Para ello, el calcetín registra dos tipos de señales “que pueden influir en la calidad del sueño”. En primer lugar captura parámetros fisiológicos que pueden relacionarse con problemas de sueño, como la temperatura periférica, la respuesta galvánica de la piel (cambios en la resistencia eléctrica de la piel, lo que se conoce con las siglas GSR), el pulso o la frecuencia cardiaca. Estos datos se completan con otros registros de tipo ambiental como la luminosidad, el ruido, la temperatura ambiente y la humedad relativa de la habitación donde el usuario se acuesta.
Como explica González Sánchez, el calcetín tiene un sistema de “fácil colocación” y “que no molesta de cara al sueño”, por lo que está especialmente indicado para la autoaplicación de las personas en el ámbito domiciliario, aunque se podría usar también en el ámbito clínico. En este sentido, consideran que se podría vender en centros ortopédicos y farmacias.
En general, añade, las soluciones y patentes que se emplean para evaluar el sueño no son tan “sencillas y completas” como el calcetín diseñado, que permite tener una visión “más amplia” de las condiciones en las que se desarrolla el sueño sin reducir la movilidad del usuario, reflejando por ejemplo las veces que se ha levantado durante la noche.
Funcionamiento del sistema
El calcetín combina tecnologías electrónicas con tecnologías de la información integradas en la ingeniería de sistemas, aplicadas al ámbito de la salud y la calidad de vida, un producto que por su novedad en el mercado se encuentra en proceso de patente.
En cuanto al funcionamiento del sistema, el calcetín envía la información que recoge a un ordenador y, a través de una interfaz gráfica, el especialista o el propio usuario puede visualizar cómo ha sido el sueño en función de los parámetros reflejados. Se trata, así, de “entender y mejorar” el sueño. El objetivo, agrega el profesor, es “continuar investigando en esta parte de análisis de datos en una continuación del proyecto”.
Becas Prometeo
El trabajo ha obtenido una de las becas de la presente edición del Programa Prometeo de la Fundación General de la Universidad de Valladolid cuyo fin último es proteger los resultados de proyectos y prototipos de alumnos de la Universidad de Valladolid. Se trata de desarrollar actividades de transferencia de conocimiento en el proceso formativo de los universitarios mediante la materialización y desarrollo de un proyecto cuyos resultados sean susceptibles de ser protegidos bajo cualquiera de los instrumentos de la propiedad intelectual e industrial existentes.
En 2012 se ha celebrado la cuarta edición del programa, en el que se han seleccionado como beneficiarios de la beca un total de seis proyectos. Además de proteger los trabajos los autores recibirán una compensación económica de 1.000 euros y formación específica en materia de innovación. Las becas Prometeo se enmarcan en el Proyecto de Transferencia de Conocimiento Universidad-Empresa (T-CUE) de la Junta de Castilla y León.