Los aviones de combate también comenzaron a golpear objetivos dentro de Damasco -por primera vez- contra bastiones rebeldes en el barrio de Jobar –al este de Damasco- cerca del suburbio opositor de Zamalka, donde los rebeldes han librado violentos enfrentamientos con el ejército; los ataques aéreos también se extendieron a la ciudad de Douma, donde un gran número de personas fueron muertas o heridas.

Las potencias occidentales y los países de Medio Oriente todavía no han llegado a una posición común sobre que política seguirán para Siria, por lo que ONU se limitó a enviar un convoy de 18 camiones con alimentos y ayuda humanitaria a Homs durante el "alto el fuego", pero no pudo descargar los suministros debido a la lucha; Jens Laerke, un portavoz de la ONU en Ginebra, señaló que "Estábamos tratando de tomar ventaja de los signos positivos que vimos a finales de la semana pasada. La tregua duró horas más o menos cuatro por lo que no había mucho oportunidad para nosotros después de todo." El Primer Ministro de Qatar, Sheikh Hamad bin Jassim al-Thani, dijo que el conflicto de Siria no es una guerra civil, sino "una guerra de aniquilación licenciada en primer lugar por el gobierno sirio y en segundo lugar por la comunidad internacional” y apuntó algunos de los miembros del Consejo de Seguridad -Rusia y China- como responsables junto a EE.UU. por los insuficientes esfuerzos para detener la violencia.

En la madrugada del martes, las tropas sirias se enfrentaron con los rebeldes en el campo de refugiados palestinos de Yarmuk, en el lado sur de Damasco; no se reportaron víctimas y no está del todo claro si los palestinos lucharon contra algunas de las partes. La mayoría de los refugiados palestinos en Siria ha intentado mantenerse al margen del conflicto, aunque algunos se han unido a la lucha.

Residentes locales informaron que los enfrentamientos estallaron durante la noche, en Al-Hajar Al-Aswad, entre los rebeldes y el ejército en una zona adyacente al campo palestino de Yarmuk. Según Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio para los DDHH, el Frente Popular para la Liberación de Palestina-Comando General (FPLP), estuvo del lado del ejército sirio. El distrito de Yarmuk es el hogar de más de 112.000 palestinos, que han están divididos durante los 19 meses de revueltas sobre a quién apoyarían; a principios de agosto, el presidente palestino, Mahmud Abbas, condenó los bombardeos en el campamento, donde murieron 21 civiles, y también reprendió al Comando General del FPLP por su papel en arrastrar a los palestinos al conflicto.

Por otra parte, la TV estatal siria informó que el Gral. de la Fuerza Aérea, Abdullah Mahmoud Al-Khalidi, fue asesinado en Rukn al-Din –un suburbio de Damasco, en lo que es el último ataque de una serie de atentados contra figuras del más alto nivel de la administración del presidente Bashar Al-Assad.

El enviado Lakhdar Brahimi, visitó Moscú y Pekín -los principales aliados internacionales del presidente Al-Assad- antes de presentar un plan al Consejo de Seguridad el mes próximo sobre la base de un acuerdo negociado; la idea es profundizar un acuerdo alcanzado por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad el pasado mes de junio.

En Turquía, unos 150 miembros de la oposición siria se reunieron ayer para planear para un futuro sin Al-Assad y discutir los retos inmediatos de la gestión de las partes de la provincia de Idlib, secciones de la ciudad de Aleppo junto a otras áreas que están en poder de los rebeldes. La planificación a largo plazo se centrará en la reforma constitucional y legal, las leyes sobre elecciones y partidos políticos, y cómo construir un moderno ejército nacional; los delegados a la reunión -de tres días- incluye a los miembros de los grupos rebeldes sirios, así como minoría kurda del país.

Pero a medida que pasan las semanas, las permanentes operaciones y la falta de cumplimiento al cese al fuego son claros indicadores que cada parte parece convencida que todavía puede derrotar militarmente a la otra, por lo cual ningún tipo de tregua es viable en este contexto. El régimen sirio quiere seguir con sus soluciones militares, ya que cualquier negociación implicaría una claudicación de su parte; mientras que todas las facciones de la oposición creen que podrán seguir luchando hasta que el régimen caiga y así lograrán sus objetivos en la Siria pos Al-Assad.