Buenos Aires.-Frente al calentamiento dos veces más rápido de lo que se creía de la capa de hielo de la Antártida Occidental, señalado por un estudio estadounidense publicado en la revista Nature Geoscience, el titular de la Dirección Nacional Antártico, Mariano Mémoli, destacó que "además del aumento de 3 grados en la temperatura media registrado en los últimos cincuenta años y del retroceso de los glaciares, creo, sin duda, que lo más preocupante es la destrucción de las barreras que, según algunos estudios, han perdido ya dos gigatoneladas de hielo".
El riesgo de que el continuo calentamiento estival trastroque el equilibrio de la superficie de la capa de hielo y equilibrio de la superficie de la capa de hielo haciendo que la región contribuya aún más al alza global del nivel de los océanos denunciado por la publicación es abordado por Mémoli: "la Antártida es regulador de climas e influye en el medio ambiente del planeta y estos temas son cada vez más relevantes ante la problemática creciente del cambio climático global, que es más evidente allí que en otros lugares del planeta y sus efectos se extienden a sistema climático mundial mediante la circulación oceánica".
En una entrevista concedida a Susana Rigoz, de defonline, explicó la importancia del Continente Blanco como reserva natural reconocida internacionalmente y espacio privilegiado para la investigación científica.
El continente antártico -el cuarto más grande del mundo-tiene una superficie de alrededor de 14 millones de
kilómetros cuadrados que rodean el casquete polar y están cubiertos por una capa de hielo que contiene el 90 por ciento del agua dulce del planeta e impide conocer sus exactas dimensiones. Pese a encontrarse en las regiones más alejadas e inhóspitas del mundo, juega un rol fundamental en el clima y el medioambiente global.
Lejana e inaccesible, separada del resto de los continentes por los océanos Atlántico, Pacífico e Indico,
la Antártida es el lugar de la Tierra más alejado de los centros industriales y las ciudades, hecho que la transforma en un territorio prístino, con condiciones excepcionales para el estudio del cambio climático, el deterioro de la capa de ozono, la contaminación atmosférica y el aumento del nivel del mar, entre otros.
Recursos
-¿Cuáles son los principales recursos que tiene la Antártida?
-No es una pregunta fácil de responder, debido a que en la actualidad y bajo el paraguas del Tratado Antártico -que regula la explotación de recursos y la protección del medioambiente-, no existen datos de prospección de petróleo ni de minerales, actividad estrictamente prohibida, por lo cual se dificulta determinar otras riquezas. Sin embargo, haciendo una analogía con los otros continentes -teniendo en cuenta que la Antártida surgió del bloque continental Gondwana, al igual que Sudamérica, África o Australia, entre otros- es posible que se repliquen allí las riquezas que existen en ellos. Lo que sí podemos afirmar es la presencia de una gran reserva alimenticia pesquera.
-Me llama la atención que no mencione el agua, teniendo en cuenta que está considerada la reserva más importante del planeta.
-Por supuesto que se trata de un recurso fundamental no sólo por cantidad sino también por la calidad, pero en la actualidad existen teorías más sencillas para la utilización de agua potable. Le doy un ejemplo, Corea
plantea la desalinización de los océanos como solución al problema mundial del agua.
-Mucho se habla de la información que “encierra” la Antártida, ¿a qué se refiere?
-Por un lado, se refiere a los estudios climáticos, porque el hielo aprisiona datos meteorológicos que permiten conocer la historia del mundo. En este sentido, se está abriendo un nuevo capítulo con la exploración del lago Vostok, al que los rusos lograron llegar después de perforar 3500 metros de hielo y donde probablemente haya un fragmento de vida preglaciar u otros datos interesantes. Por otra parte, se trata también de un laboratorio interesante para el cambio climático global.
Al retirarse las barreras de hielo, aparecen nuevas especies bacterianas o microorganismos que permiten
observar la migración de los organismos desde el frío extremo a temperaturas más cálidas, proceso inverso al que tuvo lugar durante la glaciación.
Tratado
-¿Qué es el Tratado Antártico?
