Avilés.-El día tres de este mes, una mujer de 85 años se encontraba en compañía de su marido, también octogenario, en su piso ubicado en la calle San Bernardo de Avilés, cuando recibieron la visita de dos individuos que les informaron que venían del Ayuntamiento para medir la humedad de su piso.

La mujer les dejó entrar y uno de ello les solicitó al matrimonio que le ayudaran a tomar medidas de las habitaciones. Les entregó una cinta métrica y procedió a colocar a los ancianos uno a cada lado de la pared mientras él anotaba en un hoja las mediciones que le iban diciendo.

Tomaron medidas de todas las habitaciones. Mientras, el segundo individuo se movía libremente por todas las estancias para, según les dijo, detectar alguna anomalía. De vez en cuanto se dirigía a ellos y les decía como tenían que colocarse correctamente para que no alterasen el resultado de las mediciones.

En un momento dado, cuando estaban en pleno trabajo, sonó el timbre de la puerta. Uno de ellos muy alterado les comentó que no abrieran, porque lo que estaban haciendo era altamente confidencial.

Después de finalizar los dos hombres se fueron del piso diciéndoles que iban a introducir en el buzón un papel. Cuando se fueron, la mujer decidió ir a la comprar y le pidió a su marido que fuera a una caja que tenían en guardada en el salón con 2.000 euros para los gastos del mes.

Su marido se dirigió al salón y comprobó que la caja  estaba vacía. La mujer también se dio cuenta que le habían robado 50 euros que tenía en su bolso.

La descripción proporcionada por el matrimonio en su denuncia fue la siguiente: el individuo que estuvo midiendo con ellos era joven, de un metro setenta centímetros de estatura, pelo corto moreno y vistiendo una camisa de color claro y un pantalón oscuro.

El otro sujeto era  tendría unos 35 años,  setenta centímetros de estatura, pelo rubio con un mechón que le caía hacia la cara y vistiendo una cazadora de cuero negra y pantalón oscuro.

Se investiga si estos dos individuos son los mismos que durante los últimos meses han engañado a otras personas ancianas en Oviedo y en Gijón, bien haciéndose pasar por falsos revisores del gas, como por funcionarios del Catastro o como empleados del Ayuntamiento.