Esta acción pretende poner de manifiesto el daño causado por todos los arrastreros costeros, no solo en el litoral catalán, sino en todo el Mediterráneo y por extensión en el resto de mares y océanos, por lo que Greenpeace pide su prohibición.
El arrastre costero catalán solo representa el 27,72% del sector pero ocasiona graves impactos que perjudican a todo el sector pesquero y al medio marino ya que destruye los fondos y genera numerosos descartes. Un barco puede capturar más de 50 especies diferentes (muchas de las cuales no son su objetivo) y puede llegar devolver al mar más de la mitad muertas o moribundas. También ejerce una gran presión sobre especies sobreexplotadas como la merluza o la sardina (1), por lo que Greenpeace considera inadmisible que tanto la Generalitat como el Gobierno de España sigan protegiendo esta pesquería tan destructiva y luchando para que se la considere pesca sostenible.
"Existen indicios que apuntan a que muchos motores de estos barcos tienen una potencia mayor a la permitida, lo que unido a la inexistencia de un control efectivo de las profundidades a las que operan (2) supone una combinación letal para nuestros mares", ha declarado Celia Ojeda, responsable de la Campaña de Océanos de Greenpeace.
Frente al arrastre, pesca artesanal sostenible
Como solución al problema del arrastre, Greenpeace demanda el apoyo de la pesca artesanal sostenible que en España representa el 80% de las pesquerías y en Cataluña más de la mitad (52,84%). Es una pesca diaria, con una elevada selectividad, que apenas genera descartes y cuyo impacto en el medio marino es bajo. Sin embargo, a pesar del entramado socioeconómico que genera, la pesca artesanal no está siendo defendida en Europa ni por el Gobierno de España ni por la Generalitat que siguen priorizando la defensa en artes mucho más destructivas.