Por Fernando Bazán/noticiasdesiria.blogspot.-El Secretario de Defensa de EE.UU., Leon Panetta, aprobó el despliegue de dos baterías de defensa aérea Patriots -junto a unos 400 soldados estadounidenses- en Turquía, como parte del pedido realizado por Ankara a la OTAN para reforzar sus defensas contra posibles ataques desde Siria. El despliegue aprobado por Panetta marcaría una fuerte expansión del papel de EE.UU. en las fronteras sirias y llega en medio de la creciente preocupación en Washington, sobre la posibilidad que el presidente sirio Bashar Al-Assad -bajo la presión de los rebeldes- podría recurrir al uso de armas químicas; recientemente Al-Assad ha utilizado misiles Scud, como parte de su ofensiva contra los rebeldes, causando alarma en los países de la región.
EE.UU. refuerza a Turquía: ¿Los primeros pasos?
Panetta se detuvo brevemente en la base Incirlik, desde su viaje de Afganistán, para reunirse con las tropas norteamericanas estacionadas allí; sin embargo el total de seis baterías es mucho menos de lo que correspondería a la petición de Turquía a la OTAN. De acuerdo con funcionarios cercanos a los despliegues, Ankara originalmente buscó ayuda para defender todos los centros de población dentro del rango de los 80 km en los 2600 km de frontera con Siria, lo que implicaría la necesidad desplegar hasta 15 baterías. El Pentágono ha proporcionado opciones militares para el presidente Barack Obama, pero en general se ha descartado cualquier intervención directa en Siria.
A principios de esta semana en Berlín, el vicecanciller alemán Michael Link dijo a los legisladores que los planes actuales para los emplazamientos de misiles Patriot que se destacará en Kahramanmaras, a unos 60 kilómetros al norte de la frontera de Turquía con Siria. El Primer Ministro holandés, Mark Rutte, dijo que los Países Bajos, Alemania y los EE.UU. están trabajando en estrecha colaboración con Turquía "para asegurarse de que los Patriots se desplieguen tan pronto como sea posible"; sin embargo, predijo que no estarían operativos antes de finales de enero; consultado Panetta si pensaba que Siria podría "reaccionar de manera negativa" ante los despliegues Patriot, el Secretario de Defensa dijo "Yo no creo que tengan el maldito tiempo para preocuparse por los Patriots, ya que los líderes del régimen están luchando por mantenerse en el poder”.
Por su parte, Rusia reconoció que Al-Assad estaba perdiendo la lucha contra una insurgencia cada vez más coordinada y, por primera vez dijo que estaba haciendo planes de contingencia para evacuar a sus ciudadanos del país; la evaluación de Rusia, hecha públicamente por un funcionario del Ministerio de RREE en Moscú, parecía señalar un giro importante del conflicto y el anuncio coincide los disparos de los misiles Scud contra los rebeldes en un intento de frenar el impulso de la insurgencia. Mikhail Bogdanov, viceministro de RREE y enviado de Rusia para Oriente Medio, señaló que “Desafortunadamente, es imposible excluir a una victoria de la oposición siria, hay que mirar de frente los hechos, y la tendencia actual sugiere que el régimen y el gobierno en Siria están perdiendo más territorio y más control”; Bogdanov predijo un futuro sangriento con muchos más muertos, lo que sugiere que la caída de Al-Assad no significará el fin de la guerra civil.
El escenario pos Al-Assad cada vez asoma más complicado. Los grupos rebeldes islámicos aumentan su influencia con el paso de los días, mientras que consolidan su poder bélico, con lo cual será uno de los grupos de poder dentro de la sociedad siria. La oposición política no consigue generar suficiente consenso entre los diferentes estamentos de la sociedad siria; mientras que los sectores sunitas rurales se enfrentan con los urbanos adinerados y los alawitas junto a los cristianos temen que luego de la caída de Al-Assad se desate una ola de represalias contra ellos.
Por otra parte, la desesperación por los alimentos es cada vez mayor en algunas partes de Siria, las condiciones son especialmente grave en Aleppo donde los civiles soportan incesantes incursiones aéreas en zonas controladas por los rebeldes; el Programa Mundial de Alimentos (PMA) dice que hasta un millón de personas podrían pasar hambre este invierno, ya que el empeoramiento de las condiciones de seguridad hace que sea más difícil llegar a las zonas con enfrentamientos. People In Need (PIN), un grupo checo que trabajaba en el norte de Siria, dice que la crisis puede agravarse si no hay otro grupo de ayuda internacional que colabore en con ellos; si bien de los 4 millones de habitantes originales de Aleppo solo quedan 1.2 millones –debido al masivo éxodo- alrededor del 30 % de las familias en la zona de Aleppo está en crisis alimentaria y el 10 % ya no les queda nada para vender por comida.
Los sirios dicen que los precios en algunos lugares se han disparado desde un 300 hasta 500 %, en Aleppo los activistas informaron que el pan hecho con harina subsidiada ahora se vende a 75 liras (u$s 1), frente a las 15 liras hace unas semanas mientras que el pan sin subsidio de 120 liras la semana pasada, ahora cuesta más de 200. Los costos de los alimentos se han disparado un 20 % solo en la última semana, acumulando aumentos del 50 a 80 % solo este año.