-Es un instrumento jurídico internacional -válido en la región situada al sur de los 60° de latitud Sur- que fue
firmado en 1959 y entró en vigencia en junio de 1961. Los países signatarios originales son Argentina, Australia, Bélgica, Chile, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Japón, Noruega, Nueva Zelandia, Sudáfrica y la Unión Soviética. Entre sus principales disposiciones, establece la utilización del continente para fines exclusivamente pacíficos, la libertad de investigación científica y la cooperación internacional, la prohibición de explosiones nucleares y la eliminación de desechos radiactivos, entre otros. Una cuestión importante es que estas disposiciones no serán interpretadas como una renuncia a los reclamos de soberanía. En síntesis, las tres ideas fuerza que rigen el Tratado Antártico son cooperación, ciencia y paz.
-¿Hasta cuándo tiene vigencia el tratado?
-Este tratado tiene vigencia hasta 2048, pero no es una vigencia perentoria. En mi opinión, los países van a
tratar de mantenerlo y aunque quizás alguno decida rever la prohibición de exploración del continente, para
realizar cualquier cambio es necesario el consenso de todas las partes. Esta es la radiografía de hoy; si más adelante se dispara el barril de petróleo, cambia el escenario internacional y deciden hacer prospección petrolera, no puedo saberlo.
-¿Cree que es un escenario posible en el futuro inmediato?
-Considero que en este momento no le conviene a nadie, por una cuestión costo-beneficio: no están los recursos para hacerlo, son caros y la opinión pública es desfavorable. En la actualidad, el ambientalismo ganó una batalla importante, pero nadie puede saber qué podría ocurrir a futuro.
-Dentro del Sistema del Tratado Antártico, se han ido adoptando otros acuerdos para regular la actividad en el continente blanco. ¿Qué es el Protocolo de Madrid?
-Es un acuerdo que establece las pautas para la preservación del medioambiente antártico, pautas que
implican evaluaciones exhaustivas de impacto para cualquier actividad que se quiera realizar, como por ejemplo la instalación de una base que debe contar con la conformidad de todos los países. Pero no solo eso, también establece guías y directrices para los visitantes, para la administración de las zonas protegidas, para la resolución de problemas ambientales.
-¿Qué es la Convención para la Preservación de los Recursos Vivos?
-Es una comisión que estudia cómo manejar y establecer una pesca sustentable en el área antártica, al sur del paralelo 60°, y al norte en la zona de convergencia de aguas antárticas, un lugar muy complejo en el que aparecen actores que no son parte del tratado e intereses comerciales ajenos a la Antártida. Hay muchos Estados - entre los que se encuentra la Unión Europea- que están a favor de la pesca y no de la conservación, aunque el título de la convención sea otro y de hecho hay quienes venden licencias de pesca en la zona. Este va a ser un problema serio y muy difícil de manejar a futuro. La Argentina tiene una posición muy firme, porque se trata de aguas donde se encuentran nuestras islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur.
-¿Qué consecuencias tiene para los intereses argentinos que la Unión Europea haya incluido a las islas como territorio de ultramar?
-Ninguna, porque nosotros también las incluimos en nuestra Constitución, al establecer -con anterioridad, lo cual nos da una ventaja comparativa- la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.
-¿Considera que hubo un buen manejo de parte de la Argentina durante la época de gestión de la Constitución europea?
-No hay forma de oponerse a eso. A nosotros no nos importa que la Unión Europa se lo haya reconocido a Gran Bretaña. Nosotros tenemos la Unasur, que reconoce la soberanía argentina en los archipiélagos del Atlántico Sur, entonces también estamos con Estados que respaldan y hay consenso a favor de Argentina.
-¿Afectó de alguna manera la firma del tratado la posición de nuestro país?
-No, porque no desconoce la historia previa de los países que tenemos derechos sobre el sector antártico argentino. Los otros Estados que tienen pretensiones territoriales no lo discuten, no se desconoce lo hecho hasta la fecha, según lo estipula el artículo 4, y nada de lo que se haga durante la vigencia del tratado va a ir en contra de las pretensiones soberanas de los países reclamantes, que son siete -Argentina, Australia, Chile, Francia, Noruega, Nueva Zelanda y el Reino Unido- más Rusia y los Estados Unidos, que desconocen cualquier tipo de sector y pueden explotar o usufructuar lo que quieran. Es un tema importante.
