Disminuyen los casos en edades infantiles, especialmente en menores de cuatro años
La incidencia de la gripe en Asturias en el periodo de vigilancia correspondiente a la semana del 28 de enero al 3 de febrero se situó en 365,7 casos por 100.000 habitantes, lo que supone una estabilización de la difusión de la enfermedad y del número de infecciones registradas. Únicamente un 3,8% de los casos detectados afectaron a personas que habían sido vacunadas previamente.
Por grupo de edad, disminuye la tasa de incidencia en edades infantiles, especialmente en menores de cuatro años, mientras que aumenta entre los adultos. Los virus tipo B siguen siendo predominantes
En España, la actividad gripal está en plena fase de expansión desde el norte hacia el sur. En concreto, las redes centinela reflejan una difusión epidémica en toda la mitad septentrional de la península, en las Islas Baleares y en Canarias. La actividad sigue asociada a la circulación de virus tipo B.
La gripe está siendo leve y remite de forma natural en la mayoría de los pacientes, sin necesidad de medicinas e incluso de asistencia médica. Los síntomas más habituales, fiebre, tos y malestar general, aparecen de forma. La enfermedad también puede provocar dolor de cabeza y de garganta, secreción nasal, estornudos, lagrimeo o dolores musculares y sensación de cansancio, lo que hace aconsejable aguardar algunos días de reposo. Por ahora no ha habido complicaciones ni derivaciones al hospital.
En la mayor parte de los casos, la gripe se cura sola con las medidas habituales: beber líquidos en abundancia (agua, zumos…), utilizar los antitérmicos y analgésicos habituales, como el paracetamol, y seguir las recomendaciones de los profesionales sanitarios.
Si se contrae la enfermedad, lo mejor es permanecer en casa mientras duren los síntomas, evitar el contacto muy cercano con otras personas y no compartir objetos personales que hayan podido estar en contacto con saliva o secreciones, con el fin de evitar el contagio a otras personas.
Lo más recomendable frente a la circulación de los virus es seguir unas buenas prácticas de higiene. Estos hábitos ayudarán a disminuir la transmisión del virus y serán la acción más efectiva para protegerse y proteger a los demás. Para evitar el contagio, especialmente al toser o estornudar, se recomienda:
- Utilizar pañuelos de papel para taparse la boca y la nariz cuando se tosa y se estornude. Si no se dispone de pañuelo de papel, se debe toser y estornudar sobre la manga de la ropa (en el hueco del codo) para evitar contaminar las manos.
- Tirar los pañuelos de papel después de utilizarlos.
- Lavarse a menudo las manos con agua y jabón.
- Mantener una buena ventilación de los espacios cerrados.
- Limpiar con frecuencia las superficies que se tocan con las manos como los pomos de las puertas, los interruptores…
- Los niños enfermos no deben acudir al colegio hasta que desaparezca la fiebre.
- Los trabajadores de cara al público y especialmente los trabajadores sanitarios deben permanecer fuera del contacto con el público mientras estén enfermos.