Un equipo internacional de investigadores, entre los que se encuentra un científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha hallado los ojos fósiles más complejos y antiguos del mundo. Los ojos, muy bien conservados, pertenecieron a una especie de artrópodo marino que poblaba la Tierra hace 515 millones de años y que tenía un modo de vida similar al de una langosta. El descubrimiento, llevado a cabo en un yacimiento paleontológico al sur de Australia, aparece recogido en el último número de la revista Nature.
Los ojos, de un centímetro de diamétro, están formados por miles de pequeñas lentes, igual que los de algunos insectos y crustáceos de la actualidad. Pertenecieron probablemente a un animal grande, activo y cazador, y por el tamaño del ojo, los científicos creen que podría medir unos 20 centímetros.
“Ya se habían hallado antes ojos compuestos fósiles, pero nunca tan complejos. Cada uno está formado por más de 3.000 pequeñas lentes, lo que hacía que el animal tuviera una visión muy aguda. Además, una zona de lentes más grandes, similar a la que tienen las libélulas, le permitía ver en ambientes de poca luminosidad”, destaca el investigador del CSIC en el Instituto de Geociencias Diego García-Bellido.