-¿Cuál es el rol que cumplen las Fuerzas Armadas?
-Son el sostén logístico de la ciencia, que es la actividad central en la Antártida y, aunque puede no parecer demasiado relevante, es un rol central sin el cual no sería posible llevarla adelante. En este momento, tenemos una excelente integración, todos formamos el mismo equipo y este trabajo conjunto es central para el país.
Las Fuerzas Armadas tienen profesionalidad, trabajan y se integran con nuestros científicos. A modo de ejemplo nomás, destaco la calidad de los mecánicos y pilotos de los aviones Hércules o el excelente trabajo realizado por los buzos del Ejército en la Base Carlini, donde bucean para sacar muestras para los investigadores. En definitiva, creo que cada cual hace su trabajo de la mejor manera.
Investigación
-¿Cómo evalúa el estado de la investigación científica argentina en la Antártida?
- Aunque siempre nos podemos superar, creo que estamos bien y que la importancia de los estudios realizados se va a poder apreciar en los próximos años. Los científicos que participan en la campaña antártica oscilan entre 230 y 250, además de los entre 500 y 600 investigadores que trabajan en forma directa o indirecta. Actualmente, estrenamos un laboratorio en la Base Carlini (ex Jubany) y vamos a relevar todas las bases para determinar qué infraestructura necesitamos para mejorar el sistema
científico argentino. En cuanto a los barcos, hemos acondicionado muy bien el buque oceanográfico Puerto
Deseado, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), fundamental para las
investigaciones en biología marina, química y todo lo relacionado con el mar.
- ¿Cuáles son las principales líneas de investigación que se llevan adelante?
-Biología, gestión ambiental, paleontología, glaciología, alta atmósfera, ozono, auroras polares, sismología,
geofísica, microbiología -disciplina en la que se están realizando trabajos muy importantes -como la
biorremediación del suelo con bacterias autóctonas que degradan el petróleo-, oceanografía.
- ¿Cuántas bases de investigación científica opera la Argentina actualmente?
-La Argentina tiene siete bases que se abren en el verano y seis permanentes que están ocupadas durante todo el año.Esto cubre lo ancho y lo largo del sector antártico
argentino. Cada base está instalada estratégicamente y tiene investigaciones puntuales. En este momento, hay unas 210 personas, personal que en verano asciende a 1300 aproximadamente.
-Además de la investigación científica, ¿se realiza alguna otra actividad en la Antártida?
-Tenemos la política de trabajar en conjunto con todas las áreas que hacen a la actividad antártica. El Conicet tiene presencia constante, estamos tratando de concientizar a las provincias, participamos en Tecnópolis, que fue un experimento muy interesante de comunicación masiva, entre otros. En estos momentos, tenemos un apoyo importante a la actividad antártica que nos permite avanzar en algunos
proyectos como mejorar ediliciamente nuestra sede o finalizar el Centro de Investigaciones Biológicas
Antárticas en Ciudad Universitaria, donde se van a reproducir las condiciones de la biología marina antártica
en acuarios con agua de mar y organismos vivos propios de la zona, permitiendo que los investigadores desarrollen proyectos sin necesidad de viajar. Por otra parte, estamos finalizando un convenio para trabajar en el Instituto de Investigaciones Ambientales de la Universidad de San Martín, lo que incrementará nuestra capacidad operativa en diversos temas como cambio climático global, contaminación por derrame de hidrocarburos, entre otros. En los últimos años, hemos incorporado también proyectos culturales ya que consideramos que la cultura también es una forma de difundir la labor argentina en el sexto continente y de
llegar a un público ajeno al conocimiento científico. Nuestra política nacional, entonces, prioriza las actividades científica, ambiental y cultural.
-¿Cómo se concretan estos proyectos culturales?
