Este es uno de los artículos más extraños que tenido que escribir nunca. La verdad, no sé ni por qué lo estoy haciendo. Si yo mismo lo leyera después, no podría creerlo. Se trata de algo que, de puro absurdo, parece sacado del guión de una película de los Monty Python.
Si hay algo seguro en Física es que muchas de las ideas antiguas ya están caducas. Ni existe el tiempo o el espacio absolutos, ni la Tierra es el centro del Universo. Pasaron aquellos tiempos en que los planetas, el Sol y las estrellas “giraban” en torno nuestro, y si seguimos usando expresiones como “hoy el sol ha salido” es por puro abuso de lenguaje. Hace apenas una semana, les puse a mis alumnos de Física I un examen en el que les pedía que me describiesen al menos dos ejemplos de experimentos para determinar si la Tierra gira. Desde el movimiento de los girasoles a los péndulos pasando por los satélites, su imaginación se desbordó. Porque no hay nada más evidente que el hecho de que la Tierra gira en torno al Sol y no al revés, ¿verdad?
Imagínense, por tanto, mi sorpresa cuando me entero de que hay un señor empeñado en demostrar que el heliocentrismo es mentira y que es el Universo entero el que gira en torno a la Tierra. Y pretende usar argumentos científicos. Y, para mayor dolor de mi corazón, tiene una licenciatura en Física. ¡Y es profesor de la Universidad del País Vasco!
Vale, yo también he visto mapamundis de Bilbao, y todos nos conocemos chistes a mansalva. Pero este caso no es de broma. Un profesor de la UPV/EHU llamado Juan Carlos Goristizaga pregona al mundo que la Tierra es literalmente el centro del Universo. Desde su blog Creacionismo especial hace apología de una visión literal de la creación tal y como lo narra el Génesis, así como del llamado diseño inteligente. No es el primer creacionista que me echo a la cara, y no será tampoco el último. Lo que me dejó a cuadros es su pretensión de demostrar que realmente la Tierra ocupa un lugar privilegiado en el Universo (“baricentro” lo llama él para que suene más científico), en consonancia con la idea ptolemaica tradicional. Ni los bilbaínos de los chistes se atrevieron jamás a tanto.
Alucino. Yo suelo comenzar mis explicaciones del tema de gravitación mostrando las incongruencias del modelo geocéntrico, y ahora viene un colega de licenciatura y dice que no, que todo es una patraña. Es como si a estas alturas alguien viniese con el cuento de que ha descubierto que los dioses griegos existen. No, es peor: es como si alguien pretendiese demostrar científicamente que los dioses griegos existen.
Para este hombre, todos los demás estamos equivocados. La NASA miente, Einstein era un fraude, Michelson y Morley unos chapuceros, los péndulos de Foucault no demuestran nada, el movimiento retrógrado de los planetas se explica gracias a los epiciclos (¡epicicios, en pleno siglo XXI!); y así sigue y sigue. He intentado seguir el hilo de sus “demostraciones” sobre geocentrismo, y no le veo ni pies ni cabeza: son chapuceras, sesgadas y falaces. No da referencias salvo de lo que le interesa, y es imposible saber cuándo está citando a un autor y cuándo, sencillamente, se lo está inventando.
En otro caso, me hubiera limitado a pensar que de locos está el mundo lleno. El problema, a mi parecer, es que este señor se arropa con el manto de una Universidad pública española. Supongo que la UPV/EHU ni siquiera sabe a qué se dedica este señor en su tiempo libre, ya que supongo que no se decide a enseñar geocentrismo en el aula (al menos, no parece ser el caso), y de hecho Goristizaga está adscrito al Departamento de Matemática Aplicada, no al de Física. Aun así, ni los medios de comunicación ni los lectores están para muchas sutilezas, de forma que al leer titulares del estilo “un profesor de la Universidad del País Vasco afirma que la Tierra es el centro del Universo” uno se queda con la impresión de que por las cercanías de Bilbao (chistes aparte) la gente viste pieles sin curtir y se desplaza en mamut hasta la cueva.
No soy el primero en hablar de este tema, y ahí está este privilegiado cerebro escéptico (también vasco, casualmente) para dar testimonio. Lo que sucede es que ahora la noticia ha vuelto a la prensa porque Juan Carlos Goristizaga y un doctor en matemáticas llamado Milenko Bernardic han publicado un libro titulado Sin embargo no se mueve. Trescientas diecisiete páginas “demostrando” que la Tierra no se mueve y que todos son unos catetos salvo Ptolomeo y ellos dos.
Personalmente, lo que más me preocupa no es que dos señores afirmen en un libro que la Tierra es el centro de todo, sino el hecho de que pretendan parapetarse tras el rigor académico que supuestamente otorga un título universitario. Si el señor Goristizaga es profesor en la UPV/EHU, lo único que demuestra eso es que hay al menos un chiflado en esa Universidad. Por desgracia, este señor da sus clases en la Universidad, y en principio no parece importarles lo que haga de puertas para afuera. Quiero creer que genuinamente no saben nada. En cualquier caso, la mala reputación que están dando a su Universidad y a la profesión científica en general hace daño, mucho daño. Amigos de la UPV/EHU, harían ustedes bien en tomar cartas en el asunto, si no quieren quedarse a la altura de Zaragoza con su cátedra de aceite de serpiente. Sí, ya sé lo que es la libertad de cátedra, y también sé lo que se debe exigir a un profesor en términos de integridad y rigor.
Y discúlpenme si me planto aquí, pero el tema me sigue pareciendo tan increíble y absurdo que me desborda. Enterarme que el geocentrismo existe todavía y lo defiende un colega de profesión me ha dejado grogui. Venga, y ahora les toca a sus seguidores ponerme a parir en los comentarios. Tanto me da. Después de esto estoy curado de espanto.