Según los expertos, el bioetanol es y será uno de los principales biocombustibles en Europa. Actualmente, su producción se basa en la fermentación de cultivos de azúcar y almidón empleando como materias primas el maíz, el trigo, la cebada o la remolacha, lo que se denomina bioetanol de primera generación
Con el objetivo de diversificar el mercado actual de este biocombustible en la Unión Europea, investigadores de tres países trabajan en el proyecto Sweethanol, cuyo fin es utilizar el sorgo dulce como cultivo azucarado innovador para una producción sostenible, promoviendo la creación de plantas descentralizadas de pequeña y mediana escala.
El proyecto, que se encuentra en el ecuador de su desarrollo, tiene un presupuesto de 1’2 millones de euros procedentes del programa IEE-II 2009 (Intelligent Energy Europe) de la Comisión Europea. En él participan dos entidades españolas, la Asociación para la Difusión del Aprovechamiento de la Biomasa en España (Adabe) y la Fundación Cartif de Valladolid, así como instituciones y centros de investigación de otros dos países del Sur de Europa, donde puede cultivar el sorgo dulce, Italia y Grecia.
En concreto, como ha explicado en declaraciones recogidas por DiCYT el investigador de Cartif Oscar León, se trata de la Agencia Regional de Energía de Macedonia Central-Anatoliki (REACM) y la Cooperativa Agrícola de Halastra de Grecia; y del INIPA-Coldiretti y el Centro para la Ecología Teórica y Aplicada (CETA) de Italia, que coordina el proyecto.
“El etanol de primera generación a partir de sorgo dulce posee una elevada sostenibilidad ambiental, económica y energética. Además, la simplicidad técnica del procesamiento y explotación de los subproductos garantiza la viabilidad económica de las plantas descentralizadas de pequeña y mediana escala, de un máximo de 15.000 toneladas al año”, subraya el investigador, por lo que sería una alternativa interesante “para pequeñas cooperativas”.
León recuerda que, en estos momentos, el mercado del etanol en la Unión Europea está controlado por grandes empresas y grandes cooperativas de la industria del azúcar y del alcohol. Por ello, pretenden “contribuir al cambio de la situación actual, que pasa por desarrollar un nuevo modelo o uno alternativo que pueda combinar el sistema de producción actual con las nuevas tendencias”.
Manual de principios
La investigación está estructurada en varios grupos de trabajo que, a falta de 12 meses para la conclusión del proyecto, se encuentran bastante avanzados. Así lo ha destacado el investigador de Cartif, quien asegura que “en este primer año se han hecho muchas cosas, principalmente evaluar la producción de bioetanol en otros países para poder realizar una comparativa con lo que se puede desarrollar aquí”. De este modo, se han realizado visitas a institutos de investigación agrícola, plantas en construcción y plantas existentes, como la de Abengoa en Babilafuente (Salamanca), dedicada a la obtención de bioetanol a partir de cereales. Asimismo, se han organizado visitas a Perú, donde se ha evaluado el sistema de producción de bioetanol a partir de caña de azúcar; y la India, donde de visitó el Icrisat, un referente en el desarrollo de sorgo dulce.
Otra de las tareas del proyecto se centra en el debate del modelo sostenible, que busca involucrar a los distintos sectores (agricultores, técnicos, industria y receptores del bioetanol). “Cada uno tiene unos intereses y para que el modelo pueda llegar a desarrollarse hay que encontrar objetivos comunes para todos”, asevera Óscar León. En la misma línea, una de las tareas se centra en la creación de una comunidad online, “que ya está en marcha y cuenta con miembros de toda Europa y países como India, Indonesia o Estados Unidos, quienes aportan distintas visiones del etanol y hacen rica a la comunidad, permitiendo la interrelación de ideas”.
En el mismo marco de debate del modelo sostenible, Cartif ha acogido hoy una jornada sobre la producción de bioetanol en Europa en la que expertos de diversas áreas de todo el país han ahondado en temas como las ventajas e inconvenientes del cultivo de sorgo dulce, la viabilidad industrial de la producción de bioetanol como biocombustibles o las ayudas a la producción actuales.
Situación del bioetanol
El manual difundido en el marco del proyecto Sweethanol contiene toda la información agrícola, técnica, energética y económica, así como los datos sobre el tratamiento actual del bioetanol comparando los modelos de producción con otras materias primas comunes en Asia, Latinoamérica y Europa. La publicación detalla que el bioetanol se obtiene de la fermentación alcohólica de los azúcares o de la hidrólisis de polisacáridos como almidón o celulosa. En este proceso la glucosa, junto con el agua, se convierte en etanol, CO2 y agua. Su utilización como biocombustibles tiene lugar mediante la reacción exotérmica cuando se quema, produciendo CO2 y agua. En general, el término bioetanol se emplea específicamente para el etanol utilizado como un componente del combustible para el transporte. En este sentido, la Unión Europea persigue la sustitución del 10 por ciento de los combustibles como la gasolina y el gasóleo por energías renovables en el año 2020, lo que lleva a una alta demanda de biocarburantes en el mercado europeo. El bioetanol se utiliza como combustible ya que no es a base de petróleo, reduciendo la dependencia de los recursos de petróleo crudo y evitando emisiones netas de carbono. |