-Desde hace ya siete años, llevamos artistas de primer nivel -plásticos, músicos, escritores, cineastas- a que produzcan sus obras en la Antártida, transformándonos en el primer país que tiene una gran apertura a la cooperación internacional en el arte. Igual que hacemos con los científicos, aquellas personas que presentan proyectos que el Estado Nacional considera que merecen una inversión por su calidad y seriedad son trasladadas a la Antártida para que la conozcan, se inspiren y produzcan obras, con la condición de que las podamos exponer cuando lo necesitemos. En este momento, en el museo de Tigre se está realizando la exposición Subpolar 4, donde pueden verse estas obras.
-Ud. mencionó con anterioridad el tema del turismo, ¿está regulada esta actividad?
-El turismo se incrementó mucho en los últimos años, aunque ahora ha decaído por la crisis internacional, y
está regulado por la Asociación Internacional de Turoperadores en la Antártida (IAATO). Creo que urge
estudiar más a fondo la actividad desarrollada por el turismo aventura y el deportivo que no está reglamentada y, llegado el caso de que tuvieran un problema, complican el quehacer antártico, ya que los Estados partes deben asistirlos. La realidad es que si hay dinero, se pueden hacer muchas cosas, con el único requisito de presentar una evaluación ambiental de algún país parte. Nosotros nos hemos opuesto a actividades que no estén vinculadas con el interés argentino en la Antártida, ya que consideramos que una maratón u otra actividad deportiva, por ejemplo, no es un acto de soberanía.
-El turismo, ¿no requiere de consenso total como sí lo exige otro tipo de actividades?
-No, y regularlo cuesta mucho. Según la IAATO, la industria debe autorregularse, opinión con la que la Argentina no está de acuerdo. Hay buques que hacen turismo aventura, que no responden a nadie, incluso a veces ni siquiera los países tienen conocimiento de su estadía en
la Antártida, aun llevando su pabellón. Hay algunos barcos que salen del puerto de Ushuaia para ir a la isla de los Estados, de allí ponen proa al sur y llegan a la Antártida. Lo mismo ocurre en Punta Arenas, Puerto Williams, Ciudad del Cabo, etc. En lo único que tienen regulaciones estrictas es en los procedimientos
ambientales, porque la mayoría de los turistas tienen conciencia proantártica y si las empresas no tuvieran en cuenta ese aspecto, darían una imagen negativa. En definitiva, la industria turística se rige por el mercado, lo cual siempre encierra un peligro.
-Considerando que Ushuaia se encuentra a tan solo 1000 kilómetros de la península Antártica, ¿cree que aprovecha la Argentina esta posición geográfica privilegiada?
-En la actualidad se están desarrollando los estudios ambientales para la ejecución de un muelle en Ushuaia tenemos negociaciones con la provincia para instalarnos y compartir recursos con el Centro Austral de Investigación Científica dependiente del Conicet. Por otra parte, se estudia la posibilidad de establecer un polo logístico que permitiría almacenar los insumos destinados a la Antártida, el manejo de buques, aviones y desde donde podría monitorearse la campaña antártica, ya que no es
necesario estar embarcado para hacerlo. Este polo podría ser también interesante a nivel internacional, ya que muchos países vendrían a trabajar con nosotros, para lo cual necesitamos bajar costos, dado que hoy es más barato hacerlo por Punta Arenas, en Chile. Estamos trabajando junto al gobierno de la provincia para lograr volver más competitivo su puerto.
-Teniendo en cuenta las potenciales fuentes renovables de energía, ¿cómo se cubre la demanda energética de las bases?
-La matriz energética de las bases de todo el mundo son los hidrocarburos, todas tienen generadores a gasoil. No existe una base que utilice un 100 por ciento de energía renovable. En el caso de la energía eólica, el problema antártico es el exceso de viento que vuela los generadores, una cuestión importante que se debe estudiar es el aprovechamiento del calor lateral que emiten, ya que podría servir para calentar el agua que ingresa a los termotanques, optimizando en un 30 por ciento el consumo de energía. Hemos hecho un convenio con el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) para investigar en eficiencia energética y estamos trabajando en un proyecto de biogás.