Alemania, España, Francia, Italia, Reino Unido y Suecia piden ya un Tratado de Armas mundial

Alemania, España, Francia, Italia, Reino Unido y Suecia piden ya un Tratado de Armas mundial

El mundo sigue necesitando un Tratado sobre el Comercio de Armas, un acuerdo que, por su alcance y envergadura, tenga una incidencia real en los problemas derivados de un comercio de armas convencionales inadecuadamente regulado. Millones de personas en todo el mundo sufren las consecuencias de una proliferación incontrolada y del tráfico ilícito de armas. No nos referimos únicamente a las cifras de cientos de miles de muertos y heridos que se producen cada año, sino al modo en que se están minando las perspectivas económicas y sociales de las generaciones futuras. Es evidente que los Gobiernos deben actuar y concluir la labor iniciada hace seis años.

 

En julio estuvimos cerca de aprobar un Tratado que hubiera abordado esta problemática. Nuestros países trabajaron con denuedo en la Conferencia de las Naciones Unidas celebrada en Nueva York para negociar el primer Tratado mundial y exhaustivo de la historia por el que se regulaba el comercio de armas convencionales. Se lograron importantes avances y, a pesar de la decepción que supuso el hecho de que las negociaciones no llegasen a término, esto no nos ha desalentado. La necesidad de actuar persiste con igual intensidad.

En los últimos años una abrumadora mayoría de Estados miembros de la ONU ha expresado su apoyo a un Tratado sobre el Comercio de Armas. Su número siguió aumentando durante las negociaciones de julio y, al término de la Conferencia, más de noventa países dieron su apoyo a una declaración en la que se instaba a dar nuevo impulso a este proceso.

 

Nuestros objetivos no han cambiado. Creemos que corresponde a los Estados garantizar que no se envían armas a lugares en los que existe un riesgo muy claro de que se utilicen para cometer graves violaciones contra el derecho internacional humanitario y los derechos humanos. El Tratado sobre el Comercio de Armas debe ser jurídicamente vinculante, si bien su cumplimiento ha de dejarse a los Estados. Debe abarcar toda clase de armas convencionales, incluidas las pequeñas y las ligeras, y todo tipo de munición. Queremos también que sea un tratado que contribuya a incrementar la transparencia e impedir la desviación de armas del mercado legal a las redes de tráfico ilícito.

 

La Asamblea General de la ONU debe decidir, en su 67º período de sesiones, cómo se propone culminar esta tarea. Estimamos que la mejor forma de lograr nuestros objetivos es que el proceso negociador prosiga en el marco de las Naciones Unidas y que en él participen todos los agentes interesados. Debe basarse en los avances ya obtenidos en julio, tomándose el último proyecto de texto como punto de partida para futuros debates. Deseamos que la Asamblea General apruebe un nuevo mandato para celebrar una segunda conferencia lo antes posible, en 2013.

 

Puesto que nos contamos entre los principales exportadores de Europa, nos incumbe una responsabilidad especial en este terreno. Deseamos concluir un Tratado sobre el Comercio de Armas sólido, robusto, eficaz y jurídicamente vinculante, a fin de hacer del mundo un lugar más seguro y de reducir el número de víctimas inocentes de la violencia armada.

 

Instamos hoy a nuestros Gobiernos, a la sociedad civil, a la industria de la defensa y a todos los ciudadanos a que nos presten su apoyo para continuar las negociaciones encaminadas a acordar un Tratado en el marco de las Naciones Unidas. Nuestro deseo es que se inicie lo antes posible una nueva ronda de negociaciones. Hace ya tiempo que debíamos contar con un tratado de estas características: estamos dispuestos a completar nuestra labor y a lograr que el proceso culmine de forma fructífera.

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