Como ya adelantó en su día AsturiasMundial, cuando el propio primer ministro de Inglaterra, David Cameron pidió perdón públicamente porque durante años se permitió que la gestión privada en centros hospitalarios, similar a la que ahora emprende la Comunidad de Madrid, provocase miles de muertes al obligar a los médicos y sanitarios a desatender a los pacientes más graves para así mejorar su cuenta de resultados, el escándalo se recrudece cada día que pasa. Nuevas declaraciones de expertos en los medios de comunicación enfrentan a la sociedad británica nuevamente al horror de comprobar cómo el silencio cómplice de las administraciones públicas, de quienes tenían el deber de velar por la salud y el bienestar de sus conciudadanos, permitió una escalada de muertes por el simple placer del beneficio industrial, que al igual que ahora en España, se presentó como una panacea de buena gestión, ocultando la realidad de que los buenos resultados se conseguían, como no podía ser de otro modo, a costa de negar tratamientos, operaciones y medicación a los pacientes condenados así a muerte, en casos entre atroces dolores y torturas.

El ejemplo inglés debería hacer reflexionar a quienes desde el Partido Popular abogan por entregar a manos privadas a la vida y la salud de los españoles para mejorar las cuentas de resultados de la Sanidad e incrementar los beneficios de algunas empresas. Según el el diario británico 'The Sunday Telegraph' prosiguen las denuncias y las primeras investigaciones destapan terribles actuaciones de los trusts sanitarios que llevarán, seguramente, a sus responsables ante la justicia.