Médicos Sin Fronteras (MSF) trabaja para atajar la epidemia de Ébola declarada a mediados de agosto en el noreste del país. Hasta ahora, 14 personas han muerto a causa del brote de esta fiebre hemorrágica que no tiene tratamiento ni vacuna.
Los nuevos casos de Ébola confirmados durante la última semana hacen que el fin del brote aún esté lejos de ser una realidad. Actualmente hay dos personas ingresadas en el centro de tratamiento del hospital de Isiro, epicentro de la epidemia, en la provincia Oriental de República Democrática del Congo (RDC).
“El último caso confirmado llegó al centro el día 2 de septiembre”, explica Olimpia de la Rosa, coordinadora de emergencias de MSF. Para que un brote de Ébola se dé por extinguido oficialmente, tienen que pasar 42 días sin ningún nuevo caso confirmado.
El equipo de MSF, formado por casi 80 personas, está colaborando con el Ministerio de Salud congoleño y otros organismos para proporcionar tratamiento sintomático a los pacientes, evitar la expansión de la enfermedad y desarrollar actividades de promoción de la salud. El personal sanitario local ha recibido formación para detectar precozmente a los pacientes con síntomas de Ébola. Pronto MSF ofrecerá además ayuda psicosocial para los pacientes y sus familiares.
El Ébola es una fiebre hemorrágica sin tratamiento ni vacuna que tiene una alta tasa de mortalidad. A finales de julio se declaró otro brote de este virus en el oeste de Uganda, pero las epidemias no están relacionadas, ya que son de cepas diferentes. En Kibale (Uganda), la intervención de MSF con la colaboración del Ministerio de Salud ha dado sus frutos y está cerca de concluir. No hay ningún nuevo caso confirmado desde el 4 de agosto.
foto: Hospital de emergencia organizado por MSF para atajar el brote de Ébola en Uganda. © Agus Morales/MSF