JPA/DICYT La leucemia mieloide crónica es en la actualidad el cáncer mejor conocido desde el punto de vista genético y uno de los que han permitido desarrollar tratamientos farmacológicos más efectivos. Por eso, algunos especialistas consideran que la investigación básica desarrollada en este campo debería servir de modelo para otras enfermedades. Así lo ha expresado Santiago Osorio Prendes, experto del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, que ha ofrecido una conferencia en el Centro de Investigación del Cáncer (CIC) de Salamanca en la que ha hecho un repaso por la historia de la investigación en leucemia mieloide crónica, una patología bastante controlada desde el punto de vista médico, aunque aún no tiene curación.
"Es una enfermedad que pertenece a las neoplasias mieloproliferativas crónicas y que tiene una fisiopatología muy definida", ha explicado Santiago Osorio a DiCYT. Este rasgo característico se descubrió cuando, por primera vez en una patología de este tipo, los investigadores pudieron demostrar que la enfermedad estaba relacionada con una alteración de los cromosomas de las células. En concreto, esto da lugar al llamado cromosoma Philadelphia, que da como resultado una proteína anormal, responsable de la enfermedad.
La clave para que la investigación avanzase fue el hallazgo del cromosoma Philadelphia y sobre todo comprobar qué gen era el que lo producía, llamado BCR-ABL. "Pensar que inhibiendo el producto de ese gen podíamos controlar la enfermedad fue la idea brillante que una vez que se llevó a la práctica ha funcionado y ha salvado muchas vidas", asegura el especialista.
"Esta alteración está muy implicada en la patogenia de la enfermedad y en cómo se desarrolla y ha tenido mucha importancia histórica en Hematología porque fue la primera alteración de ese tipo que se descubrió en cáncer, eso le dio un papel predominante y ha permitido hacer desarrollos terapéuticos de enorme interés y calado", comenta Santiago Osorio. Desde un punto de vista científico, "para los médicos siempre ha tenido un gran atractivo esta enfermedad", añade.
En la actualidad, "tenemos tratamientos muy efectivos, con lo cual la supervivencia de la enfermedad ha mejorado enormemente", señala. Sin embargo, hay dos retos por delante: por una parte, llegar a tratar a un pequeño porcentaje de enfermos que no responden a los tratamientos convencionales; por otra parte, conseguir curar la enfermedad con medicamentos. "Se está investigando cómo mejorar los resultados y lograr curaciones, porque ahora controlamos bien la enfermedad en la mayoría de los enfermos, pero no les curamos y nuestro deseo y el de ellos es la curación", señala.
Dados los buenos resultados, los investigadores intentan extrapolar el modelo investigación seguido en leucemia mieloide crónica a otras enfermedades oncohematológicas. De hecho, "es un modelo que se está aplicando en otras enfermedades", indica Osorio, pero "cuesta trabajo porque la laucemia mieloide crónica tiene una patogenia muy definida, tiene una señal o una vía que provoca la enfermedad que está muy clara y es muy concreta, así que inhibirla es muy fácil, mientras que en la mayoría de las enfermedades oncohematológicas hay múltiples señales y vías que influyen en la enfermedad, así que es más complicado".
Por eso, "no va a ser fácil reproducir los resultados en otras enfermedades, pero se está intentado, el germen que ha generado esta línea de investigación ha sido bueno para otras enfermedades".
Santiago Osorio realiza estudios clínicos y epidemiológicos en los que también colaboran expertos del Hospital Universitario Salamanca, con los que comparte "proyectos ambiciosos" en la lucha contra estas enfermedades dentro del grupo de investigación español que lucha contra la leucemia mieloide crónica