gastronómico moderno que ofrece buenos vinos y una cocina esmerada. La Cava de Floro está en el número 15 de la calle Fermin Canella, a dos pasos del auditorio.
Yo conozco a Floro desde hace muchos años en que siendo un chavalín ya pululaba por el Bar Pelayo,
bajo la mirada atenta del bueno de "Pepe el el Pelayo", tal como lo conocía todo el mundo. El popular bar sidrería al lado de La Jirafa contaba con una magnífica cocina que atendían Enedina y su hijo Fernando Martín, fallecido el pasado año, pero que dejó una estela imborrable por ser un chef adelantado en su tiempo. Pues bien; entre aquella
saga de magníficos profesionales, se inició Floro para desarrollar posteriormente su vocación de hostelero. En la calle cercana paralela a donde está actualmente, Floro había tenido otro pequeño bar con anterioridad que ya había adquirido reputada fama por los escalopines al cabrales. En mas de una ocasión, tuve la oportunidad de saborearlos.
Ahora la Cava de Floro está atendida por su esposa y la hija de ambos que conducen la nave fenomenalmente, no obstante con la presencia del "patriarca" Floro.
En la parte trasera del local, decorado con una línea moderna y muebles del mismo tono, nos ubicaron
a todas en una mesa bien instalada.
Como es norma, escogimos el menú del día que consistía aquel lunes en lo siguiente: Como primeros platos
podías escoger entre creps rellenos de pollo sobre salsa de espinacas, fideos con marisco, fabada asturiana, pote y ensalada especial de la casa. Luego teníamos como segundo , pimientos rellenos y los consabidos escarpines. Con los postres caseros a base de arroz con leche, tocinillos, flan o helado de turrón, cumplimos en este encuentro que fue acompañado de un buen vino tinto cosechero de la casa. Por gentileza del restaurante, también tomamos café e infusiones y por supuesto una copa de un buen cava.
Al final, como siempre, la presidenta de la Cofradía Doña Gontrodo, entregó el diploma encuadrado, como recuerdo
del paso de la cofradía por el establecimiento.
Después del contratiempo de la nevada, todo transcurrió en forma placentera.