La enfermedad, asociada a virus B, presenta los síntomas habituales que remiten con reposo y, en caso de necesidad, antitérmicos y analgésicos
La incidencia de la gripe en Asturias durante el periodo de vigilancia correspondiente a la semana del 4 al 10 de febrero se situó en 300,1 casos por 100.000 habitantes, lo que significa que la difusión de la enfermedad y el número de infecciones registradas decrece por segunda semana consecutiva, si bien la semana anterior el descenso fue más moderado. Únicamente, un 4,1% de los casos detectados afectaron a personas que habían sido vacunadas previamente, lo que confirma la efectividad de la vacuna.
Por grupos de edad, la mayor tasa de incidencia se sigue observando en edades infantiles, sobre todo en menores de 14 años, pero la incidencia disminuye en todos los grupos de edad. En esta semana se han aislado 24 virus gripales, un virus A, por primera vez en esta campaña, y 23 virus B. No ha habido complicaciones, ni derivaciones al hospital.
En España se observa una disminución en la pendiente de ascenso de la onda epidémica de gripe, por lo que se podría estar cerca del pico de máxima actividad gripal de esta temporada. Al igual que en la temporada 2011-12, esta es una temporada tardía de gripe, teniendo en cuenta que el 70% de las ondas estacionales de la enfermedad desde la temporada 1996-97 mostraron valores máximos de incidencia entre diciembre y enero. La actividad gripal se sigue asociando a una circulación mayoritaria de virus de la gripe B.
La gripe está siendo leve y en la mayoría de los pacientes remite de forma natural, sin necesidad de asistencia médica e incluso medicamentos. En la mayor parte de los casos la infección se cura sola con las medidas habituales: beber abundantes líquidos, utilizar antitérmicos y analgésicos y seguir las recomendaciones de los profesionales sanitarios.