Santander, 6 de septiembre de 2012.- El ensayista, cuentista, poeta, políglota y filólogo mexicano Ernesto de la Peña, ha recibido hoy el XXVI Premio Internacional Menéndez Pelayo -convocado por la UIMP y el Colegio de México (COLMEX)- con el que, aseguró, reafirma su “vocación existencial” en el ámbito de las Humanidades y gracias al cual se siente, como mexicano, “más comprometido” con su tarea de investigación.
Tras agradecer la distinción, De la Peña recordó al “sabio” que da nombre al galardón, Don Marcelino Menéndez Pelayo, del que dijo fue “maestro de generaciones de grandes eruditos” y cuya labor, aún hoy en día, “sigue siendo imprescindible”. “Pocos casos hay como el del polígrafo santanderino”, añadió el escritor, quien a continuación pronunció el texto ‘Las realidades en El Quijote’.
Así lo señaló De la Peña en el acto de entrega celebrado en el Palacio de La Magdalena, y al que no pudo asistir ya que no le fue posible viajar a España. De tal forma, la cita tuvo lugar en un doble acto entre Santander y México a través de videoconferencia, y contó, además de con el escritor y lingüista, con la participación de la ganadora del XXIII Premio Menéndez Pelayo, Margit Frenk desde el COLMEX, y el encargado de la laudatio, el director de la Academia Mexicana de la Lengua Española, Jaime Labastida, que intervino a través de un vídeo.
En la sede santanderina de la UIMP, la ceremonia de entrega estuvo presidida por el rector y la secretaria general de la institución académica, Salvador Ordóñez y Myriam González, respectivamente, que compartieron mesa con el embajador de México en España, Francisco Javier Ramírez Acuña, quien recibió el Premio en nombre del galardonado.
En su laudatio, Labastida destacó el carácter “multifacético” de De la Peña, que es conocedor de treinta y tres idiomas y domina profundamente “asuntos tan diversos que pueden causar espanto”. “Es un monstruo de la naturaleza en su sentido amplio de portento y prodigio”, apuntó el director de la Academia Mexicana de la Lengua.
A su juicio, del distinguido con el XXVI Premio Internacional Menéndez Pelayo “asombra lo tardío” de su escritura, así como su “curiosidad intelectual que no conoce límites”. “De la Peña es un hombre insólito, pero más aún en un país como México, tan alejado del cultivo de las lenguas clásicas”, comentó Labastida.
El académico le calificó además como un “maestro de la oralidad” y agregó que, “a diferencia de otros intelectuales”, ha sido “testigo de sí mismo” y “se ha prodigado en textos admirables”. Para Labastida, también sorprende que, a pesar de ser agnóstico, a De la Peña “no le son ajenos los sentimientos religiosos”.
El embajador de México en España confesó que para él constituye “un motivo de satisfacción” recibir este Premio en nombre de Ernesto de La Peña, ya que, además, representa la quinta ocasión que se otorga a un mexicano. Así, recordó que algunos de los “exponentes de la más alta cultura” de su país como son Octavio Paz, Carlos Fuentes, Margit Frenk y Miguel León-Portilla ya obtuvieron esta distinción.
Antiguos premiados
Por su parte, la hispanista Margit Frenk dio la bienvenida al galardonado a lo que calificó el “grupito de mexicanos honrados con el maravillosos Premio” y recordó la figura del mecenas Eulalio Ferrer, creador de esta distinción. “Te deseo lo mejor, espero que pronto puedas viajar a Santander, subir al Palacio de La Magdalena y disfrutar de la espléndida vista del Mar Cantábrico”, dijo a De la Peña.
El anterior premiado y actual director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha, quiso estar presente en el acto a través de un vídeo, en el que describió a De la Peña como “un sabio humilde, verdadero y gran divulgador”, y uno de los hombres que, en su opinión, “más se aproxima a la figura de Menéndez Pelayo”.
“Siempre haré votos porque ese magnífico galardón, que ha adquirido ya tanto prestigio internacional, se mantenga y se siga concediendo con la misma seriedad y justicia como hasta ahora”. Con estas palabras del Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, también distinguido con el Premio Internacional Menéndez Pelayo, abrió su discurso el rector, y disculpó al escritor, a quien fue imposible asistir.
En un acto que ha permitido la “unión cibernética virtual” entre las dos orillas del Atlántico, el rector quiso rememorar la figura de Eulalio Ferrer, un hombre “de infinita generosidad” que dedicó “incansables esfuerzos” a tender puentes intelectuales y morales entre España e Hispanoamérica y que ejerció como mecenas de este Premio.
La secretaria general de la UIMP fue la encargada de pronunciar el acta de entrega del galardón -que consiste en una dotación económica de 34.000 euros y la Medalla de Honor de la UIMP -, que fue instituido por la UIMP en 1986 con el objetivo de reconocer el trabajo de los nombres más destacados de las letras y las ciencias de los países de habla hispana y portuguesa y que fue otorgado al escritor mexicano “por su preocupación por la transmisión del saber y el acceso a la cultura de las nuevas generaciones”.
El jurado -presidido por el rector de la UIMP y compuesto por el académico de la Lengua Salvador Gutiérrez Ordóñez; el presidente del Grupo PRISA, Ignacio Polanco; la directora de Relaciones Culturales y Científicas de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), Itziar Taboada Aquerreta; el galardonado con el Premio en la pasada edición, Víctor García de la Concha, y la secretaria general de la institución, así como por el presidente y director general de El Colegio de México, Javier Garciadiego; la presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Consuelo Sáizar, y el propio Labastida-, también valoró sus múltiples facetas como autor y por su larga carrera como “gran conocedor de lenguas clásicas y modernas”, y su “reconocimiento internacional”