Cristina G. Pedraz/DICYT La diabetes tipo 2, también llamada del adulto, es una enfermedad crónica caracterizada por altos niveles de glucosa en sangre. Pese a que es menos conocida que la diabetes tipo 1, en la que el paciente se ve obligado a suministrarse insulina mediante punción para poder controlar sus niveles de glucosa, la tipo de 2 es la más común de las diabetes y está directamente asociada con unos hábitos de vida poco saludables. Como explica la doctora Ana Bellón, especialista en Medicina de Familia y directora del Centro Médico Bellón, la relación entre diabetes tipo 2 y obesidad “es directa y clara” y el objetivo terapéutico “no debe ser tanto controlar la diabetes, la consecuencia, como sí la obesidad, que es la causa”.
Para controlar la obesidad, la principal herramienta con que cuentan los especialistas es la dieta. En los últimos años, se han empezado a utilizar las denominadas dietas “muy bajas en calorías” o “very low calorie”, entre las que se encuentra la dieta proteinada. Desde el año 2000, diversos estudios clínicos internacionales han analizado la eficacia de estas dietas, aunque su alcance ha sido escaso.
Por ello, a lo largo de este año se ha llevado a cabo en España un estudio clínico sobre la seguridad y tolerabilidad de las dietas proteinadas , el llamado estudio DiaproKal. Los resultados de este trabajo han sido presentados hoy en Valladolid en el marco de las Jornadas Científicas del II Foro de Estilo de Vida Saludable.
Como detalla Ana Bellón, Diaprokal es un estudio clínico “abierto, aleatorizado, controlado y multicéntrico, ya que se ha llevado a cabo en siete hospitales públicos de la red sanitaria española, para evaluar principalmente a seguridad de una dieta proteinada en comparación con una dieta hipocalórica equilibrada en la reducción de peso de pacientes obesos”. Asimismo, la investigación ha tenido como objetivos secundarios la pérdida de peso por parte del paciente, comparar la reducción en ambos grupos, el control metabólico, si existía descompensación de minerales, los efectos sobre el riesgo cardiovascular, los rendimientos farmacológicos o la satisfacción y adherencia del paciente con la dieta administrada.
Para ello, se ha contado con la colaboración de 90 pacientes, 45 en un grupo control que siguió una dieta hipocalórica equilibrada y 45 aleatorizados en el grupo de intervención que mantuvo una dieta proteinada. En concreto, se seleccionaron pacientes de ambos sexos, entre 30 y 65 años, diabéticos y con menos de 10 años de evolución, y que no fueran insulinodependientes, entre otras características, como un IMC (Índice de Masa Corporal) entre 30 y 35.
En cuanto a la dieta proteinada administrada, consiste en aportar menos de 800 calorías al día al paciente. “El paciente toma proteínas en una cantidad entre 0’8 y 1’2 gramos de proteína por kilo de peso ideal y día, lo que significa que no es una dieta sobre proteica, sino que el paciente toma la misma cantidad de proteína que tomaría en una dieta equilibrada”, detalla la experta, quien apunta que esa proteína se administra en forma de preparado “para garantizar que el paciente toma una proteína de alto valor biológico y que se puede cuantificar exactamente la cantidad”. Por otro lado, solo se permite una cucharada de aceite de oliva al día respecto a las grasas, es baja en hidratos de carbono e incluye menos de 30 gramos de glúcidos absorbibles y día en mujer y 50 en hombre. Finalmente, “es una dieta que se tiene que complementar con una suplementación para que el paciente tome el 100% de la cantidad recomendada de vitaminas y minerales”.
Resultados
Los resultados del estudio, que se recogieron el pasado mes de julio tras cuatro meses de seguimiento, muestran una pérdida de peso en el grupo de intervención de 14’6 kilos, frente a los 4’59 del grupo de control. En lo referente al IMC, ambos grupos partían de un índice encuadrado en obesidad y al cabo de cuatro meses los pacientes del grupo de intervención perdieron 5’3 puntos, mientras que los del grupo de control habían disminuido casi en dos 2. En concreto, en el grupo de intervención el 85 por ciento se encontraba ya fuera del rango de obesidad, frente a un 33 por ciento del grupo control. Otro de los parámetros estudiados fue el perímetro de cintura, “la variable antropométrica que mejor se relaciona con la cantidad de grasa visceral”. En este caso el perímetro descendió en 12 centímetros en el grupo de intervención frente a los 5’5 del grupo control.
Por otro lado, se registraron más efectos adversos en los pacientes que siguieron la dieta proteinada, concretamente astenia, cefaleas, náuseas, “efectos leves y que fueron desapareciendo a medida con el paso del tiempo”, asegura la doctora Bellón, quien concluye que la dieta proteinada “es una pauta alimentaria segura para perder peso en los pacientes obesos con diabetes tipo 2”.
Asimismo, subraya que esta dieta “presenta un perfil de seguridad similar a la hipocalórica pero es más eficaz en la pérdida de peso, la reducción del IMC y el perímetro de cintura que la dieta hipocalórica”. Al mismo tiempo, los pacientes tratados con dieta proteinada “presentan una mejor evolución del perfil glucémico que los pacientes con dieta hipocalórica”.