Un estudio canadiense, publicado en Nature Geoscience, cuestiona la eficacia de plantar bosques en terrenos ocupados por áreas de cultivo para luchar contra el cambio climático, porque las temperaturas registran descensos “poco significativos”. Sin embargo, en los trópicos el calentamiento disminuye más, comparado con las zonas nórdicas y boreales.
Una de las estrategias propuestas por la Organización de Naciones Unidas (ONU) para que los gobiernos luchen contra el cambio climático es convertir tierras de cultivo aisladas en bosques para captar el carbono ambiental (CO2).
Sin embargo, un estudio canadiense, publicado en Nature Geoscience, revela que los beneficios térmicos de esta estrategia son “reducidos”, y que no puede utilizarse para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. “Los bosques reflejan menos la luz que las zonas de cultivo y absorben más radiación solar”, explican los investigadores.
Para llegar a sus conclusiones, el equipo utilizó un modelo numérico del sistema de la Tierra y examinó el potencial de cinco escenarios donde se habían plantado bosques para reducir el calentamiento global entre 2081 y 2100.
En áreas donde se plantó el 100% de masa arbórea, la temperatura se redujo 0,45 ºC y en aquellas zonas con una sustitución parcial, del 50%, el descenso fue de 0,25 ºC.
“Los beneficios térmicos podrían ser incluso más pequeños en áreas donde se plantea la estrategia de forma real, porque se sustituye menos del 50% del terreno de cultivo por bosques”, afirman los expertos.
Los trópicos, la excepción
El trabajo también destaca las zonas en las que este descenso es más significativo. Los trópicos muestra una reducción de este calentamiento –por unidad de área convertida en bosque– casi tres veces mayor que las regiones del norte y las boreales.
En este caso, los expertos sí defienden continuar con esta política forestal y evitar la deforestación, pues demuestran ser unas herramientas climáticas efectivas.