Campo califica el plan de gestión del lobo como “fallido” y denuncia “la elevada conflictividad social"

Campo califica el plan de gestión del lobo como “fallido” y denuncia “la elevada conflictividad social"

El diputado pide a la consejera abandonar  inversiones “faraónicas e irrelevantes” para nuestra fauna silvestre y aplicar medidas que reviertan directamente en las especies más emblemáticas, como el oso o el urogallo

 

 (Oviedo) El diputado de FORO y portavoz de Agroganadería, Juan Ramón Campo, ha pedido a la consejera de Agroganadería y Recursos Autóctonos, María Jesús Álvarez, que rectifique sus políticas y abandone “esfuerzos fastuosos de inversiones faraónicas e irrelevantes para nuestra fauna silvestre, centrando los esfuerzos en medidas más concretas y reales, aunque quizás menos populares, o populistas, que reviertan de una forma más directa, en el beneficio de las especies más emblemáticas de la fauna silvestre asturiana”.

 

En su fijación de posición, Campo se ha referido al oso pardo, que “continúa con la mayor parte de los problemas que tenía, agravados ahora con situaciones tan lamentables como las que se encuentran ciertos ejemplares emblemáticos de la especie, como Paca y Tola, que fueron acicate turístico de tres concejos, y que hoy se encuentran confinadas en un recinto menor y menos propio del que sería deseable”. “Tampoco podemos olvidar el reciente caso del oso de Porley, gestionado por los mismos que lo hicieran en el desgraciado caso del oso Cuervo, con un final idéntico”, ha destacado Campo, que cree que se sigue sin un protocolo claro de actuación, sin medios materiales y humanos adecuados, ni adecuadamente organizados y gestionados. “Lo sucedido en este caso impera la exigencia de responsabilidades políticas, y nos lleva a exigir el cese inmediato de los responsables de una negligencia de tal envergadura, puesto que probablemente, no cabe esperar su dimisión”, ha pedido el diputado.

 

Juan Ramón Campo calificó el plan de gestión del lobo como “fallido”, y denunció “el desequilibrio existente en la balanza entre el predador y su coexistencia con las especies cinegéticas y domésticas, que supone una elevada conflictividad social y grandes pérdidas económicas”. Campo exige que se adopten soluciones más adecuadas que “garanticen su coexistencia en el tiempo y en el espacio con el hombre y las demás especies del ecosistema, lejos de peligros como el veneno, que afecta a otras muchas especies, utilizado, por desgracia, por el descontento generalizado de los afectados”.

 

El diputado también denunció la situación del urogallo, “en franco retroceso, prácticamente avocado a la desaparición de facto de nuestros montes”. Campo cree que no tienen “una protección adecuada, digna de su estatus, asediado por los mismos factores que lo han llevado hasta el lugar donde se encuentra, entre los cuales se encuentra la acción de los depredadores, sobre la que no se actúa en modo alguno, o el cambio de hábitat forzado por la proliferación desmesurada de matorrales, en los montes, en lo que parece una espera resignada hasta el momento de su extinción final”.

 

“Lo único que parece haber sido un denominador común, es el afán por la grandiosidad, que ha devenido en la construcción de inmuebles como la Casa del Urogallo en Tarna, el centro de Recuperación de la Fauna Silvestre en Sobrescobio, o la del Lobo en Belmonte de Miranda, que nada han aportado a la conservación de estas especies, y que también ostentan un mismo denominador común entre sí, como es  el encontrarse vacíos, sin uso, sin plan de viabilidad ni de gestión que justifique su practicidad, y que desgraciadamente ahora, resultará difícil, dotarlos, por causas evidentes, a pesar de haber supuesto ingentes inversiones económicas, que ahora no obtienen sus frutos”, criticó Campo.

 

El diputado anunció que su grupo va a reclamar un cambio en las políticas “que permitan afianzar al oso pardo, con planes de emergencia rigurosos y realmente dotados y que permitan la actuación diligente y adecuada en casos de emergencia como el del oso de Porley”. “También abogamos por un nuevo enfoque en la gestión del Urogallo Cantábrico, antes de que sea demasiado tarde, con un plan exhaustivo y riguroso de protección y gestión que garantice la viabilidad de las poblaciones y su expansión, y con respecto al lobo, exigimos un giro radical, que no implique un proteccionismo extremo, y que pase por una indemnización acorde, y diligente de los daños que ocasiona esta especie, al tiempo que se logre una gestión más económica para las arcas públicas, que redunde a su vez, en un control poblacional, en aras a evitar el actual desequilibrio, que, además de la gran conflictividad social que provoca, supone elevadas pérdidas económicas para administración y administrados, y un grave perjuicio para nuestros ecosistemas”, añadió.

 

Campo cree que el problema “no parece radicar tanto en las propias especies, o en sus causas endógenas, sino en el factor humano, o causas exógenas, que van desde la simple inactividad, a la mala gestión, que de no ser objeto de un cambio radical, me atrevo a responsabilizar a los actuales gestores de problemas tan graves en un futuro no muy lejano”.

 

Dejar un comentario

captcha