A partir de las diversas conmemoraciones científicas del 2011, una investigadora del departamento de Teoría e Historia de la Educación de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid, aporta nuevos datos sobre la historia de las mujeres en la enseñanza de las ciencias, obtenidos en su trabajo de investigación Mujeres y Segunda Enseñanza en Madrid (1931 – 1939): el caso del personal docente femenino en el Instituto Cardenal Cisneros de Madrid.
Este año 2011, además de celebrarse el “Año Internacional de la Química”, coincidiendo con el centenario de la concesión del Premio Nobel de Química a la polaca (y, más tarde, nacionalizada francesa) Marie Curie; también se celebra el Centenario de la Real Sociedad Española de Matemáticas.
Se ha recorrido un largo camino hasta reconocer oficialmente la presencia de mujeres profesionales y expertas en ámbitos científicos tradicionalmente masculinos (física, química, geología, medicina, matemáticas, etc.): Irene Joliot Curie (francesa), María Gaetana Agnesi (italiana), Rachel Louise Carson (estadounidense), Emmy Noether (alemana), Sophie Germain (francesa), Gertrude Belle Elion (estadounidense), Sonia Kovalewski (rusa), Rosalind Elsie Franklin (inglesa), etc. Sin embargo, reiteradamente nos encontramos con una ausencia de científicas españolas reconocidas que nos predispone a creer falsamente en la inexistencia de profesionales en nuestro pasado. Cabe mencionar, por ejemplo, a la matemática española María Andrea Casamayor (s. XVIII) o las investigadoras Margarita Salas y Josefa Molera (s. XX)
Si nos fijamos en el caso español, los comienzos del siglo XX vienen caracterizados por un retraso científico y educativo (escasez de centros educativos y profesorado, a la vez que un alto grado de analfabetismo y semianalfabetismo). No es de extrañar, por tanto, que pocas mujeres consiguieran acceder a nuevas cotas académicas y profesionales, ya no digamos mantener una presencia estable y activa en ámbitos intelectuales de decisión.
Si tenemos en cuenta que hasta 1910, las mujeres que deseaban proseguir sus estudios en niveles no obligatorios (segunda enseñanza y universidad) debían pedir a los órganos directivos superiores que se les permitiera hacerlo, y que aún así no podían ejercer las profesiones que en principio habilitaba el título académico alcanzado, es lógico que pocas profesionales hayan trascendido en el discurso histórico oficial (y, en muchos sentidos, patriarcal). A día de hoy, son más (re)conocidas mujeres profesionales como Jenara Vicenta Arnal, Margarita Comas, Martina Casiano, Rosa Sensat, Dolores Cebrián, Elena Paunero, etc.
A partir de 1907, siguiendo el espíritu propagado por la Institución Libre de Enseñanza, la Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas constituye la entidad con mayor responsabilidad en el camino, desarrollado en ese primer tercio del siglo XX, hacia una renovación y modernización académico – científica con la aspiración de equiparar al Estado español a otras potencias europeas.
A través de la concesión de pensiones para estudiar en el extranjero, creación de espacios de difusión científico – cultural (Residencia de Estudiantes y Residencia de Señoritas) y educativos (Instituto – Escuela, Cursos para extranjeros, etc.), o la puesta en marcha de centros de investigación (Centro de Estudios Históricos, Instituto Nacional de Ciencias, etc.), esta institución lleva a cabo una labor sin precedentes en la nivelación formativa e investigadora con otros sistemas educativos y centros de investigación científica extranjeros; y, además, resulta ser una entidad promotora de la incorporación de las mujeres a espacios hasta ese momento vedados por su supuesta “condición” (imagen construida).
Ahora bien, para que haya un reconocimiento social del papel jugado por las mujeres, ya sea de manera individual o como colectivo, se ha de reconstruir un pasado real hasta ahora olvidado o, cuando menos, infravalorado. La recuperación de esas profesionales “olvidadas” es una tarea que desde finales del siglo XX se ha llevado a cabo desde el ámbito universitario. Se observa así un crecimiento de grupos de investigación e instituciones que investigan multiplicidad de ámbitos de conocimiento desde una perspectiva de género.
Con el deseo de contribuir desde la Historia de la Educación en España a la construcción del “imaginario colectivo” de las mujeres como sujetos individuales (historias de vida) y como grupo profesional (docentes en institutos de segunda enseñanza), se ha llevado a cabo un trabajo de investigación inédito que ha llevado el título de “Mujeres y Segunda enseñanza en Madrid (1931 – 1939): El caso del personal docente femenino en el Instituto Nacional Cardenal Cisneros”, y que forma parte de la Tesis Doctoral en curso.
A partir de esta investigación podemos hablar de docentes formadas en carreras universitarias tradicionalmente monopolizadas por los hombres (Medicina, Química, Naturales, etc.); que no sólo se encargaron de impartir y evaluar materias propias de la sección de Ciencias (Biología, Geología, Física, Química, etc.) o de ser conservadoras en los Gabinetes de Ciencias de los institutos de Bachillerato; sino también colaboraron en actividades científicas desarrolladas en laboratorios y centros dependientes del Instituto Nacional de Ciencias (por ejemplo, el Instituto Nacional de Física y Química o más conocido como “Instituto “Rockefeller”).
Foto: Woman suffrage headquarters in Upper Euclid Avenue, Cleveland--A. (at extreme right) is Miss Belle Sherwin, President, National League of Women Voters; B. is Judge Florence E. Allen (holding the flag); C. is Mrs. Malcolm McBride. * Source