Por Julio Barea.-Ha pasado un año desde que el Gobierno publicó el Real Decreto-Ley que impuso la “moratoria renovable”. Tanta prisa tenía el Gobierno del PP en paralizar las renovables que fue el primer Real Decreto-Ley del primer año de su legislatura (RDL 1/2012). Ese decreto ha supuesto un golpe mortal al desarrollo de las energías renovables en España. Hemos pasado de ser la nación puntera en dichas tecnologías, a la que Japón y EEUU ponían de ejemplo, a ser el barco que se hunde y del que todos intentan escapar.
¿Pero realmente, quién está detrás de este parón? Pública y notoria es la campaña de acoso y derribo realizada, antes y después de la publicación del RDL 1/2012, por el oligopolio eléctrico, acostumbrado a influir a su antojo en los diferentes gobiernos en función de su interés económico particular.
Greenpeace cree que esto no puede seguir así. Y por ello hemos pedido que nos reciban los presidentes de las cinco grandes compañías eléctricas: Endesa, Iberdrola, Gas Natural Fenosa, E.ON España y HC Energía. Queremos explicarles en persona que para impulsar, en vez de entorpecer, el necesario cambio de modelo energético de nuestro país, estas compañías deberían:
- Abandonar de manera inmediata su campaña de ataque a las energías renovables;
- Dejar de presionar al Gobierno y de pretender que la política energética esté sometida a los intereses de la compañía;
- Apoyar una regulación del autoconsumo de energía limpia que facilite que todos los ciudadanos puedan ejercer en condiciones favorables su derecho a producir y consumir su propia energía;
- Reconocer que España debe ir hacia un sistema eléctrico 100% renovable;
- Adoptar un nuevo plan estratégico en el que la prioridad de sus inversiones estén alineadas con un modelo Energía 3.0 (basado en inteligencia, eficiencia y 100% renovable);
- Establecer un calendario de cierre de sus instalaciones de generación de energía sucia, comenzando por las de tecnología nuclear y térmica de carbón, y;
- Abandonar sus inversiones en energías sucias, dentro y fuera de España, y volver a invertir a gran escala en generación renovable.
La pelota está ahora en el tejado de las eléctricas. Quedamos a la espera de que sus presidentes tengan a bien reunirse con Greenpeace. Sin embargo, si deciden rechazar nuestra oferta, les quedará pendiente la titánica tarea de demostrar por qué se oponen al deseo del 81% de los españoles, de dar prioridad a la energía procedente de fuentes renovables como la principal opción energética ahora y en los próximos 30 años. O tal vez como grandes corporaciones del siglo pasado les asusten los retos y cambios. Pero lo que es evidente es que no podemos dejar que la política energética de este país sea dictada sólo por intereses empresariales, por poderosos que estos sean.
Julio Barea (@juliobarea) responsable de Energía y Cambio Climático de Greenpeace