La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos condenó hoy a las autoridades sirias por la represión violenta de las manifestaciones pacíficas que llevan a cabo sus ciudadanos y las urgió a dejar de atacar a su propio pueblo.
Navi Pillay se refirió a las denuncias del uso de tanques, artillería y francotiradores para disolver las protestas.
El portavoz de Pillay, Rupert Colville, señaló que han recibido reportes de más de 1.100 muertos y al menos 10.000 detenidos desde que empezaron las movilizaciones en marzo pasado.
“Las autoridades del gobierno parecen continuar su política de aplastar cualquier protesta o muestra de disidencia, es sumamente alarmante. ¿Cuánto tiempo durará esta situación? ¿Cuánta más gente morirá?”, dijo Colville.
Agregó que Pillay solicitó nuevamente al gobierno de Siria que permita la entrada al país de una misión investigadora del Consejo de Derechos Humanos de la ONU para que evalúe las circunstancias de las presuntas violaciones de las garantías fundamentales.
El portavoz subrayó la importancia de que los responsables de los abusos denunciados sean juzgados de acuerdo con la ley.
Pillay repudió también la supuesta tortura y asesinato de un niño de 13 años por las fuerzas de seguridad sirias y afirmó que su desmembramiento es un símbolo de la intención de reprimir cualquier protesta.