El aislamiento, señala, había favorecido que los restos arqueológicos y humanos se mantuvieran in situ, en un estado de conservación excepcional. La Diputación Provincial de Burgos, con los informes favorables de Basilio Osaba, director del Museo de Burgos, y Martín Almagro, comisario general de Excavaciones Arqueológicas, procedió al cierre inmediato de la cavidad, propiciando su conservación.
Las investigaciones del profesor José María Apellániz, de la Universidad de Deusto, en las décadas de los 70 y 80, con la colaboración de miembros del Grupo Espeleológico Edelweiss, especialmente de José Luís Uribarri y Salvador Domingo, pusieron de manifiesto que se trataba de un recinto destinado a santuario, con manifestaciones artísticas, funerarias y simbólicas, desde el Neolítico hasta la Edad del Bronce. Así, se hallaron grabados y pinturas, 400 motivos distribuidos en 53 paneles, de temática geométrica con representaciones humanas y de animales.
Entre los materiales arqueológicos destaca el conjunto cerámico, con restos de 293 vasos y vasijas, de una amplia variedad tipológica datados también desde el Neolítico hasta el Bronce Final, más relacionadas con el mundo funerario y sus propios rituales. En este sentido, la investigadora apunta que se utilizó toda la Galería, “desde la cavidad más recóndita a los espacios más grandes”.
Además, agrega, se han identificado los restos de 29 individuos, y una explotación Prehistórica de Sílex. “Los pobladores exploraron la Galería y vieron que había unos sílex de calidad excepcional y los explotaron como en una cantería. Incluso en algunas zonas tuvieron que agrandar algunos pasos para acceder a los nódulos de sílex que se encontraban en sitios más recónditos, es decir, alteraron y acondicionaron el espacio como en una buena mina para recoger los mejores sílex”, detalla.
Una catedral prehistórica
Por todo ello, asegura, “si tenemos que hacer un símil de lo que supuso el descubrimiento, se dice que un dolmen es un monumento de carácter sepulcral de uso diacrónico, es decir, se utilizó a lo largo del tiempo. La Galería del Sílex representa lo mismo, pero no es un monumento artificial, no lo ha construido el hombre, sino que es la utilización de un espacio con carácter religioso o sepulcral de uso diacrónico, desde el Neolítico hasta el final de la Edad del Bronce”.
De este modo, la Sierra de Atapuerca “representa el centro de una región, el centro neurálgico de todo un territorio y la Galería del Sílex su catedral”. “Al igual que ahora tenemos la Catedral de Burgos, porque en el momento en el que se construyó la ciudad era muy importante y tenía ese reflejo en sus manifestaciones artísticas, el santuario de la Galería del Sílex representa la catedral del momento”, concluye.
Investigación actual
En la actualidad, explica, las investigaciones en la Galería del Sílex se centran en conocer cómo era el clima en el pasado a través de los espeleotemas, en concreto estas fases del Neolítico y la Edad del Bronce, cuando más se utilizó la Galería del Sílex. Por otro lado, caracterizan estos espeleotemas, dado que “su crecimiento no siempre fue igual por los cambios del clima y la ocupación de los humanos”. “Esta intensa ocupación hizo que quedaran capturadas en los espeleotemas partículas de carbones de las hogueras con las que realizaban los rituales a lo largo de la Galería, estudiando cuál fue el momento de mayor ocupación. También estamos realizando un estudio de la distribución espacial para ver si las actividades humanas se concentraban más en un tramo de la galería o en otro”, concluye.