El diputado de FORO reprocha a Wert que en el anteproyecto de la ley “se ha borrado todo rastro de ese cambio” y denuncia que “estamos ante un nuevo incumplimiento. Es ya lo habitual”
- Pide “un modelo de actuación política en materia de educación basado en el pacto, en el compromiso y en el acercamiento de todos, para la consecución de una ley que tenga un fuerte carácter de permanencia y suponga la mejora de nuestro sistema escolar”
- Reclama que se contemple explícitamente el principio de libertad de elección de centro, el plurilingüismo y la autonomía escolar, incluso la curricular
- “Es necesario que las fuerzas políticas de izquierda dejen de considerarse, aunque sea por una vez, guardianes de la ortodoxia educativa”
Madrid. Intervención del diputado de FORO en el Congreso, Enrique Álvarez Sostres, durante la comparecencia de hoy, en la Cámara, del Ministro de Educación, José Ignacio Wert, para explicar el anteproyecto de Ley de Mejora de la Calidad Educativa:
“Gracias Sr. Presidente, señorías:
Estamos en un nuevo debate tras la deseada por todos comparecencia del Sr. Ministro de Educación para presentar por fin en sede parlamentaria, el anteproyecto de ley orgánica de mejora de la calidad educativa.
Le agradezco su presencia y espero que sea el comienzo de una actuación política, que nos lleve a todos a dar con las claves de consecución de un buen texto legal, para ordenar el sistema escolar de nuestro país.
Ojalá esta comparecencia inaugure un modelo de actuación política en materia de educación basado en el pacto, en el compromiso y en el acercamiento de todos, para la consecución de una ley que tenga un fuerte carácter de permanencia y suponga la mejora de nuestro sistema escolar, en aquello que todos entendemos que pueda ser negativo y por tanto mejorable, e impulse la estabilidad de aquellas cuestiones que entendamos hayan resultado positivas.
Hasta hoy el único documento que los diputados hemos conocido o manejado, es el borrador de propuestas para el anteproyecto de ley remitido al Congreso con fecha 10 de junio y oficiosamente una nueva versión la pasada semana. Tras su intervención, se oficializa que estamos ante un borrador que enmienda al borrador y que habrá que estudiar en las próximas fechas debidamente.
Algunas cuestiones aquí escuchadas manifiestan ciertos cambios o matices. Más allá de la opinión que me merezcan tras su análisis, permítame anticiparle alguna posición de mi partido al respecto. Esta no es una nueva Ley, Sr Ministro. No se crea lo que le dicen. Es sencillamente un ‘revival’ de la LOE, más la LES, más las arcaica LODE, menos la LOCE non nata genuina del PP.
Estamos de acuerdo en el punto de partida que silueta el anteproyecto:
- La alta tasa de escolaridad, cercana al 100%.
- Las mejoras que el sistema escolar ha producido en la formación de la población, que ha alcanzado una mejora de 37 puntos en aquellos ciudadanos que han logrado el nivel de la primera etapa de ESO.
- Estamos incluso de acuerdo en el modelo del sistema de becas y ayudas al estudio aunque es obvio que puede mejorarse y dotarse de más recursos, hacerlo más rico y completo; pero estamos en desacuerdo total con la improvisación y la falta de reflexión en los recortes de Educación contra los que ya me manifesté en sede parlamentaria. Las minoraciones en el gasto nunca son rentables, aun considerando que no por invertir más se consiguen mejores resultados escolares.
Nos identificamos con algunos elementos de su diagnóstico, en relación con los resultados internacionales desfavorables, y con el empeoramiento de las cifras comparativas en lectura, matemáticas y ciencias.
También estamos de acuerdo en el bajo nivel real de autonomía escolar del sistema español:
- La baja tasa de población que termina la ESO.
- La baja tasa de excelencia.
- La alta tasa de abandono escolar temprano.
- Las grandes diferencias entre las Comunidades Autónomas en términos de resultados escolares.
Sr Ministro, donde se puede producir la diferencia y en su caso los apoyos, no va a ser en este diagnostico, sino en su terapia. Entendemos que conceptualmente el sistema escolar es la base del desarrollo económico y social de un país, y parece apropiado la necesidad de cambios en el diseño del sistema escolar, con el objeto de combinarlo con los avances y tendencias de la economía y de la sociedad. Y para eso, es preciso incidir en los cambios estructurales, pero también en cómo se enseña, qué se enseña y cómo se tiene que aprender. Valorar la enseñanza en función del esfuerzo realizado por los agentes educativos, por los profesores y alumnos, y por último rendir cuentas de los resultados.
Creemos que el principio de diversidad y no la uniformidad debe ser la base de la deseada igualdad. Pretender la igualdad de resultados a la que lleva la uniformidad, obstruye el desarrollo personal, económico y social. Una ‘igualdad ex’ o igualdad de oportunidades que no es lo mismo que la igualdad de resultados o ‘igualdad post’.
Le aseguro que en este diputado siempre encontrará una oposición constructiva y real, en aquellos principios que afectan a la unidad del Estado y a la cohesión territorial; en la consideración que no puede haber 17 sistemas escolares; en que el principio competencial de las autonomías no puede ni debe estar enfrentado a la necesaria unitariedad del modelo escolar y que debe responder a las necesidades de la sociedad española, de todas y cada una de las familias y de todos y cada uno de los alumnos.
Le adelanto que le es exigible algo que no abunda en este Gobierno, el cumplimiento de su programa electoral, pero que yo espero que en el ámbito educativo sea una excepción porque, si no es así, estaríamos una vez más, y le aseguro que he sido testigo de excepción, ante una ocasión perdida de modular el sistema escolar adaptándolo a sus actuales necesidades y huyendo de uniformidades frente a la individualidad, haciendo prevalecer la superestructura frente a las opciones de cada persona; recomponiendo la fractura entre las familias acomodadas y el de familias menos favorecidas; huyendo del conservadurismo e inmovilismo que atenazan el desarrollo personal de nuestros alumnos.
