“El cambio climático ha perdido relevancia en la sociedad española respecto a 2008 debido a la crisis financiera y a sus consecuencias”, ha asegurado Pablo Meira profesor de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) y coordinador el informe La sociedad ante el cambio climático. Conocimientos, valoraciones y comportamientos en la población española. 2011, presentado hoy en Madrid.
El texto revela que casi el 80% de la población encuestada -1.295 personas de toda España, mayores de 18 años- cree que el cambio climático está ocurriendo. El segmento ‘negacionista’ engloba a un 8% de las personas.
Sin embargo, a pesar de que la mayor parte de la población considere el fenómeno una realidad, éste ha perdido relevancia como problema. Si el mismo estudio, realizado en 2008 situaba al cambio climático como el 5º problema mundial que la sociedad española consideraba preocupante, en 2010 se situaba en el 8º lugar. A escala nacional, el problema ni siquiera aparece en este último estudio. “Es una consecuencia directa de la crisis”, se ha lamentado Meira.
El documento también cita las medidas que la población está dispuesta a aceptar para luchar contra esta tendencia. Entre ellas destacan algunas polémicas como restringir el uso de automóvil privado en el centro histórico de las ciudades, limitar a 30 kilómetros por hora la velocidad en zonas urbanas o subir los impuestos a automóviles que más contaminen.
“Esta respuesta no se corresponde con un comportamiento responsable por parte de los gobiernos”, ha indicado Teresa Ribera, secretaria de Estado de Cambio Climático. En la cara opuesta, construir más plantas de energía nuclear choca con el beneplácito de los encuestados así como suspender la construcción de nuevas autovías y autopistas.
‘Desafecto’ generalizado
En función de la preocupación y la implicación sobre el cambio climático, el estudio divide a la población en 4 perfiles, siendo el ‘desafecto’ el que engloba a la mayor parte de la población (59%). Estas personas, de clase media, “creen que existe el cambio climático, están preocupados pero no lo consideran un problema prioritario”, ha señalado el profesor de la USC.
El siguiente grupo, la ‘España preocupada’ (un 30% de la población) tiene un mayor nivel de ingresos y presta mayor interés sobre el problema aunque tampoco llega a actuar.
El segmento ‘comprometido’ (un 9%) realiza una lucha activa contra el fenómeno, una posición opuesta al perfil ‘escéptico’, que niega su existencia (un 2%) y que está formado sobre todo por personas mayores, con bajo nivel formativo. Comparados con Estados Unidos y Reino Unido, estos perfiles son más homogéneos puesto que en los otros dos países, existen más variedades.
La mala imagen de Copenhague
Respecto a las fuentes utilizadas para informarse sobre el cambio climático, la televisión sigue ocupando la primera posición aunque las campañas de publicidad e internet ganan importancia. Los educadores ambientales, los ecologistas y los científicos son los agentes que despiertan mayor confianza frente a los empresarios, los sindicatos y la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con bajos índices de credibilidad.
“Existe un desapego de los ciudadanos después de la cumbre de Copenhague (2009)”, ha reconocido Ribera. La imagen de confusión que generó el encuentro mundial puede ser la culpable de que el 37% de los encuestados considere que el nivel de acuerdo entre los científicos es “poco” o “ninguno” respecto al cambio climático. “Será interesante ver qué ocurre después de la cumbre de Durban (Sudáfrica)”, ha añadido la secretaria de Estado.
En cuanto a las causas que provocan el cambio climático, “entre la población se extienden creencias correctas e incorrectas”, ha alertado Meira. Así, aunque la mayoría de las personas considera que la emisión de gases de efecto invernadero es la principal causa del cambio climático, también cree que lo provoca el agujero de la capa de ozono o la lluvia ácida, ambas creencias falsas.