Por Ignacio Arias Díaz.-En Asturias, junto a los sistemas ordinarios de cierre de fincas, coexisten otros con un marcado carácter tradicional que aparecen singularizados por cuanto que pertenecen a los llamados cierres en abertal, es decir, cierres de carácter horizontal que sin impedir el paso de unas fincas a otras marcan claramente sus límites, cumpliendo el doble papel de cierre y deslinde simultáneamente. A esta categoría pertenecen la cárcova y calderín, los finxos y el sucu.
En cuanto al papel de cierre de estos sistemas tradicionales, se caracterizan por presentar el perímetro de la finca libre y sin obstáculos que verticalmente impidan el paso de personas o animales. Se trata de cercos visuales, donde el elemento de cierre consiste en una zanja excavada, un montón de tierra o piedras hincadas a distancia unas de otras, que pueden ser traspasados con cierta facilidad.
En cuanto atañe al deslinde, los cierres en abertal cumplen perfectamente la función de deslindar, ya que evidencian los límites de la propiedad y resultan disuasorios para el ganado, además de favorecer el drenado del exceso de agua en la finca y contener los deslizamientos de tierra.
Aunque no existe una medida estándar para los cierres con sucu y a cárcova y calderín, lo habitual es que sus dimensiones oscilen entre 1 metro y 50 centímetros de anchura y 1 metro y 70 centímetros de profundidad o altura, según se trate de una zanja o un montón de tierra. Lógicamente, esta variación dependerá de las características del terreno y de la finca que se vaya a deslindar por este sistema.
Cierre a cárcova y calderín.
Desde el punto de vista jurídico, la cárcova y calderín constituye un sistema de cierre de fincas o montes colindantes situados a un mismo nivel que consta de dos elementos: un montón de tierra (cárcova) extraído de una zanja (calderín) excavada en el terreno.
Las denominaciones caballón, caldera, calderín, calderón, calderu sirven para designar tanto el montón de tierra como la zanja, siempre que en uno y otro caso se opongan a las denominaciones de cárcava, carcavón, cárcova, carcua, cárcuva y cárquiva, que, a su vez, son utilizables para definir el montón de tierra o la zanja.
El cierre a cárcova y calderín admite tres modalidades en función de quién toma la iniciativa para practicar el cierre y del tipo de acuerdo al que se llegue:
a) Modalidad A. Se practica por uno de los colindantes por iniciativa propia y constituye la clase de cierre a cárcova y calderín por excelencia, recibiendo por ello la denominación de cierre sobre sí. Es el que practica el propietario de la finca o monte excavando una zanja o calderín en el límite externo de la misma, disponiendo el montón o cárcova resultante de la excavación a continuación de la zanja o calderín, de modo que ambos elementos se enclavan dentro de la finca o monte de su propiedad (ver figura).
b) Modalidad B. Se practica de mutuo acuerdo y en ella uno de los propietarios excava en su finca o monte la zanja o calderín depositando en la propiedad del otro el montón o cárcova. El límite de ambas fincas o montes queda establecido en la intersección entre la zanja o calderín y el montón o cárcova (ver figura).
c) Modalidad C. Se practica de mutuo acuerdo y tiene por finalidad permitir el acceso rodado a las fincas o montes para cuchar, recoger la cosecha, talar árboles y labores similares, de tal manera que cada propietario excava en su finca o monte la zanja o calderín y ambos depositan el montón o cárcova en un espacio reservado a tal fin entre las dos zanjas o calderines, de modo que el límite entre ambas propiedades queda fijado en el eje medianero del montón o cárcova (ver figura).
Cierre por finxos
El cierre por finxos consiste en hincar piedras en determinados puntos del perímetro de una finca o monte, situándolas a cierta distancia unas de otras, de modo que con la unión de las líneas rectas imaginarias trazadas entre ellas queden delimitados los linderos de la finca o monte.
Las características de los finxos son variables, aunque en todo caso deben reunir el peso y volumen suficiente para impedir su fácil traslado, y deben estar enterrados a mayor profundidad que los surcos practicados al arar la tierra.
En ocasiones, enterradas debajo de los finxos, se colocan unas piedras testigo, normalmente fragmentos de teja o pizarra, para dar fe de la situación exacta de los mismos.
Cierre con muro de contención, con sucu o ribazu
El cierre con muro de contención o con sucu o ribazu se utiliza para deslindar fincas o montes colindantes situados a distinto nivel y consiste en la construcción de un muro de contención o en la excavación de una zanja en el terreno denominada sucu o ribazu.
El ribazu en Asturias también recibe las denominaciones de arribayu, ribachu, ribayu o riboyu.
Salvo prueba en contrario, el muro de contención o el sucu o ribazu que delimita las fincas o montes pertenece a la situada en el nivel superior, incluidos los árboles que, en su caso, se hayan podido plantar con el objeto de consolidar el terreno.
La pertenencia a una finca o monte del muro de contención, sucu o ribazu, puede fijarse mediante mojones de tal manera que:
a) Cuando los mojones se localizan en la finca del plano inferior, el muro de contención, el sucu o ribazu pertenece a la finca situada en el plano superior.
b) Cuando los mojones se localizan en la finca situada en el plano superior, el muro de contención, el sucu o ribazu pertenece a la finca situada en el plano inferior.
1 comentario
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12/03/2013 17:13Esta serie me encanta.