Oviedo/redacción.-¡Qué suerte, oh, salió el solín! Pues sí. Tras una noche de perros y una mañana fráncamente desangelada, cuando el paseo de la sidra, la calle de La Gascona, comenzó a llenarse de brotes verdes --el color de los cucuruchos de les castañes magostades-- y vasinos de sidra del duernu, el dios Lorenzo expandió sus rayos generosamente por el centro de Vetusta caldeando un poco el ambiente pero, sobre todo, llenándolo de luz. Un año más, cientos de oveteses acudieron a la llamada de uno de los ritos ancestrales más comunales del acerbo cultural asturiano. La asadura de les castañes y el disfrute de la sidra de les primeres mayades.
Abuelos con nietos, madres y padres con fíos, moces y mozos, 'singles', más y menos pudientes, disfrutarán codo con codo en una marea creciente que seguirá afluyendo y paseando por el céntrico paseo sidrero capitalino hasta las dos o las tres de la tarde.
La animación del ambiente de asturianía corre a cargo de parejas de gaiteros y tamborileros interpretando temas del folclore tradcional. Coincidiendo con esta jornada tan tradicional en el otoño asturiano, las sidrerías integradas en la Asociacion de la calle Gascona ofrecen desde el jueves las jornadas gastronomicas de la castaña con una seleccion de platos especiales.