Antonio Martín/DICYT Los homínidos que habitaron el occidente europeo entre 500.000 y 250.000 años del momento presente construían sus herramientas líticas siguiendo un patrón similar. Estas pautas a la hora de escoger piedras y tallar para darles forma de bifaz parecen indicar que "existe una idea previa" a la hora de construir estas herramientas. Lo que quiere decir que estos homínidos, que pertenecían a la cultura achelense, tenían consciencia de que la elección del material y la forma de moldearlas cumplían un objetivo: que sirvieran para producir ciertos cortes y que tenían que durar. "Es un salto brutal repecto a tecnologías anteriores", explica Paula García Medrano, investigadora del Departamento de Ciencias Históricas y Geografía de la Universidad de Burgos que el jueves 30 de junio defiende su tesis sobre estas herramientas.
La doctoranda del Departamento de Ciencias Históricas y Geografía firma una tesis doctoral titulada Los sistemas técnicos del Pleistoceno Medio en el oeste de Europa. Cadenas operativas y procesos de configuración en los conjuntos líticos de Galería y Gran Dolina TD 10-1 (Sierra de Atapuerca, Burgos, España) y Boxgrove (Sussex, Inglaterra). Este trabajo de investigación ha sido dirigido por los profesores Andreu Ollé y Cañelles y Eudald Carbonell y Roure. García Medrano es licenciada en Historia y ha realizado una maestría sobre Cuaternario de la Universidad Rovira i Virgili. Está vinculada, además, al Edificio de I+D de la Universidad de Burgos y al Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (Iphes).
En ella, se profundiza en el conocimiento de las sociedades del pasado a través del estudio de la industria lítica de cada uno de los conjuntos analizados. Cada uno de los conjuntos ha sido analizado mediante el Sistema Lógico Analítico, a lo que se ha añadido un estudio métrico y morfológico específico para el análisis de los grandes configurados, fundamentalmente bifaces. Igualmente, la doctoranda ha incluido un estudio experimental que aborda los procesos de configuración de los grandes instrumentos, tratando de comprobar experimentalmente aquellos rasgos identificados en el registro arqueológico.
Con este estudio, Paula García Medrano ha abordado el Achelense desde tres conjuntos tecnológicamente muy diversos, complementarios cronológicamente y distantes espacialmente. Elaborado un esquema en que se resume la variabilidad de los conjuntos de Pleistoceno Medio y que abarca desde los aspectos más generales (tipo de conjunto) hasta los más particulares (procesos de configuración de bifaces). Con ellos, entramos en el intenso debate actual sobre cómo era la tecnología usada por el Homo heidelbergensis, cómo se realizaba y en base a qué caracteres se establecen las grandes diferencias documentadas en los distintos yacimientos.
Homogeneidad en el trabajo
Según explica a DiCYT García Medrano, "el actual debate se centra sobre la materia prima de este tipo de herramientas, esto es, si incide en la morfología o en la medida que se emplea la herramienta lítica". Un bifaz de un material que se fractura fácilmente, durará menos, se moldeará de diferente manera y tendrá que ser tallado de nuevo al perder el filo. La investigadora ha podido observar que el material, por lo tanto, influye en la morfología del bifaz, y que es posible que se haya modificado posteriormente para depurar su filo.
Sin embargo, detrás de esta variedad morfológica, "hay una homogeneidad en el trabajo", ya que las herramientas, en los yacimientos estudiados, se produjeron siguiendo las mismas pautas. "Es un rasgo pleno de la cultura achelense", resume. En culturas anteriores, menos avanzadas tecnológicamente, se empleaban herramientas de otra manera: a partir de cantos y lascas para un uso ocasional. "Era otra forma de uso más inmediata". La homogeneidad en el proceso, explica García Medrano, "requiere una idea central flexible y adaptable al material con que se cuenta y será en las últimas fases las que configuren la forma final de la herramienta lítica".
Los principales objetos de estudio han sido los bifaces encontrados en tres yacimientos: Galería y Gran Dolina, en Atapuerca, y Boxgrove, en el Reino Unido. Las primeras evidencias del uso de bifaces se encontraron en África, hace 1'6 millones de años. En Europa hay rastros desde hace 500.000 años. "Se considera que a Europa ya llegó una tecnología desarrollada, pero los nuevos yacimientos no dejan clara esta interpretación". Las herramientas líticas son hachas de unos 10 centímetros de largo y una anchura variable con forma almendrada. Se agarraban por la base más gruesa y presentaba un filo más aguzado. La herramienta fue evolucionando poco a poco y hace 250.000 años su tallado era menos intenso, porque los homínidos disponían de otras herramientas complementarias. Los estudios funcionales señalan que su principal uso era para la fragmentación de huesos o el corte de carne.
FOTO: Bifaz procedente de Boxgrove (Sussex, Reino Unido). Foto: Paula García Medrano