Las revoluciones populares de Túnez, Egipto y Libia también se han tenido su réplica en otros países árabes como Siria, Bahrein y Yemen, donde la población también reclama reformas a sus gobiernos. Esta tarde, el Parlamento Europeo debate cuál debe ser la respuesta de la Unión Europea en estos países. Antes de ello, repasamos el contexto socioeconómico de cada uno de ellos.
La República Árabe Siria, presidida desde el año 2000 por Bashar al-Assad, que sucedió en el cargo a su padre, Hafez al-Assad, que lo había ostentado durante tres décadas. A pesar de que es considerado como uno de los regímenes más aislados de la región, en 2009 firmó un acuerdo de asociación con la Unión Europea; muchos eurodiputados reclaman que se suspendan las negociaciones hasta que el gobierno del país se comprometa a acometer reformas democráticas.
Con una población de 22,5 millones de personas, en la que se integran diversos grupos étnicos y religiosos, el país exporta principalmente petróleo y gas.
En febrero, tras la caída de Hosni Mubarak en Egipto, tuvieron lugar modestas manifestaciones pidiendo reformas, que chocaron de frente con una fuerte presencia policial y numerosas detenciones. Sin embargo, en marzo las protestas cobraron fuerza, al igual que la reacción del régimen: a finales de mes, habían muerto al menos cien manifestantes.
El gobierno dimitió el 29 de marzo, pero al-Assad no renunció a la presidencia, sino que anunció la formación de comisiones especiales para tratar las demandas de los manifestantes. Ahora, aunque la presión sobre el régimen no deja de aumentar, miles de partidarios del presidente se manifiestan en las calles de ciudades como Damasco.
Bahrein
El Reino de Bahrein se encuentra enclavado en un pequeño archipiélago de 33 islas, y desde su independencia de Reino Unido en 1971 ha sido gobernado por la dinastía al-Khalifa. A pesar de su reducido tamaño, es considerado aliado estratégico tanto por Arabia Saudí como por Estados Unidos, que tiene una base naval en el país. Su población es de 807.000 personas.
Conocido por su petróleo y perlas, el sistema bancario y financiero del país atrae la inversión extranjera, al igual que su ambiente liberal ha actuado como gancho turístico.
Tras el estallido de las revueltas en Túnez y Egipto, la capital del país, Manama, también fue escenario de revueltas en febrero de 2011: la violencia y la represión de las manifestaciones han causado la muerte de varias personas. El 14 de marzo de 2011, fuerzas saudíes y de los Emiratos Árabes entraron en el país para prestar su apoyo al gobierno.
Yemen
Con una población que ronda los 24 millones de personas, el norte y el sur del país llevan años enfrentados. A ello se suma la lucha de las autoridades por contener a Al-Qaeda, la rebelión de los Houthis en el norte y violentas protestas en el sur. Sin embargo, el 2011 tanto el norte como el sur se levantaron contra el régimen, pidiendo la dimisión del presidente Ali Abdallah Saleh. Las promesas de reformas no han evitado que continúa la escalada de tensión, y varios manifestantes han muerto.
Yemen es, además, el país más pobre de la península arábiga, y está considerado como país subdesarrollado, con un elevado ritmo de crecimiento de la población y una tasa de desempleo asimismo alta.
(Foto: CIA. Parlamento Europeo)