El cabecilla de la red fue detenido cuando estaba perpetrando un robo en una tienda de telefonía en la localidad de Pinto (Madrid), incautándole 150 teléfonos móviles de última generación
Imágenes de vídeo de la operación "Mírame"
Agentes de La Guardia Civil, en el transcurso de la operación “Mírame”, han detenido a 7 integrantes de una organización y han imputado a otros 3 más, por pertenecer a una red criminal especializada en robos con fuerza en establecimientos comerciales y empresariales que actuaba en la Comunidad de Madrid, Toledo, Ávila y Cuenca.
Los agentes detuvieron el pasado día 18 de enero al cabecilla de la red cuando cometía un robo en una tienda de telefonía en la localidad de Pinto (Madrid), donde se le intervino, dentro del vehículo, 150 terminales de teléfonos móviles y diverso material informático.
Por tales hechos procedieron a la entrada y registro de dos domicilios ubicados en Ciempozuelos y a la detención del resto de los integrantes del grupo, implicados hasta el momento en una veintena de robos con fuerza.
La operación se inició en septiembre del pasado año cuando se produjo un robo en un cajero automático ubicado en la localidad madrileña de Humanes.
Fabricaban y manipulaban lanzas térmicas para cometer los robos
La red estaba perfectamente organizada y estructurada y siempre actuaba del mismo modo.
Los integrantes de la organización realizaban un estudio exhaustivo de una determinada zona, en horas diurnas y sin levantar sospechas durante tres o cuatro días seguidos, cerca de algún local sin actividad o en obras que estuvieran contiguas a los establecimientos comerciales o empresariales que iban a robar.
Una vez que marcaban su objetivo, otro integrante de la red, cerrajero de profesión, extraía el bombín de la cerradura del local sin actividad y colocaba otro en su lugar, llegando a cambiar en un mismo día 3 ó 4 bombines de cerraduras.
Posteriormente, acudían otras tres personas con herramientas de obra y lanzas térmicas, que previamente habían fabricado o manipulado para cometer los robos, y hacían un butrón en el establecimiento que iban a robar. Para esta fase solían emplear 1 ó 2 semanas, dependiendo de la dificultad y siempre actuando por la tarde-noche.
Cuando tenían todo dispuesto para cometer el robo, los integrantes de la red llegaban en diferentes vehículos y aparcaban en calles aledañas, donde dos de ellos eran los encargados de realizar funciones de vigilancia para no ser sorprendidos.
Una vez cometido el robo abandonaban el lugar por separado, utilizando para ello un vehículo lanzadera que no portaba efectos sustraídos para evitar una posible presencia policial. Posteriormente se unían en una zona previamente pactada.
Después de cometer el robo, que normalmente era mercancía, localizaban posibles receptadores para dar salida a una parte del material robado, remitiendo la otra parte a su país de origen, a través de empresas de paquetería.
Los detenidos son ocho varones y dos mujeres, de origen rumano y español, con edades comprendidas entre los 21 y 42 años de edad, vecinos de Ciempozuelos, San Martín de la Vega y Madrid, sumando entre todos más de doscientos antecedentes policiales.
Las investigaciones han sido llevadas a cabo por el Área de Investigación de Arroyomolinos (Madrid).