Por Ignacio Sánchez Vicente.-Sara Illana Arias Cano (Oviedo, 1986). estudió piano y flauta en los conservatorios de música de Mieres y de Oviedo, en este ultimo con Juan Manuel Díaz y Teresa Pérez. Acabó sus estudios de flauta en la Hochschule für Musik de Colonia en el 2010 e ingresó en la Universidad Complutense de Madrid en el posgrado de Gestión de la Comunicación. Desarrolla su carrera como pianista acompañante, tocando en festivales en Vitoria, Oviedo, Escocia, Alemania y Venezuela. Desde el 2011 colabora con la Orquesta de Cámara de Siero. A finales de 2012 se muda a Caracas, donde actualmente reside y colabora tocando con músicos del Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela.
--¿Se ha tenido que ir con la música a otra parte por falta de oportunidades o por afán de ver mundo?
Pues algo de ambas . En España para un pianista una opción viable era sacar unas oposiciones en enseñanza, algo que nunca me interesó. En otros países, como Alemania y Venezuela (ya lo puedo decir por experiencia personal), se accede a un trabajo de pianista acompañante en un conservatorio mediante prueba, cv, audición.. No para dar clase, sino para tocar, tener un puesto en el que tocas repertorio con otros músicos, hacer recitales. Me vine a Venezuela porque España no me podía ofrecer eso, y claro, por afán de ver mundo!
--Dicen que la música es un lenguaje universal. ¿Es cierto? ¿Sirve para entenderse por el mundo?
Y creo que es un lenguaje universal porque no utiliza palabras que puedan resultar extranjeras a alguien. Al contrario, con su lenguaje, las melodías, se transmiten sentimientos de todo tipo, y eso es universal.
--La música amansa a las fieras, pero ¿también a los humanos? ¿Más conciertos y menos gritos ayudarían a la superación de los conflictos?
Es gracioso porque siempre he rebatido esa afirmación. La música de Wagner se usaba en los campos de soldados heridos nazis para animarlos con un sentimiento de fuerza de venganza. Igual que Stalin solo permitía una música que el pueblo entendiese como patriótica. Ninguna amansaba. Es cuestión supongo de escoger la correcta en el caso de los tiempos que corren aquí en Venezuela ahora.
--Cuál es su concierto soñado?
No tengo uno específico. He visto muchos, y toco muchos como parte de proyectos o recitales con músicos, o grabaciones, que me llenan muchísimo.
--Dicen que a los asturianos del interior nos falta perspectiva para progresar, que viajamos poco y eso nos limita. ¿Cree que es así?
El progreso no tiene por qué estar fuera, pero cuando lo está uno desea que estuviera calando en Asturies a través de los que nos vamos. En cuanto a mentalidad, veo que salir te abre mucho la cabeza. Ojalá todos lo hiciésemos, se aprende mucho, y no solo para quedarte fuera, sino para volver y ayudar al progreso en distintos campos en tu propia región.
--Y, a su vez, ¿se ve a Asturias distinta desde la distancia?
Se ve, aunque aquí la diferencia que más ven y tanto me preguntan es el frío, la lluvia, la nieve! Algunos se sorprenden de que sepa esquiar. Y no se creen que las lluvias puedan durar días, cuando aquí duran 5 minutos y se van. En gastronomía también, aquí debido al calor una fabada parece que no apetece (aunque la sigamos haciendo porque se echa de menos).
En el trabajo, les asombra que no haya tanto niño músico en Asturies, y es que aquí cada músico tiene familiares músicos. La música está muy metida en la educación primaria y es parte de la formación.
--Hay una Asturias Mundial. Sucesivas diásporas hacen que haya asturianos en todos los países, todos los continentes, en los confines de la tierra. ¿Se nota eso cuando uno viaja? O es difícil dar con ellos.
Sí que se nota y no es difícil! Ya me he encontrado a dos de Gijón, y como estoy en el centro asturiano, con muchos miembros tengo amigos en común, y muy cercanos. Me sorprende encontrar tantos, en porcentaje, en un lugar tan alejado.
--Desde acá, Venezuela parece un país un tanto caótico. Sin entrar en sus problemas políticos, ¿cómo es Venezuela para vivir, cómo son sus gentes?
Si no hablamos de política ni economía, Venezuela es el segundo paraíso natural que conozco. Y en el plano turístico no está tan anunciado en España, salvo por el famoso Salto del Ángel. El país es una belleza, las playas y la zona de la gran sabana, o el delta del Orinoco. La comida un mundo y la gente mucho más abierta y cariñosa. Yo creo que esto último es algo propio del Caribe, el clima tan caluroso, la luminosidad, ayuda mucho a mejorar el humor al levantarse y eso se nota cuando uno entra al trabajo.
--Una de morriña. ¿Se echa de menos el Paraíso Natural?
Siempre, la única razón por la que me fui es porque me encantaban las oportunidades de trabajo de otros países, y por ver mundo. Si pudiera tener un sitio de retiro tendría la casina de la familia en San Martin de Teberga. Cuando vuelvo en verano con amigos de fuera enseño Asturies con demasiado orgullo!
--Es la primera vez que los emigrantes asturianos son jóvenes con altísima cualificación profesional, artística e intelectual. Cabe pensar que parte de ellos volverán algún día, o incluso vienen periódicamente. ¿Eso puede traer nuevas tendencias, conocimientos, modernidad a Asturias?
Sólo traerá nuevas tendencias y modernidad si las infraestructuras mejoran y se crean esos trabajos que no existen y por los que muchos nos hemos ido.
--Se da una paradoja. Al pueblo llano, a la gente sencilla, le gusta la música desde tiempo inmemorial. En los pueblos la gente toca la gaita, el acordeón, la zanfoña, la armónica, el sartén, la guitarra y hasta el piano. Pero a los conciertos parece que sólo va una elite. Salvo a los conciertos de la música joven de moda en cada tiempo, claro. ¿A qué se debe?
La música, si tiene una estructura como el pop o la música tradicional, gusta a más gente porque es fácil de entender y disfrutar. La música dodecafónica o la contemporánea llega a entendidos o a quien de alguna manera le haga sentir que le gusta, sin tener que explicarlo.
A los conciertos sinfónicos en Asturies no van la cantidad de jóvenes que vienen aquí a un concierto. Es un hecho, y yo a veces pienso que es un factor cultural. Los niños y adolescentes aquí ven a la Orquesta Simón Bolívar como un fenómeno social, y ayuda que integren música venezolana en su repertorio, cada domingo la sala está llena.
--Volviendo a los asturianos en el exterior, ¿siguen haciendo ‘peña’, ‘clan’, ‘lobby’, o, mejor, con espíritu de en comuña y sextaferia?
Pues si, yo cuando vine aquí tenía el contacto de un muy buen amigo de Gijón, que esta semana a su vuelta de Asturies me trajo embutidos y cosas de la tierrina, y se le tiene mas cariño a la gente de tu misma zona porque en momentos de morriña se pasa más fácil juntos. En general, hacemos piña aquí entre gallegos, catalanes, asturianos...
FOTO Portada: Sara, a duo que tengo con el bombardinista Yefren Carrero, músico venezolano perteneciente al Sistema de Orquestas.
en el Niemeyer de Avilés antes de un concierto. 2012.
Después de un concierto en colaboración con la Fundacion Sandra Ibarra, en el Hotel Reconquista, Oviedo.