SAOUIRI, Líbano, (ACNUR/UNHCR) – A medida que más y más sirios han ido llegando al Líbano, miles de familias libanesas han estado recibiendo discretamente en sus hogares a estos huéspedes inesperados, lo que ha hecho crecer la población de muchas aldeas de la gobernación de Bekaa, en el Líbano.
Desde que comenzó el conflicto en Siria en marzo de 2011, más de 320.000 civiles sirios se han registrado como refugiados o han solicitado ser registrados en este país de apenas 4,5 millones de habitantes. El gobierno dice que hay aproximadamente 1 millón de sirios en el Líbano, entre ellos trabajadores inmigrantes a los que se han unido sus familiares.
Esta afluencia ha supuesto una tremenda carga económica y social para un país que es apenas del tamaño de una cuarta parte de Suiza. Pero en todos los lugares de esta región fronteriza oriental, gente como Faddeyah* y su marido, Ali Abou, han estado abriendo sus puertas y compartiendo sus modestos recursos con familias traumatizadas.
“No se me ocurre ningún otro país que haya hecho más por los refugiados en proporción a su tamaño” dice Ninette Kelley, Representante de ACNUR en el Líbano. “En cada comunidad ves ejemplos elocuentes de las dificultades, la compasión, la resistencia y lo mejor del espíritu humano”.
Faddeyah y Ali Abou viven en una humilde casa en la aldea de Saouiri, en el oeste de Bekaa, pero tenían una habitación libre y se la ofrecieron a unos refugiados que la necesitaban poco después de que los combates estallaran al otro lado de la frontera.
Las necesidades de alojamiento eran tan grandes, que acabaron acogiendo a tres familias que habían huido de Jdeidat Artos, un suburbio de la capital siria, Damasco, en abril de 2012. Al principio, las tres familias vivieron juntas en una habitación, pero estaban demasiado hacinadas y el Consejo Danés para los Refugiados, un socio de ACNUR, instaló dos módulos prefabricados en el patio de la casa de Faddeyah.
“Si no hubiera sido por la señora Faddeyah, nos hubiéramos visto viviendo en la calle” dice una de sus invitadas sirias, Amina, que se trasladó con su anciana madre y su hija.
Pero la generosidad y la hospitalidad mostrada por Faddeyah y su marido se han dado en muchos otros casos en su aldea. Las familias locales de Saouiri están ofreciendo refugio a unas 500 familias sirias (unas 3.000 personas). Los recién llegados han aumentado la población de la aldea en un 40% aproximadamente.
Mientras tanto, a medida que más y más sirios van cruzando la frontera, la búsqueda de un lugar donde alojarse se vuelve más complicada. “Muchos de nuestros parientes quieren huir de los combates pero no pueden venir porque no sabrían donde ir y donde vivir. La gente en Siria ya sabe que encontrar cobijo es difícil” dice Amina.
ACNUR y sus socios han ayudado a hacer frente a esta situación de muchas formas. Para empezar, ACNUR ha financiado la rehabilitación de 700 viviendas propiedad de familias que quieren ayudar. Estas casas han dado refugio a más de 2.000 refugiados en todo el país.
Uno de los socios principales de ACNUR, el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC por sus siglas en inglés) se ha comprometido a completar la construcción de 71 casas propiedad de libaneses en las gobernaciones de Bekaa y Akkar a cambio de que dejen a refugiados sirios vivir en ellas durante un año sin pagar renta. Desde abril de 2011, NRC ha rehabilitado 589 casas y 88 refugios denominados “comunitarios”, además de reparar los tejados de 692 viviendas. El trabajo de esta ONG, financiado en parte por ACNUR, ha ayudado a más de 2.000 familias. Otro socio, Premier Urgence, comenzará pronto a rehabilitar refugios para 45 familias.
Los edificios públicos también están siendo usados para alojar a refugiados. El gobierno, en colaboración con ACNUR y sus socios, sigue identificando edificios públicos abandonados que podrían ser rehabilitados para utilizarlos como centros colectivos, ofreciendo refugio a familias sirias que están llegando a Líbano.
Desde que comenzó el año, más de 15.000 personas han sido alojadas en estos edificios rehabilitados en todo el país. Por ejemplo, en la municipalidad de Mdukha, en Bekaa, 14 familias (75 personas) se instalaron en una escuela vacía que posteriormente fue renovada.
Una de las residentes, Radwa, dice que al principio, cuando se mudaron allí, las condiciones eran muy duras. “Sólo había un pequeño aseo para todos y teníamos que vivir en el único aula que era habitable”. El edificio fue renovado por el Consejo Danés para los Refugiados con el apoyo de ACNUR. Se instaló una cocina comunitaria, 11 habitaciones fueron rehabilitadas y se instalaron dos baños más.
Mientras tanto Faddeyah reflexiona sobre el calvario que han pasado sus invitados y otras decenas de miles de sirios refugiados en el Líbano. “Estas personas han tenido que vivir situaciones terribles” dice, añadiendo que muchos han dejado atrás a sus familiares, entre ellos personas que estaban enfermas o heridas y que no podían hacer el viaje. “Su preocupación por los que han dejado atrás les está haciendo caer enfermos” cuenta esta compasiva anfitriona.
* Todos los nombres han sido cambiados por motivos de protección.
Por Reem Alsalem en Saouiri, Líbano.
FOTO: © ACNUR/R.Knupfer. Este refugio prefabricado se levantó en el patio de la casa de una familia libanesa de acogida. Sus habitantes son unos agradecidos refugiados sirios.