Harold Kroto: “Para ganar un premio Nobel no hay que ser un genio”

Harold Kroto: “Para ganar un premio Nobel no hay que ser un genio”

El ritmo del 61º Lindau Nobel Laureate Meeting no da tregua, pero SINC ha tenido la suerte de compartir un café con sir Harold W. Kroto, uno de los ponentes de hoy en este encuentro de titanes de la ciencia. Además, los asistentes han podido disfrutar de una mesa redonda entre varios premiados sobre el futuro de la biomedicina y de una clase magistral con Aaron Ciechanover

 

En Lindau brillan las figuras mediáticas tocadas por la varita del Nobel. Con las horas de sueño justas tras la calurosa fiesta de bienvenida de anoche, esta mañana los invitados al encuentro de laureados y jóvenes se quitaban las legañas para asistir a la primera conferencia, la de Peter Agre (Química, 2003), que comenzaba su charla después de haber dejado claro en la cena de ayer que también es el rey de la pista de baile.

 

Pero para sorpresa de los asistentes, quien se ha llevado más aplausos ha sido Harold W. Kroto, Nobel en 1996 en la misma disciplina por el descubrimiento de los fulerenos, formas muy estables del carbono que han acaparado la atención de muchos investigadores por sus posibles aplicaciones en nuevos materiales y farmacología.

 

La ponencia de Kroto, titulada Creatividad sin fronteras, no ha defraudado a nadie. El químico se ha centrado en la importancia de la educación como base para la creatividad y ha explicado que de niño él nunca quiso ser científico, sino superhéroe. Incluso ha mostrado fotografías de su infancia en las que emulaba a su ídolo fantástico.

 

Poseedor de una gran sensibilidad artística, el investigador ha defendido la integración de las dos culturas. “El arte y la ciencia forman parte de nuestras vidas. De hecho, la creatividad en la ciencia requiere de habilidades artísticas. Para ser una persona plenamente desarrollada hay que tener una educación equilibrada”.

 

Sin embargo, el Nobel no parecía muy interesado en todo lo relacionado con el galardón. De hecho, ha confesado que se enteró de su premio por internet. “Nunca he estado muy preocupado al respecto, pero uno de mis colegas me dijo que deberíamos ver quién había ganado, así que lo miramos en la web”.

 

Una profesión "sobrevalorada"

 

Además, al preguntarle por ello, Kroto no recomienda a todos los científicos que entren en la carrera por el galardón. “Supone una gran responsabilidad. La gente puede pensar que si has ganado un Nobel eres muy listo, pero en realidad no se necesita ser un genio, apenas un buen investigador. Creo que es una profesión sobrevalorada”, subraya.

“Para mí, lo mejor de haber ganado es que puedo venir aquí y dirigirme a los investigadores más principiantes que quieren oír lo que tengo que decir. Es muy esperanzador. Todo lo que he contado, incluso de manera humorística, es muy profundo para mí. Estoy muy preocupado por el futuro de la gente joven”, concluye.

 

Los vítores a Kroto han dado paso a las charlas magistrales de Ei-ichi Negishi (Nobel de Química 2010), Werber Arber (Medicina 1978), y Jean-Marie Lehn (Química 1987). Después, varios laureados han tomado el escenario para hablar sobre la medicina del siglo XXI.

Peter Agre, sir Martin J. Evans, Ferid Murad y Aaron Ciechanover, junto con los investigadores Hans Jörnvall y Helmut Sies, del Instituto Karolinska de Estocolmo y de la Universidad de Düsseldorf (Alemania), respectivamente, han intentado poner en común los problemas de la medicina y sus posibles soluciones. Finalmente no han llegado a una conclusión clara, pero sí han coincidido en que la medicina del siglo XXI estará regida por las cuatro P: será personalizada, predictiva, preventiva y participativa.

 

Tras la mesa redonda y la comida junto al lago Constanza, por la tarde los asistentes han vuelto manos a la obra para charlar en las discusiones paralelas y en la clase magistral impartida por Ciechanover (Química 2004), a las que la prensa no puede asistir para evitar que los estudiantes se sientan cohibidos ante las grabadoras y cámaras de los periodistas.

 

La jornada de convivencia entre investigadores acabará esta noche con la cena Grill & Chill, que pretende servir como nexo de conexión de las diferentes culturas que esta semana alberga Lindau. Pero la reunión continúa: las calles esta pequeña población alemana siguen llenas de ‘estrellas’ científicas.

 

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