Por Ignacio Arias Díaz.-La palabra bistechu proviene de la unión de los vocablos latinos bis (dos veces) y tectum (techo) y consiste en repetir la superficie del alero sobre el suelo desde el cuerpo de la construcción hasta el extremo final del tejado, delimitando así un espacio que es propiedad del dueño de la misma.
El bistechu surge así como instrumento de defensa de la propiedad privada. Es un medio de evidenciar que el espacio sobre el que se proyecta pertenece al dueño de la construcción quien, previamente a su materialización, ya ha calculado de qué espacio quiere disponer como bistechu -por regla general entre los 30 y 60 centímetros- y ha retranqueado la pared de la construcción sobre su propiedad.
Implícita en su formulación se encuentra la idea de que el bistechu sólo adquiere alcance jurídico cuando afecta a construcciones colindantes o se abre a camino público. En este último caso, actúa como mecanismo de delimitación entre la propiedad privada y la pública, lo que se patentiza utilizando como signos externos de tal función piedras hincadas, tiestos, jardineras o similares colocados en la línea divisoria.
También adquiere especial relieve cuando se trata de construcciones que dan a una antoxana multipropiedad. El terreno del bistechu es propiedad del dueño de la construcción y dispone de él a su antojo respetando los usos y costumbres del lugar. Por contra, a partir de la línea de delimitación del bistechu comienza la antoxana cuyo espacio se rige por los criterios de la propiedad germánica, es decir, se puede usar del mismo en tanto no se perjudique el uso a que tienen derecho el resto de los propietarios o poseedores de construcciones que dan a la misma.
El bistechu viene cumpliendo desde siempre una función como espacio anejo a la casa muy importante, no sólo para instalar los andamios y reparar la fachada o el tejado, sino también como lugar de descanso, tertulia, trabajo y depósito de aperos y leñas.
Desde el punto de vista jurídico, el bistechu es el espacio comprendido entre la línea formada por la caída de las aguas desde el extremo del alero al suelo y la pared de la construcción, y que discurre paralelo a ésta y a lo largo de todo su perímetro, tal como se indica en la siguiente figura:
Dependiendo de las distintas zonas de Asturias y de que se tome como referencia la repetición de la superficie del alero en el terreno o la caída de las aguas, esta figura también se denomina bisteitu, bistichu, bitechu, bitichu, biztecho, goteiral, pendeilada, pendilada, pingada, pingas, pingatechos, pingos, pingu, pingueira, pingueiru, pinguera, pingueru, pinguetas, pipas, pipes, pipos, sotecha, techos, veiras o veras.
En cuanto a la propiedad, el terreno que comprende el bistechu es propiedad del dueño de la construcción y en él no se puede construir.