Yo, por mi parte, le aseguro que me atendré también a nuestro programa electoral, que si usted no lo conoce se lo trasladaré con muchísimo gusto, para que se dé cuenta de hasta qué punto podemos llegar a coincidir, lo que por otra parte no puede resultar sorprendente por nuestra trayectoria.
El programa educativo de su partido contenía una reforma estructural sustancial que en febrero pasado su portavoz de Educación, la Sra. Moneo, trajo a un Pleno en forma de una proposición no de ley, en la que el Grupo Popular pedía a su propio Gobierno la implantación de un modelo de Educación Secundaria más flexible con un Bachillerato de tres cursos.
Usted mismo en su primera comparecencia, el 31 de enero, anunció una profunda reforma en este sentido consistente entre otros objetivos, en aumentar en un año el Bachillerato o Formación Profesional, de modo que quedasen 3 cursos de Secundaria y otros 3 de Bachillerato. En aquella ocasión FORO se manifestó favorable con estos objetivos de cambio profundo y estructural del sistema. Compartimos la necesidad del tres más tres.
Con eso usted no hacía más que instrumentalizar lo dicho por el Presidente del Gobierno en su discurso de investidura, “promoveremos un Bachillerato de 3 años a imagen de la mayoría de los países europeos con el objetivo de mejorar la preparación de los futuros universitarios y el nivel medio cultural de España”.
En el anteproyecto que conocimos hasta ahora, se había borrado todo rastro de ese cambio. ¿Por qué, Sr. Ministro? ¿Por no coincidir obligatoriedad y etapa? No es mucho problema. ¿Por tener miedo a adelantar ciertas elecciones académicas, como dicen otros grupos políticos, a pesar de que ellos mismos cambiaron su propia LOE en este sentido camuflando los cambios en la Ley de Economía Sostenible? Le aseguro que es un cambio sustancial y positivo, amén de un cumplimento electoral del partido y de su Presidente del Gobierno.
Parece que estamos ante un nuevo incumplimiento. Es ya lo habitual. Si 4º de ESO es propedéutico, ¿por qué no ser ya Bachillerato o FP estructuralmente hablando? ¿Qué sentido tiene un ciclo de 1 año? Es un absurdo pedagógicamente considerado.
También el texto narraba un conjunto de pruebas como nunca los tiempos conocieron, estando de acuerdo también, en sede parlamentaria, en que es necesario pruebas nacionales homogeneizadoras, que versen sobre lo común y no sobre lo diferencial, y pruebas orientadoras y de diagnostico.
No lo estamos en el repertorio de tantas pruebas, que creemos debería centrarse exclusivamente en el final de la etapa de Primaria, 6º de Primaria y en los finales de la etapa de Secundaria, con carácter orientador y en 3º. Y, por último, al finalizar Bachillerato
Debe estimularse la cultura de la evaluación, como ya tuve ocasión de exponer en otro momento. La evaluación no es una amenaza, sino que es una ayuda y una necesidad, aun cuando conlleve penalizaciones la no superación para todos los implicados.
Como debe contemplarse explícitamente el principio de libertad de elección de centro, regulado posteriormente por las administraciones educativas.
En otro orden de cosas, no entendemos la falta de flexibilidad entre los programas de Formación Profesional básica y el acceso a los ciclos medios y superiores de la misma, aunque parece que en la nueva versión se ha mejorado este ámbito.
También tenemos serias dudas sobre la entidad de la parte del currículum destinada a la autonomía curricular propia de los centros, por traspaso de las propias competencias autonómicas, así como las omisiones al ciclo 0-3 años tan básico para la conciliación de la vida familiar y profesional.
Las cuestiones referentes al profesorado no tienen buena pinta por lo que se rumorea, Sr. Ministro. En su programa electoral reclamaba que a la profesión deben acceder los mejores expedientes. Pues si usted me lo permite, entre todos definamos los perfiles de una buena profesión, como también debemos orientar los cambios fundamentales relacionados con la gestión y autonomía de los centros, los cambios en la organización, los nuevos modelos de gestión, con criterio siempre de autonomía.
Yo le dije en alguna ocasión, que estamos hablando de autonomía real, olvidada en textos ampulosos y retóricos, en la que nunca se creyó por el carácter interventor de administraciones contradictorias.
En definitiva, nuestras preocupaciones debieran dirigirnos a un modelo donde el individuo es el eje de la educación, como verdadero poseedor de los derechos fundamentales, y en su nombre la familia, y en el que el centro escolar, con su autonomía, se sitúa como eje fundamental del sistema, al ser allí precisamente, en el centro, donde se producen las adaptaciones del sistema a la diversidad de la población escolar.
Termino como empecé Sr Ministro. Es necesario un gran acuerdo formal o informal, fruto de la reflexión y de los acercamientos mutuos. Debe usted intentarlo, pero no crea que el acercarse consiste en parchear la antigua ley o leyes. Lo importante no es el cambio del título, sino las novedades que se producen en su contenido. Un nuevo intento, tras los habidos (8) de poner en orden para muchos años el sistema escolar con las indicaciones de la UE a la que son tan sumisos en otras materias.
Por otra parte, y en este sentido, es necesario que las fuerzas políticas de izquierda dejen de considerarse, aunque sea por una vez, guardianes de la ortodoxia educativa. Es preciso avanzar y converger, en la medida que lo logremos, daremos una esperanza a nuestros jóvenes y a sus familias. Gracias”.